Nicolás Laméndola se ubica por la banda izquierda del mediocampo. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.
Atlético encontró en Nicolás Laméndola a un futbolista que, con velocidad y atrevimiento, se está consolidando en el equipo de Lucas Pusineri. Dejó de ser aquel recambio de emergencia para transformarse en un titular indiscutido, dueño de la banda izquierda y una de las cartas más desequilibrantes del “Decano” en el Clausura.
Laméndola no comenzó el torneo dentro de la formación inicial. Su papel era el de revulsivo: ese jugador capaz de ingresar en el segundo tiempo para cambiar la ecuación de un partido cerrado. Y lo cumplía con creces. Con movimientos eléctricos, diagonales sorpresivas y una capacidad especial para atacar espacios vacíos, cada ingreso dejaba la sensación de que tarde o temprano iba a pedir pista como titular.
Esa oportunidad llegó tras una serie de buenos rendimientos. A fuerza de intervenciones decisivas, “Chueco” convenció al cuerpo técnico de que merecía un lugar desde el comienzo. Hoy acumula cuatro partidos consecutivos como titular, con un gol y dos asistencias que avalan su crecimiento.
Un velocista
Laméndola se mueve como un cuchillo por la banda izquierda. Su velocidad lo convierte en un dolor de cabeza para cualquier defensa rival, y su insistencia en buscar la sorpresa lo hace peligroso cada vez que entra en contacto con la pelota. Pusineri encontró en él ese volante por afuera capaz de desequilibrar, generar superioridad y obligar a los defensores a retroceder más de lo previsto.
Pero más allá de lo futbolístico, el jugador destaca por su humildad y por la claridad con la que entiende su rol. “Siempre dije que sea donde sea, del lugar que nos toque, hay que aportar al equipo. Ya sea desde titular o desde el banco, siempre tratar de dar lo mejor para poder quedarnos con triunfos”, explicó.
El valor del grupo
En un plantel que atraviesa momentos de alta exigencia, Laméndola valora la fortaleza colectiva. “Tenemos un gran grupo, con personas increíbles que hacen muy llevadero el día a día, que es bastante pesado. Sea en buenas o malas, es un grupo que sabe afrontar los problemas y las circunstancias”, contó, resaltando el costado humano como un factor que sostiene al equipo.
Uno de los puntos de inflexión para Atlético en este Clausura fue la victoria frente a River, en el “José Fierro”. Laméndola lo vivió como un reflejo del trabajo constante. “La clave fue trabajarlo y conversarlo. Hay días en los que las cosas salen y otros no. Esta vez se nos dio y ojalá que siga siendo así”, explicó.
Esa noche, Atlético mostró carácter, y “Chueco” fue parte activa de un triunfo que fortaleció la confianza del grupo y le entregó un buen envión de cara a la recta final del campeonato. “Nos tocó hacer un buen partido y estamos contentos con eso. Espero que siga siendo así”, agregó con una sonrisa.
Los desafíos
El presente de Laméndola es auspicioso, pero el mediocampista mantiene los pies en la tierra. “Todavía lo vamos a ir trabajando. Paso a paso, pensando en recuperarme al 100 para poder rendir de la mejor manera”, confesó tras uno de los últimos encuentros, reflejando su compromiso con la preparación diaria.
Sobre lo que falta mejorar, reconoció que el equipo aún tiene el desafío de sumar como visitante. “No es que no queramos ganar fuera de casa, pero no se nos está dando. Vamos a ver qué podemos hacer de acá en adelante”, dijo.
Con apenas un puñado de partidos como titular, Laméndola logró convertirse en una de las caras nuevas del “11” inicial de Pusineri. Su irrupción le dio frescura al mediocampo y variantes ofensivas que el equipo necesitaba.
De revulsivo a titular, del banco al protagonismo, el “Chueco” empieza a escribir su propia historia en Atlético. Con velocidad, sacrificio y humildad, se está ganando un lugar que promete ser cada vez más importante en el recorrido del “Decano” en este Clausura.







