Sentado, con las manos cruzadas sobre el bastón, sin asistencia respiratoria y en la parte de atrás del furgón Peugeot Partner verde (patente EYZ-474) de Gendarmería Nacional, Antonio Bussi salió ayer, a las 12.45, del Centro Privado de Cardiología (CPC). Su destino fue el country de Yerba Buena donde cumple la prisión domiciliaria en la causa por la desaparición del senador Guillermo Vargas Aignasse.
Dejó el CPC tras 48 horas de internación (la mitad en terapia intensiva y el resto en una habitación común), donde le hicieron nuevos estudios cardiológicos y lo revisó durante la mañana el perito forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, José María David.
El martes, el militar retirado había llegado al centro asistencial alegando que sufría un fuerte dolor en el pecho, lo que motivó la suspensión de la audiencia en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal. Ayer, tras controlar los estudios que le realizaron y estar con el paciente, el cardiólogo dictaminó que Bussi está en condiciones clínicas de ir a la sala. Por ello, hoy se reanudará la reunión y concluirá la lectura de la acusación contra él y contra Luciano Benjamín Menéndez.
El profesional mantuvo una dura discusión, que habría llegado a los gritos, con los hijos del ex mandatario, Luis y Ricardo Bussi, acerca de la salud del octagenario general. Mientras David sostuvo su criterio basado en las pruebas realizadas durante la internación, los legisladores le reclamaron que considere el estado de estrés al que es sometido y que puede descompensarlo.
Durante la mañana, los hermanos Bussi estuvieron en el sanatorio y criticaron la actitud de la Justicia y del médico de la Corte. Tras la salida del ex gobernador, su hijo Ricardo apeló a la ironía: "según ese sabelotodo de Buenos Aires, que quiere enseñarles a los profesionales de esta provincia cómo atender a una persona, un hombre enfermo de 82 años está en condiciones de jugar al tenis con David Nalbandian".
"Mi padre está enojadísimo con esta situación, porque él quiere declarar, pero no puede hacerlo en medio de los montoneros y de los erpianos (militantes del ERP) que lo amenazan y le gritan. Le propuse al Tribunal Oral una salida intermedia: que se constituya en el sanatorio o en su domicilio, o que la audiencia siga sin público en la sala. No tuve respuesta. Parece que los jueces quieren el espectáculo por orden de Néstor Kirchner", afirmó el legislador, quien reconoció la dura discusión con David.