Este caballo no participa en exposiciones y no tiene el don de la belleza, pero mira bien la senda y no se “atropella” cuando tiene que trepar el cerro. A este caballo está dedicada la 10a Fiesta del Caballo Cerreño, que empezó ayer en Raco. Se presentaron 175 jinetes inscriptos: 80 son menores de 15 años y 40 son mujeres.
El número de concursantes aumentó en 50, si se tiene en cuenta el número de inscriptos del año pasado. “La fiesta pretende honrar al caballo del cerro, sin importar su raza. Es el caballo que sirve de transporte a la gente de la montaña cuando debe ir a trabajar o a la escuela”, dijo Oscar Colombres, uno de los organizadores del encuentro. Este surgió en 1996 a partir de la propuesta de un grupo de veraneantes, del que Colombres formó parte.
“Queríamos jerarquizar al caballo, que tuvo tanta importancia en los orígenes de la villa, como medio de movilidad principalmente. Sentíamos que era una lástima dejar que esta tradición desaparezca. Además, pensamos que sería una oportunidad para fomentar la inclusión social de la gente que vive en las localidades cercanas, a las que sólo se llega a caballo”, agregó. Este anhelo se viene cumpliendo. En 1996, participaron 15 lugareños, pero sólo uno estuvo entre los 10 clasificados. Este año, se inscribieron más de 80; el año pasado, hubo sólo un veraneante entre los 10 clasificados. El resto fue gente del lugar.
“El volcán”
La fiesta se desarrollará durante tres días, a diferencia de 2005, cuando sólo fue viernes y sábado. “La Secretaría de Turismo ofreció la participación de Los Tucu Tucu, por eso agregamos el domingo”, explicó Alejandro Padilla, otro de los organizadores. La atracción de la fiesta son las pruebas criollas (riendas, mansedumbre del animal y adaptación a los accidentes geográficos del cerro), cuya instancia cumbre es la prueba “El volcán”. A esta se accede una vez lograda la clasificación en pruebas anteriores, pero el habilitado puede elegir no hacerla.
Es un extenso terreno (frente al predio en que se celebra la fiesta, sobre la ruta kilómetro 25) que contiene, en estado natural, todas los accidentes del suelo cerreño: cuestas y bajadas pronunciadas, ríos, vegetación silvestre y cornisas, entre otras. “Es mi primera vez. No sé si me voy a animar a pasar ‘El Volcán’, pero no estoy nerviosa”, dijo Pamela Gutiérrez, de 10 años. “Yo tampoco tengo miedo porque conozco el cerro; ando todos los días a caballo”, agregó Esteban Arce (12). “La que más me gusta es la prueba de barro”, intervino Juan Alfaro (11), campeón del año pasado en la categoría menores.
“El jurado no sólo evalúa el desempeño del caballo, sino también la destreza del jinete para avanzar y para solucionar los inconvenientes del terreno”, dijo Colombres. “No nos importa hacer un show ni premiamos a una amazona que haga un salto mortal para pasar un río”, advirtió.