Ischuk dio una mano grande en los penales

Ischuk dio una mano grande en los penales

La consagración. El arquero atajó uno y luego convirtió el remate que definió la final a favor de los "decanos". Por Carlos Oardi, Redacción LA GACETA.

“EN VOS CONFIAMOS”. Verón saluda a su amigo Ischuk antes de los remates desde el punto del penal. El arquero terminó siendo la gran figura.LA GACETA / HECTOR PERALTA “EN VOS CONFIAMOS”. Verón saluda a su amigo Ischuk antes de los remates desde el punto del penal. El arquero terminó siendo la gran figura.LA GACETA / HECTOR PERALTA
16 Junio 2008
Lucas Ischuk llegó a Atlético para atajar. Y cumplió. Antes de comenzar la definición con remates desde el punto del penal, los hinchas imploraron para que sus manos se transformaran en una muralla para frenar los intentos de los jugadores de Racing. En el cuarto remate de la serie, se estiró y desvió el tiro de Hernán Fernández. Lo que nadie se imaginaba, hasta ese momento, es que se animaría a ejecutar el último remate. El que le dio el título a Atlético. El golero, cuestionado en algunos tramos de la temporada, terminó siendo la figura de la final. El héroe del ascenso.
"Espectacular. Esa es la palabra que usaría para expresar lo que estoy viviendo. Cerramos un año inolvidable para el plantel y para los hinchas. Todos tiramos para el mismo lado: los que están adentro y lo que estuvieron afuera", comentó, mientras disfrutaba las horas posteriores a la consagración junto con su familia.
Ischuk ya había desviado el remate de Hernán Fernández y sólo faltaba convertir el último de la serie para asegurar el triunfo. ¿Quién lo va a patear? Se preguntaron los hinchas. Entonces apareció la figura del "uno" para acomodar la pelota y asumir la responsabilidad. "Me tenía confianza y por eso lo pedí. No es la primera vez que ejecuto un penal en mi carrera. Incluso, después de los entrenamientos me quedo practicando. Por suerte lo convertí y festejamos", apuntó el arquero. Luego aclaró que nunca dudó del triunfo. "Aun cuando Alvarez erró el primer remate, estaba seguro de que ganábamos", expresó.
La final fue cambiante y los estados de ánimo se fueron modificando. "Todo fue alegría cuando estábamos 1 a 0 y sentí mucha bronca porque consiguieron el empate sobre el final del primer tiempo, en la única llegada que tuvieron. El alma me volvió al cuerpo cuando Verón puso el 2 a 1. Después me quería morir cuando marcaron el segundo gol. Por suerte fue anulado", señaló Ischuk, que en abril cumplió 28 años. El oriundo de Santa Isabel le dedicó el éxito a su papá, Américo, por el Día del Padre, y a su familia, que no pudo llegar por los cortes de ruta.
Los festejos se prolongaron hasta la noche. Del estadio fueron a la plaza y luego se organizó la cena de los campeones. Ahí estuvo Ischuk, el dueño de los aplausos.

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