"Martita" soñaba con un futuro como contadora

"Martita" soñaba con un futuro como contadora

La joven santiagueña a la que mató su esposo el domingo en Tucumán cursaba tercer año en la Facultad de Ciencias Económicas. En medio del dolor de familiares y amigos, ayer se realizó el sepelio en el cementerio municipal de La Banda. La pareja estaba planeando un viaje a Córdoba.

Pablo Amín en una foto que se sacó para publicitar productos dietéticos. Esta es la imagen del “después”. Pablo Amín en una foto que se sacó para publicitar productos dietéticos. Esta es la imagen del “después”.
30 Octubre 2007
LA BANDA.- (Miguel Velárdez, enviado especial) María Marta Arias solía levantarse antes de las 8 para concurrir a la facultad. Según sus amigos, parecía entusiasmada con sus estudios y había obtenido buenas notas en los últimos exámenes. "Martita", como la llamaban todos los que la conocían, cursaba el tercer año de la carrera de Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Este año, sólo había perdido la regularidad en una materia, ya que había estado internada en Córdoba, para someterse a estudios médicos a mediados de setiembre. Aquel viaje lo había hecho junto a su esposo, Pablo Antonio Amín, el hombre que en la madrugada del domingo la asesinó en una de las habitaciones del hotel Catalinas Park, en Tucumán.
Según relataron familiares y amigos de la víctima, en aquel entonces, María Marta visitaba a especialistas que, finalmente, le diagnosticaron lupus. Ella supo asumir la enfermedad con madurez y no había perdido la ilusión de quedar embarazada. "Tomaba una medicación diariamente y le habían dicho que si cumplía con el tratamiento al pie de la letra, tendría que esperar por lo menos un año para intentar quedar embarazada. Para evitar que su piel estuviera expuesta al sol, como le habían aconsejado los médicos, ella solía usar un sombrero y anteojos negros cada vez que salía de su casa", relató uno de los amigos.
Pablo, por su parte, estaba entusiasmado con la idea de conocer a su segundo sobrino, que había nacido en Córdoba. Por eso, ya estaban planificando un nuevo viaje. Así se lo dijo a un vecino, que relató su última charla con Amín antes del fatídico viaje a Tucumán.

En silla de ruedas
Ayer, durante el velatorio de "Martita", su madre, María Marta Alonso, sufrió una descompensación tan fuerte que no pudo mantenerse en pie y tuvieron que recurrir a una silla de ruedas para trasladarla dentro y fuera de la sala funeraria. En otra silla de ruedas se movilizaba su esposo, Juan Manuel Arias, a quien, a causa de una diabetes, le amputaron una pierna.
Claudio Arias, hermano de "Martita", es alto y corpulento como su cuñado Pablo. Ayer se quebró en el momento en el que depositaron el cajón en el mausoleo del cementerio municipal. El hombre, a los gritos, insultaba a su cuñado y soltó la rabia contenida desde el domingo, cuando se enteró de lo que había sucedido en Tucumán. El hermano de "Martita" solía compartir algunos almuerzos en la casa de la joven pareja, en calle Cervantes 234 de esta ciudad bandeña. "El adoraba a su hermana. Lo que pasó lo destruyó", contó un allegado. Los detalles del asesinato de "Martita" fueron repetidos ayer por las emisoras santiagueñas durante todo el día. También se emitieron las imágenes del funeral, del que no participó ningún familiar de Pablo.

El enojo de la madre
Una vecina del barrio San Martín, que prefirió no identificarse, relató ayer a LA GACETA que había hablado por teléfono con "Tati", la madre de Pablo. "Ella me dijo que no quiere verlo nunca más, pero creo que por ser la madre después, recapacitará", explicó la mujer que reside en la misma cuadra donde vivía el matrimonio.
La casa en la que vivía la pareja todavía mantiene las luces encendidas del comedor y del patio, pero las persianas están bajas y el silencio en el interior es absoluto.
Desde el sábado, cuando Amín y su esposa viajaron en su automóvil, nadie regó las plantas del vistoso jardín construido en la entrada. El portón del garaje sigue cerrado con candado y una vecina se ocupa de darle de comer a una perrita que la joven pareja había dejado a su cargo antes de partir camino a Tucumán.