A medida que pase el tiempo, la peligrosidad del violador serial que tiene aterrorizados a los vecinos del sur de la capital irá en aumento. Por eso los investigadores trabajan contra reloj. El miércoles y ayer distintas comisiones policiales, con psicólogos y asistentes sociales entre sus filas, comenzaron a interrogar a las víctimas del pervertido y a sus familiares. Les urge tratar de tener lo antes posible un perfil del sujeto, para poder acotar los campos de búsqueda.
Los investigadores ya casi no tienen dudas de que todos los ataques fueron perpetrados por el mismo individuo. Se trata de un hombre de unos 30 años, de 1,75 metro de estatura, delgado, de cabello corto lacio y de tez trigueña. Se lo sindica como una persona de buenos modales, “comprador”, tal como lo definió una de las víctimas, y que siempre utilizó el mismo modus operandi. Se acerca a las víctimas -a las cuales, aparentemente, elige cuando las mandan a hacer alguna compra- y les ofrece juguetes o caramelos para que lo acompañen. La mayor de las víctimas tiene 11 años, y la menor, 7.
Hasta el momento se denunciaron cinco ataques del depravado. En dos oportunidades las menores se negaron a acompañarlo y escaparon corriendo. En otras dos, las víctimas fueron ultrajadas. En el último caso -el viernes de la semana pasada-, la nena no fue violada, aunque el agresor la manoseó. Sobre la ropa de la víctima se encontraron manchas de semen.
Las denuncias están radicadas en las fiscalías II, de Carlos Albaca, VIII, de Adriana Giannoni, y IX, de María de las Mercedes Carrizo. Por orden del jefe de Policía, comisario general Hugo Sánchez, la investigación de todos los casos quedó en manos del comisario Miguel Gómez, jefe de la División Homicidios y Delitos Complejos.
Además, psiquiatras, psicólogos y asistentes sociales del Ministerio de Seguridad Ciudadana y del Poder Judicial están colaborando con los policías.
El testimonio de las víctimas es fundamental. Ellas son las que más pueden aportar datos del agresor, aunque los interrogatorios deben ser muy cuidadosos, dijeron los especialistas. Los profesionales tratan de establecer a qué tipo de delincuente se enfrentan. Puede ser un sádico o un psicópata, o ambos.
“Es probable que disfrute con el sufrimiento de la víctima, con ejercer su poder por medio de la violencia, más que con el goce sexual”, opinó uno de los investigadores.
Además, afirmó que están en presencia de un hombre con una enorme sangre fría. Tanto, que a las dos víctimas que violó luego las llevó en su moto hasta inmediaciones de su casa, para que no se perdieran, y a la última le dejó un papel escrito con la dirección de donde la había secuestrado para que los vecinos supieran dónde llevarla. En este caso, la menor apareció en calle French al 600, a más de 30 cuadras de su casa, en el barrio Alejandro Heredia.
Lo que los policías temen es que el pervertido “se aburra” y aumente el nivel de violencia, lo que lo puede llevar a matar. En el caso del viernes pasado estuvo a punto de matar a la víctima cuando, para evitar que gritara, le puso la mano en la boca, tal vez sin advertir que también le estaba tapando las fosas nasales, a raíz de lo cual la nena sufrió un principio de asfixia.
Los policías, además, están seguros de que el pervertido es de la misma zona en la que ataca. Por eso la búsqueda está centrada en ese sector.