Equipos vencidos, fallas en la construcción, materiales que son inflamables pero que se emplean por ser más económicos, ausencia de un plan de evacuación, porteros con escasos conocimientos, y una población ignorante en materia de incendios. Estos son algunos de los obstáculos -totalmente evitables- que Bomberos debe sortear junto con las llamas, el humo y la desesperación que desata un siniestro.
De los 700 edificios que hay en la capital sólo unos pocos cumplen con todas medidas de seguridad que exige la normativa de Defensa Civil de la Municipalidad de la capital. El problema, además de la ilegalidad, es que los incendios van en aumento: en 2005 la provincia sufrió 465 -el doble que en 2004-; hubo 23 víctimas fatales, la mayoría de ellas bebés y niños. "Estamos capacitados para afrontar uno de estos accidentes, pero percibimos que la gente desconoce cómo reaccionar cuando sucede alguno. La escuela debe instruir a los niños; los edificios deben contar con un plan de evacuación y los porteros tienen que estar capacitados para reaccionar correctamente", indicó Raúl Daniel Lobo, jefe de Bomberos de la Provincia.
La Municipalidad capitalina cuenta con una oficina a la que los consorcistas pueden solicitar capacitación. En dos años, sólo llegó un pedido.