Un golpe al corazón

Todo estaba preparado para otro festejo. España esmeriló la condición de favorito de Argentina y ganó la "Ensaladera de Plata".

CAMPEONES. Todos los jugadores y miembros del equipo español abrazan a Fernando Verdasco tras el partido. REUTERS CAMPEONES. Todos los jugadores y miembros del equipo español abrazan a Fernando Verdasco tras el partido. REUTERS
24 Noviembre 2008

MAR DEL PLATA.- La ausencia de Rafael Nadal, el apoyo masivo del público y una cancha elegida a gusto amalgamaban la ilusión de alzar la Copa Davis por primera vez. Pero España se encargó de esmerilar las aspiraciones locales, y el tenis de Fernando Verdasco, de darle el tiro final con un triunfo sobre José Acasuso, por 6-4, 6-7 (3-7), 4-6, 6-3 y 6-1, en casi cuatro horas de juego. España fue un claro ganador, por 3 a 1.
Acasuso (jugó en reemplazo del lesionado Del Potro) salió al ruedo con la mochila pesada de salvar a la Argentina para estirar la definición con Nalbandian-Feliciano López.
El misionero, 48º en el ranking y poco adepto a las canchas rápidas, hizo lo que pudo, con más ímpetu y corazón que buen tenis. El público le perdonó cada error que cometió.
El zurdo Verdasco se llevó el primer set por 6-4 tras quebrar en el sexto juego a Acasuso, que cometió muchos errores no forzados. En el segundo, “Chucho” metió corazón y fuerza, y mostró mayor confianza, mientras el público alentaba ruidosamente. El misionero quebró en el segundo game; en el tercero lució el mejor tenis que se le vio y lo ganó por 6-4 gracias a un ace y a un par de devoluciones perfectas.
Pero desde el sexto game del cuarto set Verdasco enhebró su victoria. Primero cerró el parcial 6-3 y comenzó con un 3-0 el set decisivo. Acasuso pareció desmoronarse y con el quiebre en el séptimo, Verdasco pegó el grito y se dejó caer en la carpeta azul. La montonera colorada de los jugadores españoles se acurrucó en una cabecera de la cancha, mientras Acasuso explotaba en llanto.
Esta vez había un dolor grande. Hubo estrategias para neutralizar el poderío de Nadal en polvo de ladrillo. Hubo roces entre gobiernos por la sede que amagó con irse a Córdoba y terminó en Mar del Plata.
Era una oportunidad única, y será difícil que se repita. Todo estaba preparado para el festejo de unos, pero fue de otros. (DyN)

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