¿Cómo Sarmiento le ganó a River con persecuciones personales y una defensa implacable?
Facundo Sava ideó un plan especial para frenar al "Millonario" y lo ejecutó a la perfección. Con un sistema basado en persecuciones individuales, intensidad constante y ajustes quirúrgicos, el "Verde" logró un triunfo clave en su lucha por la permanencia.
PLAN PERFECTO. Sarmiento dio el batacazo y venció a River en el Monumental.
El fútbol argentino suele premiar la audacia, pero también la inteligencia táctica. Y lo que Facundo Sava hizo en Junín frente a River fue exactamente eso: una muestra de planificación minuciosa y ejecución sin fisuras. Su equipo, Sarmiento, se impuso 1-0 en un partido que significó mucho más que tres puntos. Fue una lección de estrategia, convicción y sacrificio.
Un triunfo con valor doble
El “Colo” Sava sabía que su equipo debía hacer algo diferente para competir contra un rival de jerarquía superior. River llegaba golpeado, con una crisis de resultados -cuatro derrotas consecutivas en el torneo local- y bajas sensibles, pero seguía siendo un adversario peligroso. La victoria fue vital: con este resultado, Sarmiento alcanzó los 30 puntos en el año, escaló posiciones en la tabla anual y comenzó a alejarse de la zona roja del descenso. Bajo la conducción de Sava, el equipo acumula cuatro triunfos y un empate en ocho partidos, alcanzando un sólido 54% de efectividad.
El corazón del plan: persecuciones personales
La clave del “Método Sava” fue romper con la lógica habitual de las marcas zonales. El entrenador decidió implementar un sistema de persecuciones personales, una estrategia que exige concentración y desgaste físico extremo.
Sava explicó que, en muchos partidos, los equipos cambian las marcas según el movimiento del balón, pero ante un rival tan dinámico como River, esa rotación constante genera espacios difíciles de cubrir. Por eso, su instrucción fue clara: cada jugador debía seguir a su marca hasta el final, sin importar dónde se moviera. La idea era anular los circuitos de juego del rival y forzarlo a depender de remates lejanos.
Una estructura sólida y un esfuerzo descomunal
Sarmiento se plantó con cinco defensores, tres mediocampistas y dos delanteros, un esquema que buscó priorizar el orden por encima de la tenencia. Pero más allá de la disposición inicial, lo que marcó la diferencia fue la intensidad. Los once futbolistas corrieron cada metro del campo, persiguieron, anticiparon y se agruparon con disciplina quirúrgica.
River lo sufrió durante los 90 minutos. El equipo de Núñez nunca encontró los caminos para entrar al área y debió recurrir a los disparos desde media distancia. Las estadísticas lo reflejan: de los 28 remates que intentó, 14 fueron desde afuera del área, una muestra clara del cerrojo que propuso el conjunto de Junín.
Ajustes ante los cambios de Gallardo
La estrategia no solo fue efectiva, sino que también demostró una gran capacidad de adaptación. Cuando Marcelo Gallardo intentó modificar el desarrollo del juego con el ingreso de Sebastián Driussi a los 61 minutos, Sava respondió con precisión táctica. Detectó que su línea de fondo tenía un hombre de más y decidió que Joel Godoy siguiera a Driussi en el medio, manteniendo el equilibrio.
“Nos estaba sobrando uno atrás. Cuando entró Driussi, preferimos que Godoy lo siguiera al medio, y lo mismo hicimos con las puntas”, explicó después el entrenador. Esa lectura instantánea impidió que River ganara profundidad con el cambio. El "Millonario" buscó variantes, pero se topó con un bloque compacto e impenetrable.
El gol, la autocrítica y la enseñanza
El tanto de Iván Morales fue suficiente para que Sarmiento se llevara una victoria histórica. El equipo incluso tuvo chances para ampliar la diferencia, aunque falló en la definición. River llegó al gol a través de Miguel Borja, pero la jugada fue anulada por posición adelantada.
Sava, siempre analítico, no esquivó la autocrítica. Reconoció que tuvieron dificultades en ciertos pasajes, sobre todo cuando Santiago Lencina, el extremo izquierdo de River, se cerraba hacia el medio y Alex Vigo no lo seguía. “Ahí empezaba la superioridad de ellos”, admitió, marcando el único punto débil del dispositivo defensivo.
Un plan que trasciende el resultado
El “Método Sava” no fue solo una estrategia para un partido: fue una declaración de principios. En un fútbol donde muchas veces se privilegia el talento individual, el entrenador de Sarmiento demostró que la organización y la disciplina pueden igualar las diferencias. Su planteo fue arriesgado, pero sostenido por convicción.
Con este triunfo, Sarmiento no solo sumó puntos vitales en la tabla del descenso: también ganó confianza y credibilidad. El equipo se permitió mirar más arriba y soñar, incluso, con una plaza en los playoffs del Clausura.
En tiempos en que los sistemas suelen repetirse y los equipos buscan parecerse unos a otros, Sava eligió pensar distinto. Persiguió, ajustó, resistió y ganó. Y en ese triunfo táctico se resume su idea de fútbol: que la estrategia, cuando se ejecuta con fe y esfuerzo, también puede ser arte.







