
El Museo de Bellas Artes Timoteo Navarro, que es Monumento Histórico Nacional según la Ley 25.514, con una colección de alrededor de 680 obras, tiene un plantel que no alcanza las 20 personas (incluyendo al director y al personal policial). Tampoco tiene presencia en internet, lo que en estos tiempos, es toda una definición de su perfil. Durante el año, son escasas o nulas las exposiciones que produce (no cuenta en el plantel con curadores, restauradores, ni personal especializado): por lo general se exhiben muestras que recorren el país, lo que en la jerga se denominan “enlatados”.
El Museo Timoteo Navarro, a cargo del actual director de Artes Plásticas, Alfredo Pecastaing Guerineau, carece, en verdad, de presupuesto para cumplir con los objetivos que figuran en el sitio oficial del Ente Cultural de Tucumán: promoción de la actividad plástica, proteger y restaurar el patrimonio artístico, promover la adquisición de obras de arte y fomentar la proyección. Digamos que su principal actividad es la protección y exposición de su patrimonio. En este contexto de carencias y de desidia (sin eufemismos, de irresponsabilidad y negligencia), se puede comprender mejor el hurto de la obra de Enrique Policastro. Y más aún, los errores que existieron sobre el título de la pintura, que a esta altura ya se parecen a un juego de equívocos, dignos de una comedia de enredos: primero fue “Paisaje tucumano”, luego “Sementeia” y finalmente “Sementera”. Errores se cometen todos los días, se podrá decir, pero, hay más: en el catálogo oficial de la muestra del año pasado (escrita en inglés y en español, con el que hoy es un irónico título “Conocer para conservar”, y curada por Beatriz Cazzaniga y el mismo Pecastaing Guerineau) el óleo de 1927 figura con el nombre “Semenetria”.
Toda la historia parecería un chiste, si es que no se tratara del propio patrimonio artístico de la Provincia. Y está claro, que los funcionarios tienen que responder por esta situación. Sobre “Sementera”, no hay mucho para agregar: la galería “Hoy en el arte” de Buenos Aires, que vende Policastro, confirmó ayer que una obra de esas características se cotiza entre U$S 1.800 y U$S 2.000, como para despejar otros malos entendidos que -también entre los funcionarios- se manejaron. “Sementera” (tierra de siembra) pertenece a los primeros años de producción del artista, y allí se puede ver otro de sus paisajes tenebrosos. Tan tenebrosa como está hoy la situación del Museo y de la autoridades.