

El adelantamiento de las elecciones legislativas refleja que los mecanismos democráticos partidarios para la elección de candidatos parecen haber perdido importancia. Si no fuera así la nueva fecha propuesta hubiera dependido de los tiempos para hacer elecciones internas; la mayoría de las cartas orgánicas requiere determinados plazos y los partidos no pueden cumplir esos cronogramas.
Ese mecanismo fue reemplazado (hace ya un tiempo largo) por las encuestas. Las técnicas de investigación social han evolucionado de tal manera que tienen la posibilidad de reflejar con un alto grado de veracidad qué espera la sociedad en cada momento. Queda, para la conducción partidaria, la tarea de interpretarlas y actuar en consecuencia.
La tarea será, entonces, estudiar a la sociedad a través de dos tipos de encuesta: una encuesta cuantitativa orientada al candidato y que reflejará numéricamente su posición relativa, cómo se encuentra respecto a sus competidores, cuál es su piso electoral, cuál es su techo y otros datos mensurables. Y otra, orientada a la sociedad, mucho más importante en el momento de armar una propuesta electoral y es la llamada encuesta cualitativa. Esta refleja las demandas sociales, lo que espera la sociedad de sus dirigentes, cuál es el perfil del candidato que puede satisfacer esa demanda, cuáles son los temas que debe atender y en qué orden, entre otras cosas.
La encuesta cualitativa reflejará distintas urgencias sociales de acuerdo a si la elección es para cargos ejecutivos o para cargos deliberativos. En el primer caso, el mayor peso caerá sobre las espaldas del candidato al cargo principal, gobernador, presidente, intendente. En el segundo caso la propuesta electoral puede equilibrarse en los distintos perfiles que existen en una lista colectiva y, por lo mismo, la propuesta puede ser más abarcadora y completa. Puede elegirse una lista que contenga distintos perfiles de acuerdo a lo que previamente se investigó que la sociedad prefiere.
Armarse una propuesta electoral a la medida de lo que la sociedad valora y está dispuesta a votar.
La encuesta tiene la particularidad de medir a la sociedad en su conjunto o en segmentos previamente elegidos. Mientras la elección interna es la propuesta de un partido, la encuesta es una foto de la sociedad.
Este mecanismo es justamente eso, una técnica y como tal tiene valor neutro. La significación se la darán quienes la utilicen de una u otra forma, quienes privilegien una u otra parte del mecanismo que describimos. Quienes pongan el peso en lo cuantitativo pueden tener el problema de soslayar la opinión pública que es cuantitativamente minoritaria, pero cualitativamente más importante. Quienes den mayor importancia a lo cualitativo pueden forzar el perfil de un candidato para que esté de acuerdo a lo que la encuesta refleja y generen una imagen que la persona después no pueda sostener y termine decepcionando a la sociedad que lo votó. Sobran ejemplos de los dos casos. Un candidato, una lista es, a la vez, una propuesta a la sociedad pero también, y tal vez más importante, es una manera de concebirla.







