21 Septiembre 2005
Ocurrió exactamente el 29 de agosto de 1939. Ese día, Craig Barret salió del vientre materno en el gran desierto que por aquel entonces era Silicon Valley (California). Seguramente, el chico jamás imaginó de qué modo lo arena que lo rodeaba influiría en su vida: hoy maneja una empresa que hace dinero transformando exquisitamente el material más burdo, la arena, en microchips de computadoras.
El chairman de la empresa estadounidense Intel, la fabricante de equipos informáticos más grande del mundo, firmó el lunes un acuerdo con la provincia de Córdoba para instalar allí un centro de desarrollo de softwarwe, que al cabo de cuatro años ocuparía a más de 400 ingenieros argentinos.
El anuncio fue realizado en el Ministerio de Economía, en un breve acto que estuvo encabezado por el titular del área, Roberto Lavagna. Con pocas palabras y exceso de sobriedad, Barret dijo que fueron muchas las causas que llevaron a la firma a elegir al país. De hecho, desde el año pasado rige la Ley de Software, que otorga estabilidad fiscal a las empresas exportadoras y una rebaja de las cargas patronales y del Impuesto a las Ganancias.
Al gobernador José Manuel De la Sota, en cambio, le sobraron satisfacción y ganas de hablar. "Anhelamos que Córdoba se convierta en la capital del software en la Argentina. Para eso, la provincia invertirá 1 millón de dólares en la construcción de un edificio que cederá luego a la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), pero que utilizará Intel para el funcionamiento de su centro de programación", explicó ante la atenta mirada del embajador estadounidense Lino Gutiérrez, quien se encontraba presente durante la conferencia de prensa.
Lavagna aclaró que el desembarco de la compañía no implicará grandes inversiones, ni de la empresa ni del Gobierno. Incluso, no circularon cifras sobre la inversión. La empresa se limitó a explicar que gastará "en la capacitación empleados y en programas universitarios de educación e investigación".
El chairman de la empresa estadounidense Intel, la fabricante de equipos informáticos más grande del mundo, firmó el lunes un acuerdo con la provincia de Córdoba para instalar allí un centro de desarrollo de softwarwe, que al cabo de cuatro años ocuparía a más de 400 ingenieros argentinos.
El anuncio fue realizado en el Ministerio de Economía, en un breve acto que estuvo encabezado por el titular del área, Roberto Lavagna. Con pocas palabras y exceso de sobriedad, Barret dijo que fueron muchas las causas que llevaron a la firma a elegir al país. De hecho, desde el año pasado rige la Ley de Software, que otorga estabilidad fiscal a las empresas exportadoras y una rebaja de las cargas patronales y del Impuesto a las Ganancias.
Al gobernador José Manuel De la Sota, en cambio, le sobraron satisfacción y ganas de hablar. "Anhelamos que Córdoba se convierta en la capital del software en la Argentina. Para eso, la provincia invertirá 1 millón de dólares en la construcción de un edificio que cederá luego a la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), pero que utilizará Intel para el funcionamiento de su centro de programación", explicó ante la atenta mirada del embajador estadounidense Lino Gutiérrez, quien se encontraba presente durante la conferencia de prensa.
Lavagna aclaró que el desembarco de la compañía no implicará grandes inversiones, ni de la empresa ni del Gobierno. Incluso, no circularon cifras sobre la inversión. La empresa se limitó a explicar que gastará "en la capacitación empleados y en programas universitarios de educación e investigación".
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