
ASISTENCIA COMPLETA. En la capilla de unidad, guardiacárceles, funcionarios, reclusos y actores no se perdieron de ver la película. LA GACETA / FRANCO VERA

El comienzo del Festival Tucumán Cine 2008 tuvo ayer algunos contratiempos: en la cárcel de Villa Urquiza la actividad se inició con más de una hora de retraso, y en las salas de cine del shopping Portal Tucumán, varios horarios se modificaron. Además, algunos directores como Rodrigo Espina, pegaron el faltazo. Sin embargo, la magia del cine borró los altibajos y mostró el lado más humano de los reclusos.
Para la presentación de "El piano mudo", se hicieron varios discursos. El subsecretario de Seguridad Social, Ernesto Salas, contó detalles del proyecto, y reveló que le pidió al director Zuhair Juri que no mostrara mucho los techos, y que en el filme actúen los internos. "Durante el rodaje vivimos en libertad", indicó el funcionario. El recluso Adrián Laguna también se mostró complacido con la experiencia. "Tratamos de mostrar que después de una caída es posible que nos levantemos, aunque el sistema no de oportunidades", dijo. Y, por su parte, Juri aclaró que la película "era un borrador de borradores" y que aún faltaba trabajar la parte técnica. También hablaron un empleado y el director de la penitenciaría.
Los actores habían estado esperando desde las 9.30 de ayer y los periodistas e invitados desde las 10, pero las puertas del penal se abrieron pasadas las 10.45. Había mucha expectativa en el ambiente, y cuando se apagaron las luces en la capilla muchos comenzaron gratamente a reconocerse en la pantalla grande. Otros -los menos- no aparecieron, porque el mismo director ya había advertido que por cuestiones estéticas, no todos serían incluidos. A los pocos minutos ingresó al lugar el ministro de Seguridad Ciudadana, Mario López Herrera junto a su esposa. Uno de los internos que trabajaron en la película le dijo a LA GACETA que fue una experiencia muy buena. "Es la primera vez que actúo. Estoy muy orgulloso y contento", señaló. "Y claro, hacíamos de presos, ¿de qué otra cosa vamos a hacer? Pero estamos felices porque hoy ha venido gente; es lindo conversar con los que vienen de la calle", agregó, sin tener tiempo para decir su nombre, porque en ese momento el director de la cárcel, Roberto Guyot, le advirtió severamente a este diario que no se podía hablar con los presos; ni siquiera de cine.
En los prolegómenos, muchos de los actores profesionales se la pasaban contando sus anécdotas. "Yo tenía que hacer de torturador y hasta me corrigieron cómo tenía que saludar", recordó entre risas, Daniel Elías, quien trabajó en la cárcel alrededor de dos semanas.
De Amaicha a Villa Urquiza
"El piano mudo", una obra que cuenta la biografía del pianista Miguel Angel Estrella, se inicia con escenas rodadas en Amaicha del Valle, adonde un personaje (interpretado por Oscar Zamora) lleva a conocer a los lugareños un piano, algo que nunca antes habían visto. El joven Estrella afirma que el piano y la música se la habían apropiado los ricos. "Pero esa música nació de los pueblos", dijo. Y luego comienza a interpretar "La pobrecita" (de Atahualpa Yupanqui). De repente, el pianista se entera de la desaparición de una joven del valle: allí toma contacto con la realidad del país, lo que lo sensibiliza totalmente. Posteriormente, el nudo central de la historia se instala en la cárcel, y concluye con un mensaje del pianista de fuerte contenido social y humanista.
El final fue el esperado: todos de pie aplaudieron la película.








