¿Por cuánto tiempo más usaremos celulares?

¿Por cuánto tiempo más usaremos celulares?

¿Por cuánto tiempo más usaremos celulares?

Una de las mejores formas de entender a la innovación es pensarla como un ciclo. De hecho, se considera que los ciclos de innovación conforman procesos por los que transitan las tecnologías, productos o servicios desde su creación hasta su obsolescencia. La bibliografía sobre innovación es muy variada, pero la mayoría de los autores coinciden en que dichos ciclos se caracterizan por cuatro etapas: una introducción, es el momento en el que la innovación se introduce en el mercado; el crecimiento, donde la innovación se vuelve más popular y su precio comienza a disminuir; la madurez, donde la innovación alcanza su máximo nivel de adopción; y finalmente su declive, en el que la innovación comienza a ser reemplazada por nuevas tecnologías hasta desaparecer del mercado.

Los celulares atravesaron los tres primeros ciclos desde su invención en los setenta y si bien no han desaparecido, conocimos marcas y modelos que tuvieron su auge y declive a lo largo de estos años. A pesar de su resistencia, la industria especula hace algunos años cuál será la tecnología que reemplazará a estos dispositivos que nos acompañan a toda hora y para todo tipo de usos. ¿Serán anteojos, chips, cascos, relojes?

El año pasado apareció un producto llamado Humane AI Pin que se presentó como el sustituto del celular. En medio del auge de la inteligencia artificial generativa, este dispositivo prometía llevar un asistente en formato de prendedor en el pecho que funcionaría solo con la voz del usuario. Bastaba con solo presionarlo y darle instrucciones para que éste respondiera y accionara. Tiene el tamaño de un reloj, lleva un micrófono y cámara integrada, pero no dispone de pantalla, la reemplaza con un pequeño proyector que muestra resultados en la palma de la mano. Es decir, el cuerpo humano funciona como pantalla para ver la hora, los mensajes de texto y los correos electrónicos. Parecía entonces el dispositivo perfecto, que integraba IA, internet y estaba casi integrado al cuerpo humano. Sin embargo, hace algunos días llegó finalmente al mercado y la decepción fue enorme. Los críticos más especializados, desde medios como The Verge o Wired, hasta expertos youtubers como Marques Brownlee, dijeron sin pelos en la lengua que el pin era un “desastre” o “el peor producto que habían probado en sus vidas”.

El pin cuesta 700 dólares, pero además el usuario debe pagar una suscripción de 24 dólares al mes para obtener el servicio completo de IA, por eso, a diferencia de otros productos, éste no necesita conectarse con un celular. Esta característica podría ser una ventaja, pero según los expertos, no lo es. El pin responde bien si hay buena conexión de internet, de lo contrario es muy lento. Y si la conexión es lenta, será muy desagradable la experiencia con el asistente de IA, ya que necesita conectarse a los servidores de la empresa y también al servicio de OpenAI, ya que utiliza el motor de ChatGPT 4.0 para generar sus respuestas. Lo que parecía ser el principal valor de este producto, se convirtió en la fricción más molesta para quienes lo probaron.

Pero la principal crítica que le hicieron al pin es que todo lo que promete hacer con él se puede realizar con un celular. Y aún mejor. El celular es más rápido, confiable y práctico. ¿Quién compraría un pasaje aéreo con el pin? Quizás sea demasiado temprano para un dispositivo que solo promete ofrecer asistencia con IA al usuario y reemplazar a los teléfonos inteligentes. De hecho, los fabricantes de celulares están subidos a una carrera por la integración de IA en sus interfaces hace muchos años, pero en los últimos meses dieron pasos significativos. Esa tecnología ya no solo está presente en los asistentes o en las búsquedas, sino también en las mejoras de video, fotografía, almacenamiento de datos, entre otros aspectos.

El ciclo de innovación de los celulares todavía parece que tendrá mucho por desarrollarse en su etapa de maduración y las aplicaciones están aportando su cuota en dicho proceso. De hecho, la semana pasada Google anunció que ya se puede instalar Gémini en los celulares con Android para tener el chatbot de IA a disposición, en cualquier lado. Pero aún así, la industria especula con los próximos pasos de Sam Altman: existen fuertes rumores de que el creador de ChatGPT está diseñando un dispositivo que cambiará de verdad la forma de conectarnos con la IA. Rumores y frustraciones aparte, todo parece indicar que aún tenemos que aprovechar y conocer todo el potencial que tienen nuestros queridos celulares, hasta que llegue su fin, tan anunciado.

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