IMPONENTE. El cohete Super Heavy, probado en vuelo, se trasladó a la plataforma de Starbase antes del lanzamiento.
Si todo funciona como está previsto, Starship se convertirá en el primer cohete completamente reutilizable de su gigantesca categoría. El mundo aeroespacial tiene toda la atención centrada en el próximo lunes 13, con precisión en Boca Chica, Texas, donde está SpaceX, la base de operaciones de la compañía de fabricación de transporte espacial fundada por Elon Musk en 2002.
Con el undécimo lanzamiento del cohete la corporación pretende demostrar que es posible enviar grandes cantidades de carga al espacio de manera rutinaria y económica, lo que abriría la puerta a proyectos que en la actualidad parecen inalcanzables. Un avance histórico para la gran ambición de Musk: volver a la Luna y llegar por primera vez a Marte.
Ingenieros, periodistas, aficionados y autoridades seguirán cada etapa en tiempo real. SpaceX convirtió cada vuelo en un evento global, combinando tecnología de punta con una narrativa que enfatiza la exploración como proyecto colectivo.
La misión programada para que de inicio el lunes desde las 20.15 se considerará un éxito histórico si la nave alcanza la órbita, regresa y aterriza. Eso demostrará que Starship puede ser reutilizado totalmente, lo que haría mucho más baratas las misiones interplanetarias.
Los tres puntos en prueba
Los ingenieros de SpaceX hicieron foco en el sistema de aterrizaje, el escudo térmico y la trayectoria de vuelo y el aterrizaje controlado.
En el primer punto, según SpaceX, la maniobra comenzará con 13 motores encendidos, se reducirá a cinco durante la corrección de trayectoria y finalizará con tres motores centrales para el toque final. La técnica busca mejorar la estabilidad del descenso y optimizar el consumo de combustible, aumentando la seguridad y eficiencia del aterrizaje.
Los ingenierons retiraron deliberadamente algunas placas en zonas estratégicas para evaluar la resistencia de los materiales ante altas temperaturas y turbulencias durante la reentrada. Los datos que se recopilen del escudo térmico sometido a condiciones extremas no solo le servirá a SpaceX, también a las misiones planificadas por la Nasa dentro del programa Artemis, donde Starship adaptada funcionará como módulo de alunizaje.
En cuanto al aterrizaje, el plan de vuelo indica que el contacto con tierra firme será en el Golfo de México, mientras que la etapa superior completará su trayecto antes de amerizar (llegar al agua) en el océano Índico. Aunque los vehículos no serán recuperados físicamente, los ingenieros recopilarán información clave sobre materiales, combustión, estabilidad y control de aterrizaje.
Este tipo de ejercicios permite identificar ajustes operativos y técnicos antes de comprometer cargas útiles efectivas, una estrategia que ha caracterizado el desarrollo de Starship desde sus primeras pruebas.
Si bien cada vuelo ofreció datos inéditos y permitió afinar la tecnología, la prueba del 13 de octubre representará un salto cualitativo. La posibilidad de que una misma nave realice múltiples vuelos sin reconstrucciones costosas acercaría de manera concreta la exploración humana de la Luna y Marte; la humanidad podría expandir su presencia más allá de la Tierra.
Flight-proven Super Heavy booster moved to the pad at Starbase ahead of launch pic.twitter.com/z5GP4HU5wH
— SpaceX (@SpaceX) October 8, 2025







