La estación de servicio Shell, de avenida Ejército del Norte y Mendoza cuenta con 15 empleados. Pero dos ya fueron licenciados con vacaciones y a otros se les adelantó su descanso semanal. "El despido es una opción válida", acepta Carlos Merletti, el socio gerente del establecimiento que bajó las ventas un 30 %, entre la carga de combustible, el bar, el lubricentro y el lavadero automático.
El problema radica en la infraestructura de Shell, con sede en Chile y despacho en Santa Fe. "Aducen que no hay crudo y que las destilerías son de nafta; no producen mucho gasoil", indicó Merletti.
El local recibió en dos semanas 10.000 litros de gasoil, cifra que obliga a vender con un tope de $ 50 por cliente. El caso empeora en la Shell de avenida Mitre al 300, donde recibieron 5.000 litros ayer a la mañana y cargan un límite de $ 30. Y en el local de avenida Belgrano y Viamonte una banda plástica de "peligro" cruza de punta los surtidores de gasoil y sólo funcionan los de GNC. "La situación es preocupante", indicó la encargada Cecilia Pulite.
Fue un día movido. Por la mañana, inspectores de Shell se interiorizaron de la situación de cara a la reunión que mantuvieron a la tarde en la Cámara de Comerciantes de Derivados del Petróleo, Gas y Afines (Capega). "La situación es muy grave. Nos quieren desabastecer. Shell no cumple con lo que debería haber entregado", indicó un directivo de Capega.