INDICADOR. ¿Puede el tránsito de una ciudad determinar su calidad de vida a la hora de compararla con otras ciudades?
En 2022, la consultora IPD (Innovación, Política y Desarrollo), reveló que San Miguel de Tucumán calificó última entre las principales 24 ciudades argentinas en cuanto a calidad de vida. El estudio se realizó en base a encuestas presenciales sobre distintos aspectos de la vida personal y el entorno. Es decir, sobre la percepción de la gente.
En este relevamiento, donde 15 puntos es lo más alto, las mejores ciudades para vivir resultaron Mendoza (con un coeficiente de 14,58), seguida por CABA (11,15); La Plata (8,76) y Posadas (7,63). Tucumán obtuvo 22,9 puntos negativos, 37,4 guarismos abajo de Mendoza.
Según un mapa interactivo del Conicet del Índice de Calidad de Vida (ICV), realizado a lo largo de 20 años de estudio, el norte del país (NOA y NEA) mostró los peores resultados, mientras que el centro, Cuyo y Patagonia obtuvieron los mejores puntajes.
“La calidad de vida es un concepto relacionado con el bienestar de las personas. Depende de ciertas bases materiales, pero está lejos de reducirse a ellas. Para construir estos índices hemos procurado reflejar las características socioeconómicas y ambientales valoradas por las personas como determinantes de su prosperidad”, explicó Guillermo Velázquez, investigador del CONICET en el Instituto de Geografía Historia y Ciencias Sociales.
Según la Inteligencia Artificial (IA) Gemini, las ciudades con mejor calidad de vida en Argentina son: 1) Neuquén; 2) Córdoba; 3) Mendoza; 4) Rosario; 5) Santa Fe; 6) Bariloche; 7) San Juan; 8) Tucumán; 9) Corrientes; y 10) Bahía Blanca.
Diferentes resultados arrojó la IA ChatGPT, la que tras aclarar que “la elección de la mejor ciudad para vivir en Argentina depende de varios factores, como preferencias personales, necesidades laborales, el presupuesto y la calidad de vida que se busque”. El ránking de esta plataforma quedó de la siguiente manera: 1) CABA; 2) Córdoba; 3) Rosario; 4) Mendoza; y 5) Bariloche.
La Fundación Colsecor determinó en un extenso estudio realizado en 2024
que cuanto más pequeña es una ciudad/pueblo mayor es la sensación de bienestar, midiendo índice de satisfacción, percepción de felicidad, trabajo, ingresos, entorno social y familiar, estrés, recreación y educación.
Las ciudades se dividieron en cuatro categorías: menos de 10.000 habitantes; entre 10.000 y 35.000; de 35.000 a 100.000; y más de 100.000.
Consulta
LA GACETA le solicitó a especialistas de distintos ámbitos su opinión sobre ¿cómo debe medirse la calidad de vida? ¿Cuáles son los ítems más importantes a tener en cuenta y por qué?
Francisco de Rosa
Presidente Meta Tucumán
1) Movilidad segura y rápida. Porque el tiempo es la moneda de la vida urbana: menos minutos de traslado y menos siniestros viales suben la calidad de vida sensiblemente. Cómo se hace: carriles preferenciales para ómnibus, veredas decentes y sombreadas (somos Tucumán), cruces seguros, control efectivo de motos, de carga y descarga, y en escuelas y colegios. Ideal sería un plan de veredas más arbolado nativo en SMT y Yerba Buena, con estándares y fiscalización.
2) Espacio público cuidado y cerca. Porque la plaza, el parque y la vereda son el antídoto contra el encierro y la violencia. Cómo se hace: mantenimiento obsesivo (luz, agua, arbolado), parques de barrio tipo “15 minutos” y proyectos como La Hoya o Parque 9 de Julio con gestión clara y sostenida.
3) Vivienda y alquiler accesible. Porque sin techo digno no hay estabilidad familiar ni arraigo. Cómo se hace: alquiler social, densificación en corredores con servicios, incentivos impositivos a viviendas en alquiler y urbanización de barrios populares con cloaca, agua y conectividad.
4) Seguridad con prevención real. Porque la seguridad es más que policía: es diseño urbano más comunidad. Cómo se hace: iluminación inteligente, cámaras comunitarias bien auditadas, clubes y centros culturales abiertos de noche, mediación y datos públicos de delitos y siniestros.
5) Salud y educación de proximidad. Porque igualan oportunidades y bajan costos de tiempo y plata. Cómo se hace: CAPS y escuelas a 15 minutos caminando, horarios extendidos y coordinación municipal y provincia.
Cómo medir calidad de vida rápido: minutos puerta a puerta de traslado; siniestros viales por 100.000 hab.; m² de espacio público de calidad por habitante; porcentaje de hogares con agua, cloaca, conectividad; peso del alquiler sobre el ingreso; percepción de seguridad; olores y basura.
6) Gobierno que rinde cuentas y convoca. Por qué: cuando la gente ve resultados y participa, cuida. Ejemplo: presupuesto participativo, tableros abiertos (baches por km, tiempos de trámite, siniestros viales) y mesas barriales con poder real.
7) Cultura y sentido de pertenencia. Por qué: la calidad de vida también es sentirse orgulloso del lugar donde uno vive. La cultura, la memoria y la identidad son parte de esa riqueza. Ejemplo: festivales, museos abiertos y proyectos de historia local fortalecen la pertenencia y cohesión social.
Resumen: calidad de vida urbana es igual a tiempo ganado más espacio público vivo, más orgullo y más reglas que se cumplen.
José María Canelada
Concejal de la capital
La calidad de vida urbana se sostiene sobre cinco ejes fundamentales que atraviesan de manera transversal la vida de cada vecino. Basta pensar en un día común de cualquier habitante: salir de la casa para ir a trabajar, acudir al médico, visitar a la familia o realizar compras. Cada una de esas acciones depende de que la ciudad funcione y acompañe.
1) Seguridad ciudadana. Una ciudad de calidad es, ante todo, una ciudad segura. Significa que nadie debe apropiarse del fruto del esfuerzo de otro, que la ciudadanía pueda circular sin miedo y que no se vea obligada a especular por dónde transitar para minimizar riesgos. La seguridad es la base de la confianza en el espacio urbano y del sentido de pertenencia. Se debe sentir que la ciudad nos cuida y nos brinda la oportunidad de construir un futuro común.
2) Espacio público y ambiente urbano. Si existe seguridad, el vecino puede salir de su casa y apropiarse del espacio público. Ello exige entornos urbanos de calidad: plazas y parques cuidados, aire limpio, agua segura, calles sin líquidos cloacales. En definitiva, una ciudad que refuerce su identidad y en la que esa identidad sea compartida y protegida por la comunidad.
3) Movilidad y transporte eficientes. En una ciudad bien planificada moverse resulta sencillo, accesible y ágil para todos, sin importar la condición económica ni el lugar de residencia. Implica un sistema de transporte público multimodal, la promoción de la movilidad sustentable, un tránsito ordenado y veredas que inviten a caminar con tranquilidad.
4) Dinamismo económico y empleo. El desarrollo urbano también depende de que la ciudad facilite emprender y trabajar. Que abrir un negocio no sea un calvario burocrático, que el Estado no sea un obstáculo sino un acompañante, y que los tributos resulten razonables. Generar empleo debe ser una meta posible, no una carrera de obstáculos.
5) Visión de futuro. Una ciudad de calidad no se construye con parches ni soluciones de coyuntura. Se trata de planificar de manera sustentable y con responsabilidad intergeneracional: preparar a la ciudad para los desafíos climáticos, para el impacto de la inteligencia artificial en el empleo y para la vida hiperconectada digitalmente, que a menudo desconoce la importancia del encuentro físico en el espacio público.
Pensar la ciudad desde estos cinco ejes no es un ejercicio teórico, sino un modo de garantizar que la vida cotidiana de cada vecino sea más segura, más sana, más integrada y con más oportunidades.
Luis Lobo Chaklián
Secretario de Obras Públicas de la capital
1) La amplitud de géneros que involucra la calidad de vida es demasiada amplia, desde lo ambiental, social, infraestructura, servicios etc.
2) La medición se tiene que basar en datos reales y no en sensaciones.
3) La calidad de vida se evalúa a partir de generar igualdad de oportunidades para toda la ciudad. Hay sectores que están bastante degradados respecto de otros.
4) Hay que tener indicadores urbanos precisos para revertir y mejorar los sectores afectados.
5) Es fundamental la decisión política del intendente para generar acciones de estado que optimicen la calidad de vida de los centros urbanos.
6) Y aún con fuertes acciones, un municipio no logra optimizar totalmente una situación ambiental negativa (aunque haga pavimento por los desechos de agua o cloacales, mejore la transitabilidad pero no mejore lo ambiental).
7) La calidad de vida es un desafío colectivo que involucra múltiples actores, públicos y privados.
8) La Municipalidad de la capital dividió la ciudad en 20 sectores y se desarrollan tareas de detección de Indicadores Urbanos que permiten una planificación más precisa para áreas comprometidas.
9) Hay situaciones desconocidas. Por ejemplo, un sector en estudio arroja que 44 calles no tienen nombre y ni números domiciliarios. Afecta la identidad de un residente. Sin nombre y sin número, no existe en el espacio. También se está trabajando en ello.
10) Es fundamental la visión metropolitana para encontrar soluciones integrales que redunden en el corto plazo en las áreas urbanas.
11) La implementación efectiva del presupuesto participativo es un camino directo para encontrar soluciones en el corto plazo.
12) Para soñar con la ciudad ideal hay que construir caminos en conjunto.
INFRACCIÓN. Un taxi espera el semáforo en la senda peatonal.
Hugo Ledesma
Legislador
1) El primer indicador de calidad de vida es el grado y el modo en que las vecinas y vecinos gozamos efectivamente del “derecho a la ciudad”. Poder hacer uso y disfrute de los espacios públicos (paseos, plazas, parques), que el mobiliario urbano esté en condiciones, que estén adaptados para personas con discapacidad, que los niños, niñas y adolescentes tengan espacios apropiados y seguros para jugar, que se lleven adelante acciones de forestación urbana.
2) La conectividad y el tránsito fluido entre las distintas zonas de la ciudad. Hace a la calidad de vida que el habitante pueda transportarse de forma eficiente, en el menor tiempo posible y en condiciones seguras. Suma que cada vez existan más trámites que puedan hacerse a distancia.
3) La seguridad en general -y la seguridad vial en particular- también inciden en la calidad de vida. Poder circular por la ciudad por vías en condiciones, recurrir a medios de transporte alternativos y libres de emisiones de forma segura.
4) La vida cultural y académica de una ciudad también impacta positivamente en la calidad de vida de sus habitantes. Que existan ofertas variadas en cuanto a actividades culturales, recreativas, gastronómicas, gestionadas por el Estado o por privados, y una vida académica vigorosa.
5) Diagramar estrategias para la separación de residuos, su reciclado y su gestión diferenciada puede parecer algo que no tiene impacto inmediato, pero sin dudas es la clave para garantizar mejor calidad de vida en el futuro.
Gabriela Lo Giudice
Arquitecta, docente miembro de la Comisión de Patrimonio de la Provincia
La calidad de vida urbana depende de la definición de ciudad que tomemos. si definimos la ciudad como lugar donde transcurre la vida política de un grupo, como la definían los griegos, la calidad dependerá, en un enfoque moderno de la real representatividad de todos sus habitantes. Si el enfoque es de tipo biológico, la sanidad de su medioambiente será lo importante, (calidad del aire, higiene, variedad de su masa vegetal etc. Si la pensamos como ámbito social, la accesibilidad y seguridad serán dos parámetros de calidad inexcluibles. Si la pensamos como flujos, nos remitiremos a su provisión energética, su conectividad virtual, telefonía e internet, pero también la conectividad física, sus calles, redes ferroviarias, cantidad de vuelos y escalas. Si pensamos en su economía, será la variedad de su oferta laboral en cuanto incluya industria, comercio, bancos, servicios educativos, de cultura y la complejidad sanitaria. Cada uno de estos aspectos podría llenar libros.
Sin embargo, como arquitecta y habitante urbana, puesta a elegir diría que:
La limpieza de una ciudad es algo que refleja la actitud de sus habitantes y la efectividad de sus autoridades, que imbricados en lo micro y lo macro es un buen parámetro de medición de la calidad urbana. Una campana que buscara concientizar y educar en la reducción del residuo urbano domiciliario, comercial e industrial, con la separación, reutilización y buena disposición final tendría un gran impacto en la calidad de vida urbana.
El concepto de reverdecimiento urbano es otro aspecto que se va profundizando y es tendencia en muchas grandes ciudades. En el caso de San Miguel de Tucumán con su clima subtropical hacia tropical, se hace imperiosa la necesidad de atender a la reforestación y al aumento de metros cuadrados de parques y plazas.
ESPACIOS VERDES. Las plazas y parques pueden influir cómo se vive.
En cuanto al mobiliario urbano, refugios para la espera del transporte público, bebederos, buena señalética, bancos, iluminación. Las acciones nunca serán suficientes sin calidad en el espacio público.
El aspecto más cercano a mi corazón que es el del cuidado del patrimonio edilicio y monumental histórico, aquel que nos da identidad y hace que nos reconozcamos no sólo como producto de un presente digno sino también de un pasado heroico. En este sentido, la provincia tiene una gran deuda. Se han hecho intentos aislados con mayor o menor éxito, como con el teatro Mercedes Sosa, la casa Succar, o la casa Apás pero el Mercado del Norte quedó a medio camino, y la vieja Legislatura, el Casino, el Colegio Nacional y otros espacios patrimoniales siguen a la espera de una ley que prevea un porcentaje estable de presupuesto que atienda de manera sostenida en el tiempo y el cuidado y acrecentamiento del patrimonio cultural provincial.
Enrique Bach
Emprendedor social y ambiental
1) Una ciudad amigable, linda, con buena circulación. Para que no tengas que saltar aguas servidas, calles rotas, tránsito trabado que te ponga de mal humor.
2) Con conciudadanos amables y alegres. Para que haya buena onda, diría la juventud. Un buen día, un gracias, pueden cambiar el día.
3) Con un ambiente sano. Que predisponga a qué no te enfermes o te sientas mal por las distintas contaminaciones: visual, acústica, del aire, etc.
4) Espacios de esparcimientos comunitarios. Que puedas desarrollar cuerpo y alma e interactuar con otras personas o animales domésticos.
5) Con mucha vegetación en todas partes. Que purifique el aire, el calor, retenga las inundaciones, que sea agradable a la vista y el alma.
Gerardo Isas
Arquitecto, urbanista y docente
Parto de dos premisas: a) El municipio capital piensa mal y el que piensa mal da pasos inconducentes; 2) el principal moderador de la calidad de vida es el dispar acceso a la tierra propia, en un entorno productivo.
1) Entender que el aliado es el humano de a pie (peatón), y no el auto. El municipio tiene un acuerdo con el peor de los sindicatos: el Sindicato de Conductores de Autos Privados, que tienen un “free pass” del municipio. Impunidad total en estacionamiento libre y todo tipo de abuso sobre la calle. El auto es el medio de transporte más barato del momento y los peatones están en total desventaja. Cuando el embotellamiento apremia el municipio resuelve alejar a los ómnibus, en una de las más deslucidas de sus políticas. El privilegiado en llegar al centro debe ser el transporte público y no el privado. No entenderlo es vivir en los ‘70.
2) Recobrar la residencialidad perdida. La residencialidad se construye con acciones y es una forma del ejercicio del derecho a la calidad de vida.
Por ejemplo, los 18 semáforos en Santiago hacia el oeste no son para favorecer a ese hermoso barrio residencial, sino para favorecer al que usa el barrio para llegar al country, y quiere una calle Santiago en onda verde a 80 Km/h. Santiago, Mendoza, San Juan, Don Bosco, todos son “countryductos”. Primero sacaron los reductores de velocidad, último recurso de un barrio residencial, atravesado por gente apurada que no le gusta la “Autopista Mate de Luna”, pero quiere ir a 80 km/h.
SUCIEDAD. La limpieza de la ciudad alude a la calidad con la que se vive.
Muchos countrys de nuestras comunas están a 25 km de Plaza Independencia. La lejanía se compensa con la velocidad. SMT renuncia a la residencialidad a partir de los ’90. Residencialidad es, por ejemplo, que puedas enseñarle a caminar a tu hijo en la vereda.
3) Reconciliarse con el río Salí. Además de la ineludible asistencia al Barrio Costanera, hay que crear condiciones jurídicas para el desarrollo de tu principal pulmón y principal refugio de la naturaleza agreste. Más valioso que el oro. Pero el río Salí figura en el Código de Planeamiento Urbano (CPU) como destinado a instalaciones tóxicas y peligrosas. Tu asistencialismo pierde, repentinamente, todo brillo. La ciudad no tendría que tener nada peligroso ni tóxico.
4) Desactivar los dispositivos artificiales que manipulan la calidad de vida, según el barrio, mediante el CPU 2001. Los barrios tienen que competir en igualdad de condiciones. No puede ser que, en Barrio Norte y Sur se pueda desarrollar por ordenanza cinco veces más que en los Barrio Ciudadela y Villa 9 de Julio. Privilegios para revisar.
5) Dejar de banalizar los bienes ferroviarios. Bernabé Aráoz es la calle que acompaña al Ferrocarril Belgrano y no al revés. Se sacaron los reductores de velocidad, indispensables para que el que atraviese la vía lo haga sin esperas. No hay barreras desde los ‘90. Borraron el “pare, mire y escuche”. El Belgrano no es el Trencito del Parque. El municipio tiene que trabajar para mejorar la vinculación con la infraestructura ferroviaria y no invisibilizarla. Sostener y embellecer el contexto de los bienes ferroviarios sería lo que está faltando. El tren es una bendición para la sociedad.
6) Proteger al vecino de la industria gastronómica, especialmente en distritos residenciales. Algunos restaurantes tienen resuelto el estacionamiento barato, el de propina. El estacionamiento barato es un plus, y se buscan coquetos barrios residenciales porque sus casas tienen el auto guardado adentro. No hablo de la higiene, sino de las plataformas claramente en abuso de la vía pública. Hay una automática pérdida del valor de las propiedades aledañas a la gastronomía.
7) Aplicarse al diseño, tan desvalorizado en la capital. Que los recursos escasos sean para bienes durables y necesarios. El caso de los refugios de paradas de ómnibus, es un catálogo de desaciertos en decisiones de diseño, desde los materiales inadecuados, la violenta implantación sin estudio, como en Santiago al 400 y otras 24 paradas iguales.
8) Enseñar a cruzar la calle a los tucumanos que no saben cruzar la calle.
Creer que la luz verde es para seguir derecho y también para girar es nuestra tóxica forma de manejar autos. Si usted no lo entiende, es que no sabe cruzar la calle. Soy ambidiestro, sé cómo se cruza, pero como quiero vivir, cruzo como cruzan la calle los tucumanos.
Inés González Alvo
Arquitecta y doctora en Ciencias Sociales, experta en movilidad y en desigualdades socio-territoriales
La movilidad cotidiana define nuestra calidad de vida porque determina si realmente podemos acceder a los bienes y servicios que ofrece la ciudad. No basta con tener buena oferta educativa o de salud si el colectivo no llega, o conseguir trabajo si gastamos la mitad del sueldo en traslados. Además, cada persona se mueve diferente según sus circunstancias. Quien lleva un bebé en cochecito enfrenta obstáculos distintos que alguien en auto, y una persona mayor que no maneja tecnología depende de otros para saber cuándo viene el transporte. Estas diferencias de género, edad, ingresos y territorio marcan cuánto accedemos realmente a la ciudad. Cuando tenemos calles seguras para caminar, transporte público confiable y espacios para andar en bicicleta, no sólo mejoramos nuestra salud, también evitamos que trasladarse sea una lucha diaria. Porque la movilidad no es sólo ir de un lugar a otro, sino vivir mejor sin que cada salida nos consuma tiempo y energía en exceso. Por eso mejorar la movilidad es clave para ejercer nuestro derecho a la ciudad.
Hugo Ahumada Ostengo
Arquitecto, ex profesor titular de Proyectos Arquitectónicos de la FAU
1) Para medir la calidad de vida de una ciudad, según diversos estudios, intervienen factores que responden a: seguridad, salud, educación, vivienda, ambiente, movilidad, acceso a bienes y servicios, cultura, empleo y participación ciudadana. Estas mediciones tienen dos componentes, uno objetivo y el otro subjetivo. Un trabajo del Conicet reúne información muy valiosa sobre los diferentes radios censales de la Argentina y permite inferir en una escala de colores del rojo al verde como se compone la calidad de vida en el país. Este trabajo es un orgullo para nuestro país.
2) Para mejorar la calidad de vida habría que especificar qué entendemos por calidad de vida y a qué ciudadanos nos referimos, ya que es muy diferente el vecino de la capital del de Yerba Buena o de otras localidades. Organizaciones internacionales coinciden en que la calidad de vida se logra con variables comunes como pueden ser:
Equidad: implica lograr mayor igualdad. Según el BID, es muy importante cerrar estas brechas y equiparar el acceso a servicios de calidad en toda la ciudad. Esto tendría un impacto en la seguridad, la movilidad y otros aspectos que mejoran la vida de las personas.
Conectividad: además de jerarquizar las comunicaciones digitales implica tener un adecuado plan de movilidad urbana que implique a todos los medios de transporte y en especial al transporte público.
Seguridad: una ciudad segura garantiza el bienestar físico y social de sus ciudadanos, que se abre a diversas oportunidades y a las inversiones económicas que benefician el acceso al empleo.
Resiliencia y conocimiento: esta condición permite que las ciudades y sus ciudadanos tengan la capacidad para enmendar lo equivocado y avanzar con medidas para mejorar la calidad de vida. Implica avanzar a través del conocimiento y no de ideologías obtusas.
Gobernanza: permite tener administraciones que programen a largo plazo con planes consensuados, basados en intereses reales y no especulativos y que los responsables de las administraciones municipales y provinciales estén enfocados en la transparencia y la rendición de cuentas permanente.
Espacio público: cuando el espacio público es de calidad, agradable, bien equipado, con buen uso por parte de los vecinos, la calidad de vida mejora.
Nuestra capital requiere urgentes medidas para mejorar la calidad de vida. En el caso de Tucumán estimo que hay dos causas graves a tener en cuenta:
Los elevados índices de accidentes viales de motos con la cantidad de muertos por día. Es urgente plantear serias medidas que se engloben en un plan de tránsito exhaustivo que articule educación, control y penalización.
La otra prioridad es un plan urbano de crecimiento sustentable. Hace más de 40 años Sacriste señalaba que estamos en camino de vivir en una ciudad para “trogloditas”, y ya estamos muy cerca de ello, por la cantidad de “edificios parásitos” construidos en los últimos años, con espacios habitables a patios cerrados y una densificación de la manzana por las alturas permitidas, que alteran las condiciones de habitabilidad urbana.
Un plan debe convocar a un esfuerzo mayúsculo de gobierno y sociedad. Es la única manera de encauzar los grandes errores de los últimos años, que beneficiaron a los capitales especulativos. Esta ciudad debe también regular el uso de la tierra del Gran Tucumán, no permitiendo la extensión de sus límites. Todo ello implica preguntarnos qué ciudad queremos. Un jardín, con condiciones saludables, de una vida digna, o lo que estamos padeciendo hoy, producto de planes equivocados con graves consecuencias para el futuro.
Martín Ruiz Torres
Abogado, profesor de Políticas Culturales
En esencia, la manera en cómo se “mide” la calidad de vida de los habitantes de las ciudades no ha variado significativamente en comparación con las de los habitantes de la antigua Roma. Los romanos podían enorgullecerse de una serie de logros que definieron la vida urbana de su época.
1) Planificación urbanística ordenada y funcional: En las ciudades romanas se basaba en un sistema de cuadrículas regulares, similar al de los campamentos militares. Esta disposición no sólo facilitaba la organización del espacio, sino que también contribuía a la seguridad de los ciudadanos.
2) Manejo del agua: sus acueductos y sistemas de alcantarillado son considerados símbolos de la civilización romana. La capacidad de transportar agua limpia desde fuentes lejanas hasta los centros urbanos representaba una proeza de ingeniería sin precedentes. La Cloaca Máxima de Roma es un ejemplo icónico de un sistema de drenaje de aguas pluviales y residuales único en su época, que garantizaba la salubridad de la urbe.
3) Red de caminos (Vías): al igual que los acueductos, la extensa red de caminos y puentes romanos, muchos de los cuales aún se utilizan, eran un claro emblema del poderío del imperio. Estas vías no sólo facilitaban el transporte y el comercio, sino que también aseguraban la conexión fluida entre las distintas ciudades del Imperio.
4) Cultura: Las ciudades romanas dedicaban un espacio central a la construcción de su Foro, teatros, circos y anfiteatros. Estos lugares no sólo servían como punto de reunión para la población, sino que su entorno imponente contribuía a la formación y construcción de la identidad del ciudadano.
En conclusión, los elementos distintivos de las ciudades romanas -orden, seguridad, tecnología y acceso a los bienes y servicios culturales- no son más que un reflejo de las mismas necesidades que hoy demandan los habitantes de las metrópolis modernas.
Facundo Cabral
Presidente Fundación Ibatín Metropolitana
1) Para mejorar nuestra calidad de vida en la ciudad lo primero que nos hace falta es cultivar el amor propio, partir de la base común de que queremos vivir mejor, que no nos da lo mismo vivir mal en una ciudad disfuncional, fragmentada y violenta, que vivir bien, en comunidad y armonía con nuestro entorno.
2) Ejercer la ciudadanía es un aspecto relevante para mejorar la calidad de vida, no sólo por lo que cada cual pueda conseguir a través de, por ejemplo, peticionar ante las autoridades, sino por el impacto positivo que significa asumir la responsabilidad en la parte que nos toque de la construcción común del bienestar. Ejercer la ciudadanía es reivindicar nuestro derecho a la ciudad y también el compromiso de cumplir con nuestros deberes.
3) Salir de la anomia boba, la picardía de no respetar las normas básicas nos cuesta demasiado. Cosas tan simples como frenar en las esquinas, respetar las sendas peatonales, ceder el paso o no tirar basura en la vía pública cambian totalmente la visión que nosotros mismos tenemos de nuestro entorno. Hoy los tucumanos -al menos en el Gran Tucumán- estamos lejos de enorgullecernos por nuestro comportamiento ciudadano y sin duda es algo a revertir.
4) Vencer la resignación. La resignación es una postura cómoda, reniego, señalo, busco culpables y no hago nada. Es común escuchar la opinión fatalista de que somos un páramo horrible sin representación ni cultura posible. Algunas veces da la sensación que perdimos el partido antes de jugarlo. Es clave para hacer grande y lindo a Tucumán el ejercicio activo de nuestros sueños, no perder de vista que sí se puede y que vale la pena intentarlo, compartir sueños en común e intentar llevarlos a cabo es una forma de planificar en comunidad.
Lo mejor que tienen las ciudades, y la nuestra no es una excepción, es esa posibilidad de juntarnos a hacer cosas, compartir un trago, una buena charla en la barra de un bar, jugar un picadito en el parque, ir al teatro, ver una muestra, compartir proyectos, ir a la cancha, intercambiar ideas. Salir del aislamiento y vivir la ciudad parece una obviedad pero en esta era del aislamiento y la autoexclusión no está de más recordarlo.
5) Hay un eje que es clave y es el del transporte público, ya no se trata sólo de que los colectivos estén limpios, sean más baratos y lleguen a tiempo, se trata de pensar como el transporte puede pasar de ser el último recurso a ser el medio que elijamos todos o la mayoría para movernos. Para esto debemos ir hacia un sistema de movilidad que conecte toda nuestra región metropolitana de forma eficiente, cómoda y segura.
Carlos Ale
Concejal de la capital
¿Cómo se “mide” la calidad de vida de una ciudad? Para responder esto hay que ponerse en la rutina de un ciudadano, desde que sale de casa. Necesita un transporte público eficiente, con mejoras para un sistema más ordenado y frecuencias fijas, que ahorraría esperas y estrés al intentar desplazarse por la ciudad.
Para el ciudadano que opta por usar medios alternativos es importante brindarle apoyo, por ejemplo con ciclovías seguras y en condiciones, fomentando el uso de bicicleta y así descongestionando el tránsito. Carriles de bici bien señalizados y conectados incentivan una movilidad más limpia y saludable.
Es importante poder resguardar al ciudadano, con lo cual se necesita seguridad integral. No es sólo tener más policías y trabajar en conjunto con el centro de monitoreo, sino mejor iluminación en las calles, especialmente en los barrios. Calles y veredas bien iluminadas disuaden delitos y permiten que la gente pueda disfrutar de la ciudad, también en horarios nocturnos.
Es fundamental garantizar educación de calidad, accesible, con infraestructura educativa adecuada y tecnología, y generar espacios dignos en todos los barrios, no sólo en el centro. Debe haber apacitación técnica y programas de inclusión para adultos que busquen mejorar sus oportunidades laborales
Después de la jornada de estudio o laboral es importante distenderse con lo cual se necesitan espacios verdes y áreas recreativas. Si bien tenemos el Parque 9 de Julio, que es hermoso, necesitamos más verde distribuido por la ciudad. En los barrios más alejados, las plazas deben diseñarse pensando en la familia y el medioambiente.
No hay que dejar de lado otras facetas: la cultura y la vida social son vitales para el bienestar, con centros culturales barriales, espacios donde las comunidades puedan desarrollar actividades artísticas y sociales, que son una forma de contención. Una programación cultural diversa, como festivales, teatro al aire libre, música en plazas que fortalezcan la identidad tucumana y espacios para jóvenes, como centros deportivos, culturales y de encuentro que ofrezcan alternativas sanas de recreación, que hacen de la ciudad un lugar próspero para el desarrollo del ciudadano.
Se necesita acceso equitativo a servicios básicos: cloacas en buen estado y agua potable las 24 horas. Ampliar centros de salud comunitarios y mejorar la atención primaria reduce la presión sobre hospitales saturados. Viva donde se viva, cada persona debe recibir los mismos servicios de calidad.
No olvidar el arreglo continuo de calles, refacciones y control de basurales.
Esto incluye una gestión eficiente de residuos con sistema de recolección y reciclaje que mantenga la ciudad limpia y saludable. Finalmente, es fundamental promover la participación ciudadana con canales efectivos para que los vecinos puedan proponer mejoras y ser escuchados por el gobierno, porque quienes viven día a día en cada barrio son los que mejor conocen sus necesidades.











