12 Agosto 2007
La Fiesta Provincial del Teatro es una buena oportunidad para tomarle el pulso a la actividad, y leyendo la programación, puede advertirse que el teatro late fuerte en la ciudad, pero padece de bradicardia en el interior. Seguro, no todo lo que se produce está en la agenda, pero si un porcentaje de alrededor del 90%. Como muestra, entonces, este encuentro ya cumplió con uno de sus objetivos aún antes de iniciarse: ser representativo. Pero la cuestión lleva a un segunda pregunta: ¿qué es lo que se verá? También en un porcentaje altísimo (16 sobre 19 obras), dramaturgia propia. Y aquí sí podrán observarse tendencias disímiles: propuestas experimentales, como la de Teodora Ciega Caníbal, Manojo de Calles, Gente No Convencida y La 5ta Pata; otras que acentúan el dispositivo escénico (“Papel, papel”, del Teatro Estable), y otras directamente convencionales que se limitan a representar una historia, como “Fiesta en los Irala”, “Mariposas azules”, y “La bella y el príncipe convertido en bestia”, para nombrar algunas. Queda claro, de todas formas, que tener un carácter experimental o convencional, no significa abrir un juicio de valor, pero sí señalar que gran parte de los grupos apuestan a una investigación sobre el propio lenguaje escénico; en otras palabras: a algunos les interesa contar una historia y a otros, exhibir sus procesos de trabajo, de construcción y de deconstrucción; sus asociaciones. Sea como fuese, estas tendencias coexisten en la escena local y le dan gran vitalidad. Ahora bien, lo importante será que, en una u otra línea, el trabajo que se despliegue esté bien realizado. El reclamo por la calidad de las puestas debe estar en el orden del día. Porque en definitiva, en las artes interesa más la calidad que la cantidad, y establecer los procesos evolutivos, como un “work in progress”.
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