A veces las antenas generan rechazo entre los vecinos que viven cerca

A veces las antenas generan rechazo entre los vecinos que viven cerca

Hubo denuncias y protestas, pero los mismos manifestantes admiten que no hay opinión unánime sobre la presunta influencia de la radiación en la salud.

CONTROVERSIA. La instalación de antenas es resistida por mucha gente que teme que afecten la salud. LA GACETA CONTROVERSIA. La instalación de antenas es resistida por mucha gente que teme que afecten la salud. LA GACETA
26 Agosto 2007
El vecino de San Pablo Daniel Rivadeneira, actualmente desocupado, denunció en febrero pasado que su hijo sufre una grave enfermedad y que podría haber sido causada por dos antenas de telefonía celular instaladas cerca de su casa. Pronto todo el vecindario se movilizó en reclamo de que se retiraran las antenas.
“Aquí se han producido otros casos de cáncer, en un radio de 300 metros. Hay gente que cree que podrían ser consecuencia de las antenas. Otra no. Hace poco, en Berrotarán (Córdoba) los vecinos hicieron sacar una antena”, comentó Rivadeneira.
El caso cordobés puso en evidencia el rechazo que genera en la gente la idea de los eventuales efectos nocivos de las ondas electromagnéticas. Los vecinos de Berrotarán también se quejaron por la caída de rayos en viviendas lindantes, ruidos y vibraciones provocados por el funcionamiento de los refrigeradores de la antena, contaminación visual y hasta desvalorización de los terrenos, entre otros puntos.
“Hemos averiguado que ninguna de estas antenas tiene papeles ni apto ambiental. Ahora lo están tramitando. Pero hay más de 200 antenas instaladas en la provincia y solamente 16 registradas. De manera que no es claro lo que está pasando”, alertó Rivadeneira.
Por su parte, el especialista en medio ambiente Juan Carlos Luján aclaró que científicamente no está comprobado que las radiaciones electromagnéticas produzcan alteraciones biológicas. Pero edvirtió que las antenas son importadas de los países desarrollados, donde ya se las considera obsoletas. “Ellos usan satélite -señaló Luján-. Pero hay que distinguir la radiación ionizante, de la radiación no ionizante. Las ionizantes son aquellas que emite una pila atómica, la luz ultravioleta, o algunos rayos que se usan en radioterapia y en radiodiagnóstico, con exposiciones breves. Cuando chocan con la materia provocan iones (una molécula que pierde o gana electrones y se carga eléctricamente). La energía del sol también es ionizante”.
El investigador de la Universidad Tecnológica advirtió que la radiación ionizante es la que -según se comprobó- puede producir cáncer. En cambio, los celulares emiten ondas electromagnéticas no ionizantes. Mencionó que en fecha reciente se hizo un seguimiento en la evolución de un grupo de pájaros que habían anidado en una antena. Los pichones nacieron sanos, sin ninguna anomalía. Se temía que los huevos perdieran fertilidad, pero eran fértiles todos.
“La radiación del teléfono celular, colocado a pocos milímetros de la piel, genera un aumento de calor -agregó-. Yo hice un experimento y comprobé que sube cinco o seis grados la temperatura. Pero que vaya a causar una alteración que dé lugar a una patología, no está demostrado a nivel mundial”.