Los caminos del poder comenzaron a despejarse la misma noche del domingo eleccionario. La Casa de Gobierno tuvo un clima de festejo; medido, pero festejo al fin. Los resultados sorprendieron. Dos a dos era un resultado posible, pero Tucumán Primero esperaba una victoria por 3 a 1. De todas maneras, el resultado fue contundente: poco más de 524.000 votos que representaron el 50,6% del total para el distrito. Desde la misma madrugada del lunes, Osvaldo Jaldo viene observando las planillas electorales, sector por sector. Salvo en San Miguel de Tucumán y en Yerba Buena, en el resto de los departamentos, la victoria del frente oficialista fue clara. Pero el gobernador y primer candidato a diputado no se quedó con esa foto; analizó la película y observó que, pese a que la maquinaria peronista llenó el tanque, en algunas zonas, las agujas del tanque no se movilizaron. Quedar a menos de 20.000 sufragios de la meta (algunos moradores de la Casa de Gobierno estimaron que la tercera banca estuvo a una distancia de 7.350 votos) fue como un trago amargo, como la copa que quedó servida en la mesa del despacho gubernamental, teñida de violeta.
El primer interrogante que surgió tras conocerse el escrutinio provisorio fue: ¿qué hubiera pasado si Jaldo no iba de cabeza de lista? El titular del Poder Ejecutivo está convencido de que aquel resultado está relacionado con su modelo de gestión, que debía poner toda la carne al asador porque, de otro modo, la pérdida de poder iba a ser notoria. Hoy el tucumano, según los analistas nacionales, asoma como uno de los gobernadores más fortalecidos por la decisión de las urnas, en línea con el entrerriano Rogelio Frigerio, el mendocino Alfredo Cornejo y hasta el catamarqueño Raúl Jalil (sacó 12 puntos de diferencia a los libertarios), todos ellos considerados como dialoguistas por la Casa Rosada. Patricia Bullrich en su momento sumó a kirchneristas o ex kirchneristas, en una tácita mención al santiagueño Gerardo Zamora, ahora senador electo por esa provincia.
El segundo interrogante: ¿cómo es posible que, con mejor perfomance que en el balojate presidencial de 2023, quedó una sensación a poco? En noviembre de hace casi dos años, Javier Milei se impuso al candidato justicialista Sergio Massa por 555.000 votos contra 512.600. Esta vez mejoró la performance y no por el crecimiento demográfico o la llegada a la mayoría de edad de los nuevos electores. En este punto, el diagnóstico jaldista fue también revelador: sin tomar en cuenta a Capital, Yerba Buena, Bella Vista y Concepción, la diferencia de votos entre los municipios peronistas (no entre departamentos) no ha sido tan holgada frente a la oferta libertaria: sólo de 53.000 sufragios. La conclusión del gobernador: “nos salvaron las comunas rurales”. Las matemáticas oficialistas son claras: los comisionados rurales aportaron alrededor 100.000 votos para el triunfo de Tucumán Primero. Las comunas representan el 26% del total del electorado provincial.
Victorias "pírricas"
Las comparaciones son tan odiosas como reveladoras. Siempre según la visión del mandatario, Tafí Viejo (zona de influencia del electo diputado, hoy legislador y ex intendente Javier Noguera), San Isidro de Lules y Las Talitas exhibieron planillas de una victoria más pírrica que tranquila; distinto el caso de Graneros, Burruyacu o Monteros, en la que el triunfo oficialista fue más amplio.
La Capital requiere de un estudio más pormenorizado. De 47 circuitos divididos en San Miguel de Tucumán, sólo 18 han sobrevivido a la ola libertaria. El radicalismo ha cedido terreno. “Hay que hacer autocrítica, pero también medir a todos con la misma vara”, ha dicho la intendenta Rossana Chahla durante la entrevista que concedió a LG Play. La jefa municipal también envió un mensaje directo a sus compañeros del distrito. “El fuego amigo es peor que el enemigo, pero lo importante es que Tucumán Primero ganó, y eso se logró con trabajo y convicción”, espetó. Varios dirigentes peronistas la acusaron de no jugar en la interna y que no puso nafta para que la maquinaria funcione. Ella está tranquila. Y con papeles en mano para mostrar que sí hubo combustible y compromiso con la causa jaldista. En los círculos cercanos a la jefa municipal se sostiene que ella siempre estuvo abocada a la gestión y, desde esa posición, contribuyó a la campaña jaldista. El territorio forma parte de los históricos referentes partidarios que le endilgan a Chahla que no tiene estructura. La puja, incluso, ha llegado hasta el mismo gabinete que, en la reunión del lunes, tuvo un intercambio de opiniones entre el vicegobernador Miguel Acevedo y el ministro del Interior, Darío Monteros, a propósito del resultado en Capital y la perfomance de Tucumán Primero.
La charla con el gobernador seguirá pendiente. Jaldo, mientras tanto, seguirá viendo los números de los circuitos capitalinos. “Voy a ir más a fondo, hacia adentro del partido”, indica. El titular del Poder Ejecutivo sostiene que hubo gestión integral para todos; también obras públicas y financiamiento para mantener la administración en cada área local. Y, sin embargo, algo no estuvo bien, de acuerdo con sus proyecciones.
El tercer interrogante: ¿cómo se construyó la campaña y cuáles fueron sus efectos? Esta pregunta se complementa con las dos anteriores. A diferencia de lo que suele ser un esquema tradicional, de construcción política desde las bases, Jaldo está convencido que la pirámide de los comicios recientes se construyó de arriba hacia abajo, con su imagen y con su gestión a cuestas. Unió el agua con el aceite dentro del Partido Justicialista para alcanzar la meta. Acordó con su antecesor, senador y presidente del PJ local Juan Manzur para que el voto peronista no se dispersara. Convocó al frente a sectores que se alejaron del calor justicialista y que el domingo estuvieron en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, cuando se tomó aquella foto de familia que causó incomodidades por doquier. Los chispazos seguirán saltado en los días por venir. Serán pujas comarcanas. Jaldo sabe que no podrá evitarlas, pero también asegura que no permitirá que se pongan palos en la rueda a la gestión, mucho menos que se discuta su liderazgo.
El nuevo rol
Las grandes urbes han sucumbido ante la ola mileísta. Ciudad y Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza se tiñeron de violeta. El sexto distrito electoral más grande de la Argentina sigue siendo justicialista. Esa es la carta de presentación de Jaldo. El gobernador sigue recibiendo llamados desde la Casa Rosada. Hay consideración nacional para el tranqueño. El presidente Javier Milei necesita imperiosamente un conjunto de aliados que sean proclives al diálogo permanente para avanzar con las reformas estructurales. En este aspecto se plantea el cuarto interrogante: ¿los gobernadores negociarán con Milei en bloque o lo harán de forma individual? La Libertad Avanza está a punto de aplicar una vieja receta peronista, con aquello de “tengo que darles una buena y una mala noticia a los gobernadores”. La buena es que habrá plata para financiar algunas obras consideradas prioritarias; la mala es que ese esquema no será para todos. En consecuencia, arrancará una carrera para saber quién llegará primero al corazón del poder central y negociar lo que más le convenga a cada distrito.
Jaldo se encuentra en carrera. Hay algunos emisarios que están gestionando la reactivación de proyectos ejecutivos con el renovado equipo del gabinete nacional. En Buenos Aires, se observa que la decisión de renunciar a la banca de diputado pone al tucumano en carrera para la continuidad en el poder. Sin embargo, el gobernador afirma que es prematuro pensar en esa idea. Su futuro es un enigma y dependerá de varios factores, después de cuatro décadas de carrera política. Eso mismo no lo saca de la competencia. El que estuvo en el poder, siempre quiere retenerlo. Es un modo de vida que, en algunos casos se dio, pero que en otros se lo perdió indefectiblemente. El peronismo, en ese sentido, suele dar rápidamente una vuelta de página. Jaldo lo sabe y por eso mantiene la incógnita. La disyuntiva que se le plantea es si está dispuesto a ser protagonista de una liga de mandatarios dialoguista y “razonables” con el poder mileísta (con peso específico en el Congreso Nacional) o si, por el contrario, seguirá circunscripto al territorio, consolidando su liderazgo si es que aspira a seguir en la Casa de Gobierno, más allá de octubre de 2027.






