Gemía, despacito, en la parada del 7. La lluvia la empapaba. Pasadas las 11, María José García Soaje regresaba del cacerolazo en la plaza Independencia. "Tengo $ 15.000 en el banco y no me los quieren devolver", le contó la joven a la viejita que compartía el refugio con ella, al mejor estilo Forrest Gump.
La compañera de parada la miró con cara de consuelo arrugada. "No sos la única, m´ hija", le contestó. No se equivocaba. La historia de María José iba a convertirse en una más entre tantas otras. Aquel viernes 8 de marzo de 2002, ella decidió armar las maletas y mandarse a mudar de una tierra que le negó felicidad.
Ahora, mientras vos estás leyendo estas líneas, María José camina sola por las calles de Alcalá de Henares, en España. Han pasado ya tres años desde esa noche de cacerolas. Sin embargo, hay recuerdos que nunca olvidan...
A la distancia "Al principio, sólo extrañás a las personas. Pero a medida que va pasando el tiempo, también te acordás de todo lo que hacías con cada uno de tus seres queridos.
Nunca olvidaré el aroma a asado de los días domingos, aunque sea de la casa del vecino. Las tormentas de verano, con su olor a tierra mojada, también están grabadas en mí.
De la noche me acuerdo, siempre, de la desesperación que me agarraba los viernes para salir. ¡Cuántas anécdotas en 2044 y en Kaiser! También extraño el ruido de los grillos nocturnos, porque acá con tanto asfalto casi no se oyen insectos. Ir a la inauguración de GL, en San Pedro de Colalao, es algo que siempre recuerdo. ¡Si hasta el día de hoy, cada vez que llega el fin de semana, me pregunto qué estaría haciendo si estuviera en Tucumán! No olvido los domingos en la 25 de Mayo... Eramos tantos los que íbamos a presumir que terminaron por cortar la calle y hacerla peatonal. También extraño las juntadas en las casas de mis amigas. Aunque no hacíamos nada, siempre nos reuníamos. La semana de la escuela (soy egresada de la Sarmiento) tampoco se borra de mi mente. Aunque nunca me interesó participar, no olvido el Music Show, que creo que era el miércoles a la noche. ¡Y el viaje a Bariloche! ¡Cómo les sacábamos plata a los coordinadores juniors! De Tucumán también añoro festejar el día del amigo y la llegada de la primavera, porque en este país esas celebraciones no existen.
A veces siento ganas de estar con ustedes, una tarde de otoño, y tirarme de cara al sol. O subir hasta El Cristo de San Javier, a mirar la ciudad. Nunca olvidaré su forma de hablar, ese tono y el trato entre la gente. A ustedes todavía les interesa quién está a su lado. Aquí si estás embarazada y subís al ómnibus nadie te da el asiento. Esas cosas, por suerte, allá todavía existen".
María José García Soaje, 26 años
(Alcalá de Henares - España)