Un torrontés de Colalao del Valle se metió entre los mejores del país y sorprendió al jurado de Evinor

La bodega Luna de Cuarzo, de Colalao del Valle, obtuvo la medalla de plata en Evinor 2025 con su vino tardío Desata.

Un torrontés de Colalao del Valle se metió entre los mejores del país y sorprendió al jurado de Evinor

En la tierra que se adjudica la pertenencia del torrontés, un vino tardío de ese varietal elaborado en Tucumán logró destacarse entre los mejores del Noroeste. Se trata de Desata, de la bodega Luna de Cuarzo, ubicada en Colalao del Valle, que obtuvo la medalla de plata en la edición 2025 de la Evaluación de Vinos del Noroeste Argentino (Evinor), realizada en la ciudad riojana de Chilecito.

El reconocimiento llegó pasado 4 de octubre, en el inicio de la celebración de la Semana del Torrontés, la variedad blanca nativa de la Argentina. El origen de esta cepa se dio por el cruce entre Moscatel de Alejandría y Criolla Chica, y encontró su lugar de refrencia en el noroeste del país.

“Nuestro vino obtuvo 92 puntos, un reconocimiento fantástico y muy significativo para nosotros. Es una enorme alegría que un vino tucumano haya sido premiado en un certamen dedicado al torrontés, una cepa tan representativa de la identidad vitivinícola argentina”, expresó Silvia Gramajo, propietaria de la etiqueta distinguida y presidenta de la Cámara de Bodegas y Viñedos de Tucumán.

Evinor reunió a productores, enólogos, sommeliers y amantes del vino en la experiencia de cata guiada más grande del país. Más de 140 etiquetas fueron evaluadas durante una jornada que combinó degustaciones, actividades académicas, presentaciones especiales y una cena de gala que celebró al vino como patrimonio cultural del Noroeste argentino.

El torrontés, nuestra cepa insignia

“En esta edición, el foco estuvo puesto en el torrontés, ya que Chilecito es considerada la cuna de esta variedad, la única uva nativa de la Argentina”, detalló Gramajo a LA GACETA, y agregó: “Para mí es un orgullo enorme. Me emociona y me llena de felicidad poder compartir con los tucumanos el nivel del vino torrontés, especialmente en su versión de cosecha tardía”.

La bodeguera destacó también el carácter de esta cepa en la región: “El torrontés del Valle Calchaquí tiene un potencial extraordinario. Tanto es así que en Cafayate ya están elaborando espumosos a partir de este vino base. Es apasionante”.

El torrontés es, tal vez, la expresión más pura del vino argentino. Nació casi por casualidad, entre los cruces de cepas traídas por los conquistadores y el trabajo de viticultores y jesuitas que sin saberlo dieron origen a una variedad única. Durante mucho tiempo fue considerado un vino menor, pero la mirada cambió. Hoy es sinónimo de identidad y orgullo, capaz de reflejar el alma de las regiones donde crece.

Encontró en el norte su mejor escenario. Los Valles Calchaquíes siguen siendo su punto de referencia, con vinos que huelen a flores y dejan un recuerdo de miel.

Gramajo recibió un diploma de las manos del intendente de Chilecito, Rodrigo Brizuela y Doria, y del presidente de la Corporacion Vitivinicola Argentina, Mario González. Gramajo recibió un diploma de las manos del intendente de Chilecito, Rodrigo Brizuela y Doria, y del presidente de la Corporacion Vitivinicola Argentina, Mario González.

En Tucumán, la cepa se abre paso entre montañas y suelos pedregosos. Allí, la altura y la amplitud térmica le otorgan equilibrio y elegancia. Algunos productores apuestan por cosechas tardías, otros experimentan con métodos artesanales.

El reconocimiento a una etiqueta tucumana marca un nuevo avance para una industria que, aunque incipiente, tiene en el torrontés su emblema más genuino.

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