Los comerciantes se quejan porque cayeron las ventas

Los comerciantes se quejan porque cayeron las ventas

Como consecuencia del operativo de seguridad, los proveedores tuvieron dificultades para dejar mercadería en los negocios cerca de la plaza.

20 Mayo 2007
No se oponen a encuentros internacionales como el que se desarrolló el fin de semana entre gobernadores del NOA y del Nordeste de Brasil. Tampoco a que Tucumán sea el escenario elegido. Simplemente pretenden que la próxima vez les avisen con tiempo sobre las características de la reunión y sobre las medidas de seguridad que serán adoptadas para que puedan tomar las previsiones del caso. Quienes dicen -y piensan esto- son los dueños de comercios ubicados cerca de la plaza Independencia, que se consideran los más afectados por el despliegue de policías y las restricciones al tránsito de vehículos (y también al peatonal) que imperó desde la mañana del viernes. Están más que enojados.
Gustavo Sánchez, propietario de un "drugstore" ubicado frente a la plaza Independencia, parecía estar esperando una consulta periodística. Apenas escuchó la pregunta, no dejó de quejarse. "Fue un desastre, no vendí nada y el Gobierno no me resarcirá. Si me hubieran avisado -porque el viernes me enteré que sucedía algo cuando no me dejaban pasar como de costumbre- por lo menos le hubiera dado el día libre a los empleados. Los proveedores, como no podían ingresar con los vehículos, no me dejaron mercadería y la gente no circulaba. Pero nadie tuvo la delicadeza de comunicarnos: ?che (sic), mañana pasará esto y prevean cómo afrontarán la situación?. No puede ser", se lamentó.
En 9 de Julio primera cuadra, Matías Campana, el encargado del turno de la mañana de una playa de estacionamiento, no tenía la premura que suele experimentar los sábados. Cuando escuchó la consulta de LA GACETA se limitó a mostrar cuán escuálido lucía el talonario. "¿Ves? Este, el de las motos, por lo general está así de alto", explicó mientras hacía gestos con sus manos. "Durante la mañana sólo ingresaron 10 motos y dos autos, cuando de estos últimos suelen pasar unos 100. Nos afectó muchísimo, sobre todo porque no nos avisaron. Si hubiéramos cerrado, por lo menos, habríamos tenido menos gastos", precisó luego.

Palos en la rueda...
Los comerciantes se quejan porque el viernes a muchos de ellos, como consecuencia del estricto operativo de seguridad, ni siquiera los dejaban pasar a abrir sus negocios. Lo mismo les sucedió a los proveedores (directamente no pudieron acceder a la zona) y a los empleados, muchos de los cuales llegaron tarde. "Las ventas cayeron, porque no circulaba gente y, como nadie nos había avisado lo que iba a pasar, el viernes llegamos con el horario calculado habitualmente, pero nos dimos con que no podíamos acceder a nuestros lugares de trabajo y tampoco sabíamos el por qué. También hubo que ir a buscar las mercaderías lejos, porque los proveedores no podían descargarlas", comentó Inés Ibáñez, de una heladería situada en 25 de Mayo al 200.
Doña María, dueña de un negocio de productos artesanales ubicado frente a la Casa Histórica, prefirió no dar su apellido. "No vaya a ser que después vengan a pedirme explicaciones", confesó, aunque sin aclarar a quiénes se refería. No obstante, no se privó de criticar la falta de organización en relación con los comerciantes. "Nos ponen palos en la rueda. No puede ser: cada vez que hay algún acto tenemos que cerrar", dijo con algo de ironía y recurriendo, por cierto, a la muletilla (la de los "palos ...") que suele usar el gobernador José Alperovich.