

Las cifras son elocuentes: el año pasado se vendieron en todo el país 45 millones de entradas de cine, pero únicamente 3,5 millones fueron para ver películas nacionales. El Incaa recibe 400 proyectos anuales, pero su presupuesto sólo alcanza para subsidiar a 45 realizaciones de ficción y otro tanto de documentales. La realidad es contradictoria: por un lado, una gran cantidad de filmes, que tienen mucha valoración en el exterior; por el otro, los espectadores, que poco ven este cine.
Para Liliana Mazure, la presidenta del Incaa, esta realidad tiene una explicación. "Nosotros detectamos que la gente quiere ver cine nacional pero no tiene dónde hacerlo", dijo. Mazure pasó raudamente ayer por el Festival Tucumán Cine: asistió en la cárcel de Villa Urquiza a la proyección de "El piano mudo", y por la tarde mantuvo una reunión con el gobernador José Alperovich."Quería venir aunque sea por un día porque estamos llevando a fondo una política federal; y estos tipos de eventos son fundamentales, y hay que estar y ver la gente", le dijo a LA GACETA.
- ¿Cómo evalúa el cine argentino?
- El cine argentino se ha convertido casi en un fenómeno, por la cantidad de talento, de creadores, de realizadores, y por la amplia temática de nuestras películas y el tratamiento que tienen. Argentina es una usina de talentos cinematográficos. El documental, por ejemplo, se ha desarollado con una riqueza mayor que la ficción. Pero tenemos que desarrollar el tema de la exhibición y de la comercialización, y de la comercialización a nivel internacional para que nuestro cine se vea más todavía; es una cinematografía muy valorada en el exterior.

- Afuera hay mucho reconocimiento, pero en el país, poco público.
-Es poco visto por los argentinos por el tema de la exhibición. Pero es un tema que existe en todo el mundo te lo aseguro; aquí se nota mucho más porque al haber tantos realizadores y tan buenas películas para ver, uno se pregunta "¿por qué no se ven? El problema es la falta de exhibición, de circulación, y es una cuestión que estamos tratando de resolver. A través de la exigencia de una cuota de pantalla tanto de salas como de televisión. Y también a través de las salas Incaa que estamos creando. Teníamos 19 y ahora son 23. En Tucumán estamos evaluando distintos proyectos, buscando lugares convocantes, donde la gente se sienta cómoda para abrir una sala; pero además, buscamos que estos lugares sean puntos de encuentro, espacios de debate. Nosotros detectamos que un gran sector de gente sí quiere ver las películas pero no tiene dónde verlas, y este es el problema central.
- Pero volvamos al tema del poco público argentino que ve cine nacional. ¿Por qué es así?
- Hoy el público está muy segmentado, no hay películas masivas. Una película majors como "Batman" tiene 300.000 espectadores en un país de 40 millones de habitantes, y eso no es masivo para nada. Estos filmes han cambiado de estrategia: ocupan casi todas salas comerciales con una entrada entre $ 15 y $ 20, llegan con una enorme cantidad de copias, las dejan cuatro semanas y las cambian. El problema está pasando en todo el mundo, por eso los europeos están dando ayudas para que se abran salas, pero para que se proyecte cine europeo.








