“No puede pretenderse un liderazgo en forma aislada”

Cuando se intenta analizar si un ámbito territorial determinado puede ser considerado como eje de desarrollo de una región lo que principalmente hay que observar es si se puede hablar de una visión de futuro conjunta; o sea, si hay un rol de liderazgo para una estrategia de desarrollo integral a fin de obtener mejores resultados no sólo económicos y sociales, sino también culturales, ambientales, políticos e institucionales. Siguiendo a Amartya Sen, este desarrollo debe ser entendido como la ampliación de la capacidad de los individuos para hacer elecciones.
Para ello, es necesario realizar un análisis muy crítico de la realidad en la que se basará ese futuro, evaluando fortalezas y debilidades del agregado; tener una visión clara y consensuada del cuál es el futuro que se desea para la región; la elaboración de un conjunto de proyectos articulados y la posibilidad de elaborar indicadores que permitan monitorear si se está trabajando en el sentido deseado.
Y en la construcción de todo este esquema resulta fundamental preguntarse si la iniciativa privada cuenta con un espacio de compromiso y acción, y si hay recursos implicados -tanto públicos como privados- para lograrlo.
Por todo lo expuesto, es por demás claro que no puede pretenderse un liderazgo en forma aislada y fuera del contexto; aun cuando se reúnan ciertas condiciones propicias.
Tucumán cuenta con una posición relativa bastante favorable dentro del NOA para desempeñar -al menos en principio- un rol de estas características, si se tienen en cuenta algunos indicadores económicos y sociales. Pero estos indicadores también tienen sombras: alto endeudamiento; elevada presencia pública en el gasto; un mercado laboral con informalidad, difícil de disminuir, y un porcentaje importante de recursos públicos -originados en mecanismos nacionales discrecionales de reparto- que condicionan una proyección clara sobre su permanencia en el tiempo.
A la vez, necesita articular, como se ha expresado, acciones inclusivas e integradoras con el resto de las provincias que componen la región, para lo que se deberá definir de manera inequívoca esa visión de futuro conjunta que resulta ineludible.
La coyuntura nacional atraviesa un momento muy complicado, donde la incertidumbre se ha generalizado en los diversos sectores; y las reglas básicas sobre las que los países normales elaboran su destino sufren modificaciones casi permanentes. Una de esas reglas básicas, que afecta la posibilidad de construir estrategias de mediano y de largo plazo, radica en la postergación; se van a cumplir 12 años de una nueva ley de coparticipación impositiva nacional, donde queden erradicados los mecanismos discrecionales de otorgar recursos a las provincias y se establezcan pautas claras, equitativas y eficientes de distribución.