“Unicos dueños de la verdad”

“Unicos dueños de la verdad”

Punto de vista. Por Jorge Giacobbe - Politólogo - Director de la Consultora Giacobbe y Asociados.

13 Julio 2008
Como primera medida, hay que decir que todos los cauces irregulares son una consecuencia directa de causas irregulares. Es decir, cuando un río desborda porque fallan las defensas o los canales, tira agua desordenadamente en cualquier dirección. En la Argentina pasa algo similar. El no funcionamiento de las instituciones hace que la política se libre en las calles.
Lo que demuestra el resurgimiento de los métodos de protesta o de acción directa es que las instituciones no están en condiciones o no tienen vocación de encauzar las necesidades sociales. Y cuando esto ocurre, la sociedad se expresa de la única forma posible: con la misma violencia del que no escucha. Aparecen las manifestaciones callejeras, los cortes de ruta y la guerra verbal. Nos descalificamos, nos tildamos de nazis o de golpistas unos a otros.
Pero insisto, esta situación de convulsión social en el país tiene mucho que ver con el estilo confrontativo que exhibe el Gobierno nacional. Si quienes tienen la responsabilidad de gobernar propusieran en cambio un modelo de gestión reflexivo, la conflictividad se encauzaría por otro andarivel. Si sobraran análisis y mesas de discusión, todo circularía por otro lado.
Me parece también que en esta convulsión social juega mucho el pasado remoto del país, el ADN político de los argentinos. Lo que digo es que no nos cuesta demasiado entrar en la conflictividad. Lo positivo es que la democracia mejoró muchísimo; hace 25 o 30 años se podía matar a otro por una diferencia política, en cambio hoy la sociedad no lo permite. Ya no se mata con balas, en cambio siempre aparece el verbo subido de tono, la agresividad, la estigmatización. Se pretende hacer desaparecer al otro de cualquier modo. Insisto, en esto mucho tiene que ver el estilo de quienes gobiernan. Se consideran los únicos dueños de la verdad y tratan de eliminar al rival. Es una política setentista, pero sólo en términos verbales.
¿Cómo puede terminar todo esto? El martes lo veremos (N. de la R.: habrá manifestaciones del campo y de militantes oficialistas en Buenos Aires). Hace falta un estúpido para que se desate una tragedia. Hasta lo más insignificante puede provocar un desastre. El presidente del PJ está generando las condiciones de su propia derrota; está arriesgando a los argentinos a una cosa increíblemente loca. Es tal la ceguera que en la intimidad justifican sus actos diciendo “lo único que no vamos a entregar es la calle”.
Que la gente salga a las calles a protestar implica la presencia de una democracia vigente, porque el doliente debe hacer público su dolor para ser considerado. Y hay que tener en cuenta que estamos frente a una crisis de crecimiento. En estas, todo el mundo reclama lo suyo porque cree que es el momento de hacerlo, porque es posible obtener una respuesta favorable. En las crisis de economías retraídas, la gente se apichona, se resigna.
Lo que que me genera tranquilidad es que hay una ciudadanía muy prudente, que se aleja cuando aparecen los provocadores, los camisas negras enviados. Eso sí, todos tenemos que hacer fuerzas por la paz, porque hay una gran imprudencia en la Casa de Gobierno.

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