La inflación y las expectativas institucionales

La inflación y las expectativas institucionales

Análisis por Hugo E. Grimaldi

07 Diciembre 2005
BUENOS AIRES.- Como bien saben los argentinos, el problema de los índices inflacionarios es, además (aunque algunos dirán antes), un problema de expectativas. La robustez de las cuentas fiscales, la importancia del superávit comercial creciente, con reservas rebosantes y un crecimiento asegurado para el año próximo, de 5% al menos, pueden empezar a empalidecer si los precios en constante alza desempolvan la memoria inflacionaria y generan comportamientos preventivos en la sociedad.
Entre el lunes y ayer se sucedieron cuatro o cinco cuestiones de carácter político, algunas que conllevan un grave deterioro institucional, que contribuyen a sumarle casi sin que se note, desde ese ángulo tan poco económico y bien sociológico de las expectativas, centésimas al próximo Indice. Centésimas que Felisa Miceli y su equipo, por otro lado, se empeñan en bajar desde la heterodoxia.
Un mínimo listado de hechos que emparentan la vieja con la tan mentada nueva política dan la pauta de la degradación: a) la bancada oficialista de la Cámara de Diputados convalidó la incorporación de un legislador (“Borocotó”), quien, con su anunciado salto, vulneró la voluntad popular y con el mismo argumento de la falta de idoneidad moral impidió la asunción de otro (Luis Patti), quien fue votado por los ciudadanos para ejercer el mismo cargo. b) el número uno de la lista oficialista de la Capital Federal (Rafael Bielsa) abandonó el barco legislativo antes de asumir y dejó en su lugar a alguien que no logró seducir al electorado (Claudio Morgado) y que, por eso, no logró entrar a la Cámara por la puerta. Que el destino diplomático de Bielsa haya sido París por necesidades de acercamiento hacia Francia, sólo le agrega un toque paquete a la cuestión, pero sumó irritación.
c) FORES rechazó por inconstitucional las reformas que se pretende hacer al Consejo de la Magistratura. Los abogados consideran que aquí se hará sentir también el presidencialismo y que el proyecto hace peligrar al Poder Judicial.
d) el piquetero Luis D’Elía, preferido del Gobierno y veedor más que parcial en las elecciones venezolanas, volvió de allí con posibilidades de incorporarse al Gobierno como funcionario.
e) otros dos grupos piqueteros de cuño oficialista pretenden convertirse en los guardianes de los precios. Con el nombre de “brigadas” dicen que harán seguimientos y controles e inducirán al boicot, si fuere menester.
f) la Argentina comparte con su socio Venezuela dos tristes realidades: son los dos países de América Latina con mayores índices inflacionarios y -según el BID- los más riesgosos para invertir. (DyN)