La Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
En el mundo de la inteligencia argentina, al titular de la Secretaría de Inteligencia (SIDE) se lo conoce históricamente en la jerga como el "Señor 5". Lejos de ser un azar numerológico, este apodo tiene sus raíces en una vieja tradición del espionaje internacional y en una reestructuración del organismo que data de mediados del siglo pasado.
La teoría más aceptada sugiere que el término es una adaptación directa del sistema de nombres en clave utilizado por el servicio secreto británico, el famoso MI6. En el Reino Unido, el primer director de la agencia, Sir George Mansfield Smith-Cumming, adoptó la costumbre de firmar y ser identificado simplemente con la inicial "C". Esta práctica de utilizar una clave para ocultar la identidad del jefe máximo fue mantenida por todos sus sucesores.
Según reconstruyen fuentes históricas, el Servicio de Inteligencia del Estado argentino tomó este modelo como inspiración durante la reestructuración de la SIDE en 1956. Sin embargo, a diferencia del modelo alfabético británico, la versión local optó por un sistema numérico para identificar a sus posiciones jerárquicas clave.
Fue así como el número "Cinco" se asignó a la cúpula del organismo. Si bien no existe una confirmación oficial en los documentos públicos, la leyenda institucional indica que ese fue el código elegido para identificar al jefe del servicio o a los subsecretarios con poder de mando.
Aunque hoy el término "Señor 5" ya no se utiliza en las comunicaciones oficiales ni forma parte del organigrama formal, el apodo persiste en el vocabulario político y periodístico como la forma por excelencia de referirse al dueño de los secretos del Estado.
A partir de hoy, el nuevo "Señor 5" es Cristian Auguadra. Se trata de un funcionario de perfil técnico y bajo, contador público de profesión, que hasta el momento dirigía la División de Asuntos Internos (DAI) y cuya principal credencial es ser un hombre de extrema confianza de la familia Caputo.
"Señor 5", los más recordados
Con la asunción de Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983, la democracia impuso un cambio de paradigma en los organismos de inteligencia, hasta entonces bajo control total de las Fuerzas Armadas. La transición comenzó con la salida del general de división Carlos Alberto Martínez, último jerarca militar de la secretaría, para dar paso a la conducción civil.
La era radical de la normalización a los carapintadas
El primer civil en ocupar el sillón principal de la SIDE fue Roberto Manuel Pena, un diputado de la UCR encargado de democratizar el organismo, quien se mantuvo en el cargo hasta el 1 de enero de 1986.
Lo sucedió Facundo Suárez, cuya gestión (1986-1989) estuvo signada por la inestabilidad política. Suárez debió lidiar con crisis de seguridad interna y los levantamientos carapintadas, en un periodo donde persistían agentes sospechados de actividades ilegales heredadas del régimen anterior.
El menemismo: la década de Anzorreguy
La llegada de Carlos Menem al poder en 1989 trajo inicialmente a Juan Bautista "Tata" Yofre, escritor y periodista, cuyo paso por la secretaría fue breve: apenas seis meses.
El 30 de enero de 1990 asumió quien se convertiría en el "Señor 5" más longevo de la historia reciente: Hugo Anzorreguy. El abogado ocupó el cargo durante casi una década, hasta el final del mandato menemista en 1999. Su gestión consolidó un enorme poder político -su cuñado, Eduardo Moliné O'Connor, era vicepresidente de la Corte Suprema-, pero terminó manchada por graves escándalos judiciales. Años más tarde, Anzorreguy sería condenado a cuatro años y medio de prisión por peculado y encubrimiento en la causa AMIA, además de ser investigado por el rol de la SIDE en la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador.
La Alianza: escándalos y crisis final
El gobierno de Fernando de la Rúa inició su gestión designando a Fernando de Santibañes, amigo íntimo y vecino del Presidente. Sin embargo, su estadía duró menos de un año: debió renunciar en octubre de 2000 tras el estallido del escándalo de las coimas en el Senado (causa en la que fue absuelto en 2013).
El ciclo cerró con Carlos Becerra, un dirigente radical que asumió en medio de la tormenta política y dejó el cargo el 20 de diciembre de 2001, acompañando la caída del gobierno de la Alianza en medio del colapso social y económico del país.






