Ni los héroes de la Historia se salvan del rumor

Numerosas novelas basadas en figuras notables escarban en su intimidad para captar la atención del público.

CADENA DE CONFIDENCIAS. A medida que pasa de una oreja a otra, la versión se va modificando y adquiriendo características más escandalosas. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO CADENA DE CONFIDENCIAS. A medida que pasa de una oreja a otra, la versión se va modificando y adquiriendo características más escandalosas. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
06 Abril 2008
“¿Quién decide qué es un chisme y qué es un hecho histórico incontrovertible?”
“Todos los caudillos argentinos unitarios y federales -tan bárbaros unos como otros- tuvieron una turbulenta vida amorosa”.
Ambas frases pertenecen a Eduardo Belgrano Rawson, autor de “Noticias secretas de América” y de otras novelas históricas.
En este género literario se destaca -por ejemplo- “El general en su laberinto”, de Gabriel García Márquez, que refleja las pasiones privadas del Libertador.
Del lado de la investigación, ya no de la novela, también se insiste en datos que llaman la atención de la gente, como la presunta condición de mestizo (hijo de una india y un español) del general José de San Martín. O los supuestos modales afeminados de Manuel Belgrano.
Durante las últimas décadas, un revisionismo que algunos califican como “light” y la narrativa de ficción se ocuparon de revelar costados íntimos de la vida de los próceres, a riesgo de que el público tomara como ciertos algunos datos de dudoso origen. Para los historiadores rigurosos, la estrategia de divulgar chismes sobre personalidades de tal dimensión responde a la búsqueda de márketing editorial.
“Hoy el escritor o el historiador se propone escribir sobre los temas que llaman más la atención, para que su libro sea un best seller”, afirmó la historiadora Celia Terán. Cuenta que desde la edición del libro que escribió junto con Carlos Páez de la Torre (h) sobre la escultora Lola Mora, la gente siempre le preguntó acerca de los amores de la artista con el general Julio Argentino Roca. "No les interesa el perfil artístico e histórico de Lola Mora, sus referentes, la esencia del personaje, sino el chisme”, argumentó.
Respecto de la excusa de que contar los entretelones amorosos permite llevar al prócer a una dimensión humana, Terán adujo que “la dimensión humana no siempre está entre las sábanas. Pero los disparadores del interés de los lectores de hoy son las relaciones humanas, el sexo, la pornografía, la violencia y otras cosas que están muy presentes en la televisión y en la noticia cotidiana -señaló-. El libro ya no se vende si no aparece en las noticias. Hasta las religiones se ven afectadas, como ocurre en ‘El Código Da Vinci’”.
Tal como sucede en el ámbito periodístico, donde la noticia escandalosa se gana la atención de la mayoría del público, en el mercado editorial los objetivos de venta han sobrevaluado al chisme histórico.

Versiones sobre Belgrano
“Uno de los casos típicos es la afirmación de que Belgrano era afeminado. Pero, ¿cómo podemos saber eso? En los retratos aparece con esas características, de belleza y refinamiento, pero hay datos históricos que prueban que tenía una vida amorosa muy activa con las mujeres", aclaró Terán.
Entre las motivaciones que llevan al público a consumir toda clase de chismes, no sólo está la curiosidad morbosa sino también el afán de contar con un tema de conversación interesante. “El chisme histórico hace más divertida la rueda y, a la vez, la persona que lo saca a relucir queda como ‘culturosa’, como alguien que ha leído. Todos estamos incluidos en esa tendencia de nuestra sociedad contemporánea -dijo la historiadora-. Yo también leo ese tipo de cosas y me divierto”.

Los chismosos se pueden clasificar en varios tipos

LOS MEDIOCRES.- Son aquellos que debido a su incapacidad, que  les impide a ascender a posiciones mejores en lo material, en lo social y hasta en lo político, utilizan el chisme para ganarse la simpatía de quienes en determinado momento monopolizan alguna influencia para obtener de ellos algún favor o ayuda.

LOS ENVIDIOSOS.- Son los que utilizan el chisme para dañar moral o materialmente, porque les produce pesar o tristeza el ver que otros tengan bienes.

LOS FALSOS. - Son aquellos que ocultando sus verdaderos sentimientos o su verdadera identidad, utilizan habitualmente el chisme para pervertir o disfrazar la verdad en perjuicio de alguien. ‘

LOS MALVADOS. -No cabe duda que el chismoso es un malvado. Lo que lo hace peor, es que todo lo hace deliberadamente. Sabe que causa mal a la persona de quien habla el chisme, pero no le preocupa.

OTRAS CARACTERISTICAS:
• Investiga todo lo que ocurre en el medio en que vive, para ir a informarlo.
• Es un jactancioso.
• Es alguien que solamente ve lo negativo de otros.
• Usa la adulación para crear contiendas.

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