28 Abril 2008
Uno de los principales problemas que sufre Latinoamérica, según advierte Víctor Tokman en su libro Una voz en el camino, es que no utiliza en toda su amplitud uno de los principales recursos con los que cuenta, que es el trabajo.
Sea cual fuere la política que los distintos gobiernos han aplicado, el denominador común en el subcontinente siempre ha sido millones de personas desempleadas o subempleadas, sumidas en condiciones precarias de existencia.
El autor advierte que el desasosiego en la región es producto del temor de muchos trabajadores a perder su relación laboral y sus ingresos. “La estabilidad y seguridad han sido reemplazadas por la flexibilidad de jornada, de horario, de remuneración, de funciones, y por la movilidad entre ocupaciones, empresas y sectores”, asegura el especialista de la Organización Internacional del Trabajo.
Para atacar este flagelo, los gobiernos regionales se enfrentan con dilemas contra los que no sirven las políticas del pasado. En los 80 y los 90, el mundo del trabajo cambió en forma radical. La celeridad de estas modificaciones es significativamente mayor que la posibilidad de reflexionar sobre ellas.
Tokman refuta la creencia generalizada de que el peor de los flagelos de la región es la desocupación. “Mientras uno de cada diez trabajadores está desempleado, cinco de cada diez son subempleados”, puntualizó.
Sea cual fuere la política que los distintos gobiernos han aplicado, el denominador común en el subcontinente siempre ha sido millones de personas desempleadas o subempleadas, sumidas en condiciones precarias de existencia.
El autor advierte que el desasosiego en la región es producto del temor de muchos trabajadores a perder su relación laboral y sus ingresos. “La estabilidad y seguridad han sido reemplazadas por la flexibilidad de jornada, de horario, de remuneración, de funciones, y por la movilidad entre ocupaciones, empresas y sectores”, asegura el especialista de la Organización Internacional del Trabajo.
Para atacar este flagelo, los gobiernos regionales se enfrentan con dilemas contra los que no sirven las políticas del pasado. En los 80 y los 90, el mundo del trabajo cambió en forma radical. La celeridad de estas modificaciones es significativamente mayor que la posibilidad de reflexionar sobre ellas.
Tokman refuta la creencia generalizada de que el peor de los flagelos de la región es la desocupación. “Mientras uno de cada diez trabajadores está desempleado, cinco de cada diez son subempleados”, puntualizó.
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