Las metas electorales de la administración que comanda el presidente, Javier Milei, son menos ambiciosas que a principios de año. En el medio se ha colado la economía. La Libertad Avanza (LLA) aspira a quedarse con un tercio de bancas propias en algunas de las cámaras del Congreso. De allí, la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda tendrán que negociar con los aliados para enfrentar el segundo tramo del mandato. De todas maneras, a Milei le queda jugar un partido complicado: las cinco ruedas que se vienen esta semana, con un dólar que no se calma siquiera con el respaldo del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con la ayuda e intervención en el mercado del secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, ni con la promesa de que un pool de bancos pondrá dinero (se estima que serán unos U$S 20.000 millones) para enderezar el rumbo cambio y monetario de la Argentina.
La volatilidad volverá a ser la estrella del mercado, no sólo con el tipo de cambio, sino también con la cotización de bonos y acciones y la evolución del Riesgo País que, al cierre de la semana pasada, se ubicó en 1.089 puntos básicos (casi el doble de lo que sería un buen promedio para regresar al mercado voluntario de capitales).
Con las elecciones a la vuelta de la esquina y el respaldo de los dólares norteamericanos sobre la mesa, el mercado se pregunta qué nuevo rumbo adoptará la política económica tras el 26-0. Las últimas ruedas sugieren un cambio respecto al “apretón monetario” que caracterizó a los últimos meses. ¿Nos acercamos a la remonetización en pesos de la economía?, plantea GMA Capital. Este apretón en la liquidez del mercado, que no logró cumplir del todo con su cometido de contener al dólar, tuvo un costo muy alto: las tasas de mercado se dispararon a la zona del 50-60% TNA (Tasa Nominal Anual), con picos intradiarios de hasta 80%. Es que, además de la falta de pesos, la incertidumbre crecía alrededor de la falta de dólares.
Relajación monetaria
Las distintas señales de relajación monetaria parecen encontrar su confirmación en las recientes declaraciones del presidente del Banco Central, Santiago Bausili. En la reunión anual del FMI de la semana pasada, el mandatario indicó que tanto la política monetaria como la cambiaria se encuentran en un punto de inflexión, anticipando un cambio de ciclo. Según GMA, la cantidad de dinero en la economía se encuentra en niveles históricamente bajos, lo que refleja el elevado costo de dinero actual. Mientras la base monetaria apenas representa el 5% del PBI, el M2 privado se ubica en el 8,3%. ¿Qué niveles serían más normales? Los promedios del período 2016-2019 sin cepo cambiario, eran del 7,7% y 11,4% respectivamente. Sin embargo, desde la autoridad monetaria consideran que la etapa de limpieza del “excedente monetario” ya ha concluido. Ahora, parece ser el momento de iniciar el proceso de remonetización de la economía. La gran pregunta es cómo se planea hacer esto: la respuesta es a través de la compra de reservas internacionales, justamente el principal pedido del mercado, puntualiza el economista Nery Persichini.
De esta manera, la canilla de la emisión volvería a abrirse, pero por un motivo sano. La nueva expansión monetaria provendría de la acumulación de activos externos por parte del BCRA, que hoy igualan los U$S 5.300 millones en términos netos. Vale recordar que la principal fuente de emisión, que era el financiamiento del déficit fiscal, fue cerrada en diciembre de 2023. Además, cualquier otra emisión tiene un límite de $ 20 billones para 2025, acordado con el FMI. “Así –recalca Persichini-, el camino transitado en los últimos meses se ha hecho largo, y los inversores ansían una normalización del mercado de pesos, con las autoridades dando guiños en ese sentido”. De todos modos, aún queda una semana para el evento que ha “forzado la máquina”, y por supuesto que el resultado incidirá en la dinámica que le siga: una buena elección para el oficialismo permitirá encarrilar las cosas “por las buenas”, mientras que un resultado pobre ajustaría las variables con mayor ruido en las cotizaciones. En otras palabras, el mercado se encargará de hacer las correcciones… y -tal vez- por las malas.








