

Desde que el escenario de la política argentina pasó del formato partidos políticos al de "divismo" son variados los canales y los formatos por los que surge un candidato respecto de otro.
Un camino es la propia iniciativa de convertirse en alternativa política. Son varios los dirigentes en el orden nacional que se han instalado de esta manera, y aunque a simple vista parezca que estos dirigentes tienen una carrera vertiginosa por su instalación mediática, el electorado es menos compulsivo y requieren pasar varias pruebas electorales para por ejemplo ser elegidos en cargos ejecutivos.
En el caso de los partidos ya constituidos y en los momentos en que debe surgir un o una candidata para determinada elección general, las características que se deberían tomar en cuenta son -de alguna manera- las tradicionales y las que ante todo se relacionan con la posibilidad de un buen vínculo con la opinión pública.
Sabemos de excelentes dirigentes políticos o sociales que si bien pueden ser "cuadros" para la política carecen del "don" para poder comunicarse con la sociedad de manera fluida, clara y que despierte confianza. De todos modos no siempre este atributo es considerado y son muchos los casos en los que por compromisos o respeto por la carrera política de algunos dirigentes, terminan encabezando listas personas que ya no representan o no logran cubrir los requerimientos del electorado.
Lo que muestra que también a veces la manera de elegir puede ser caprichosa y no siempre responde a demandas del electorado.
En otros casos y para elecciones legislativas o municipales se eligen candidatos para ir instalándolos en la sociedad, y en todo caso preparándolos para elecciones ejecutivas o de rango nacional. Es esta una forma de entrenamiento e instalación, estos casos son posibles cuando el partido o el "sello" tracciona lo suficiente como para no necesitar del valor agregado del candidato.
En general los partidos políticos o agrupaciones políticas son conscientes a pesar de todas estas variantes que lo que prima para ungir a un candidato es aquello que mencionábamos más arriba sobre la comunicación y que puede ampliarse a un atributo que nosotros denominamos "enlace emocional" con la sociedad.
De nada sirve y está probado que si se eligen candidatos que solo tienen buen vínculo con sectores económicos o corporaciones, las probabilidades de éxito son escasas si no está presente el enlace emocional del dirigente con la sociedad.
Así que si bien no es cuestión, como ya sabemos, de "ir por la vida" siguiendo a pie juntillas resultados de encuestas o lo que la opinión pública demanda, por lo menos recordar que resulta muy difícil, persuadir, conducir, hasta a veces ser escuchado sino se transmite confianza, cercanía, sencillez, contención y agrado para con el otro. Con estas condiciones cubiertas resulta más fácil ganar las voluntades del electorado y por qué no de los recursos necesarios para llevar adelante una campaña electoral.







