23 Mayo 2006
SEVERO. Ibsen siempre fue un creyente de la autorrealización. ARCHIVO LA GACETA
Los textos de Ibsen pudieron ser disfrutados por los espectadores de teatro en Tucumán en más de una oportunidad. En 1970, el Teatro Universitario ofreció en la sala de la biblioteca Alberdi una versión de “Casa de muñecas”, bajo la dirección de Boyce Díaz Ulloque, con las interpretaciones de María Angélica Robledo y Claudio García Bes en los papeles centrales.
Un grupo independiente, el teatro Armando Discépolo, se animó en 1984 a ofrecer “Un enemigo del pueblo”, una pieza de Ibsen que presenta no pocas dificultades artísticas y técnicas. Bajo la dirección del rosarino Eugenio Filippelli, especialmente contratado para conducir la puesta en escena, Jorge Alves hizo la asistencia de dirección, y el papel protagónico estuvo a cargo de Rolo Andrada.
A fines de la década del 80, el público porteño disfrutó de un espectáculo inusual. Aunque los especialistas consideran que “Peer Gynt” resulta intraducible por tratarse de una monumental obra en verso nutrida en el folclore noruego y la religiosidad popular, en 1989 se ofreció una versión espectacular a cargo del elenco del teatro San Martín, de Buenos Aires, bajo la dirección de Omar Grasso. En esa oportunidad, el rol protagónico estuvo a cargo de Alfredo Alcón, y en la imaginativa puesta en escena intervenían, perfectamente integrados con los actores, títeres y muñecos manejados por la compañía dirigida por Ariel Bufano.
Un grupo independiente, el teatro Armando Discépolo, se animó en 1984 a ofrecer “Un enemigo del pueblo”, una pieza de Ibsen que presenta no pocas dificultades artísticas y técnicas. Bajo la dirección del rosarino Eugenio Filippelli, especialmente contratado para conducir la puesta en escena, Jorge Alves hizo la asistencia de dirección, y el papel protagónico estuvo a cargo de Rolo Andrada.
A fines de la década del 80, el público porteño disfrutó de un espectáculo inusual. Aunque los especialistas consideran que “Peer Gynt” resulta intraducible por tratarse de una monumental obra en verso nutrida en el folclore noruego y la religiosidad popular, en 1989 se ofreció una versión espectacular a cargo del elenco del teatro San Martín, de Buenos Aires, bajo la dirección de Omar Grasso. En esa oportunidad, el rol protagónico estuvo a cargo de Alfredo Alcón, y en la imaginativa puesta en escena intervenían, perfectamente integrados con los actores, títeres y muñecos manejados por la compañía dirigida por Ariel Bufano.
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