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La noticia del día no vino desde la Casa Rosada ni de las oficinas del Banco Central, sino desde Washington. El apoyo explícito del Tesoro de Estados Unidos a la Argentina generó un verdadero sismo en los mercados locales, revirtiendo la tendencia negativa que se había instalado en contra de la gestión de Javier Milei tras la derrota electoral de La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires, el pasado 7 de septiembre.
En una jornada que podrá ser recordada como un rally de confianza, los bonos, acciones y ADRs argentinos se dispararon, el riesgo país se desplomó y el dólar, en todas sus versiones, sufrió una caída estrepitosa. La posibilidad de un inminente financiamiento de Washington actuó como un bálsamo para la maltrecha economía argentina.
El protagonista de esta historia es el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, quien utilizó su cuenta en la red X para enviar un mensaje claro y contundente: “Todas las opciones de estabilización están sobre la mesa”.
Bessent aseguró que el gobierno de Donald Trump “está dispuesto a hacer lo que sea necesario dentro de su mandato para apoyar a Argentina”.
¿Qué significa esto en la práctica? La información que trascendió indica que estas opciones podrían incluir líneas de swap, compras directas de divisas y compras de deuda pública.
El efecto no se hizo esperar. Los ADRs, que son las acciones de empresas argentinas que cotizan en Nueva York, treparon hasta un impresionante 23,9%.
Lideraron la suba Grupo Supervielle, con un avance del 23,9%, seguido de cerca por Grupo Financiero Galicia (+21,1%), BBVA Argentina (+20,3%) y Banco Macro (+20,2%).
Aunque el rebote fue espectacular, es importante ponerlo en contexto: todavía no alcanzan a recuperar la caída previa. En lo que va del mes, la pérdida acumulada de estos papeles sigue siendo de hasta 20,7%, y en el año, la situación es aún más crítica, con una caída del 58,8%.
En el mercado local, el S&P Merval, el principal índice bursátil de Argentina, también festejó con una escalada del 7,5%, alcanzando los 1.811.038,73 puntos.
Medido en dólares, el S&P Merval voló un 17% y tocó los 1.257 puntos, su nivel más alto en casi dos semanas.
Las acciones que más brillaron en la jornada fueron Metrogas (+26,5%), Transener (+20,5%), Transportadora de Gas del Norte (+20,2%), Sociedad Comercial del Plata (+19,9%), Grupo Supervielle (+16,1%) y BBVA (+18,4%).
Por supuesto, no todos los papeles se sumaron a la fiesta. En el otro extremo, acciones como Ternium, Aluar y Cresud tuvieron leves pérdidas de 1%, 0,9% y 0,2%, respectivamente.
El impacto del apoyo de EE.UU. no solo se vio en las acciones. Los títulos en moneda dura también subieron, con el Bonar 2038 a la cabeza, que se disparó un 23,3%.
Le siguieron de cerca el Bonar 2035 (+21,4%), el Bonar 2041 (+20,1%) y el Global 2035 (+20%).
Este optimismo se tradujo en una caída abrupta del riesgo país, que se desplomó un 25,2% hasta los 1.089 puntos básicos, después de haber rozado los 1.500 la semana pasada.
Retroceso del dólar
A partir de lo que pudo calificarse de “Efecto Bessent”, la euforia en los mercados se contagió al dólar, que se desplomó en todos sus segmentos. El oficial cayó $85 y cerró a $1.430 en el Banco Nación.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) confirmó que no tuvo intervención en el mercado de cambios en un escenario de baja del dólar. La semana pasada había vendido U$S 1.110 millones en virtud de que la cotización había tocado el techo de la banda cambiaria, en $1.474,50.
No obstante la ausencia de intervención, las reservas del BCRA tuvieron una jornada negativa y cayeron U$S 141 millones, cerrando las operaciones en U$S 39.118 millones.
En el mercado mayorista, el dólar retrocedió a $1.408, una baja impulsada por la mayor oferta de divisas tras el anuncio del gobierno de eliminar las retenciones a granos y carnes.
En el segmento informal, el dólar blue retrocedió $45, hasta los $1.475 para la venta. El dólar MEP se hundió un 8% y el Contado con Liquidación (CCL) bajó un 8,1%.
La calma se extendió al mercado de futuros. Los contratos de dólar cerraron con importantes bajas, y los analistas ya “pricean” un tipo de cambio mayorista a $1.397,5 para fines de septiembre y $1.526 para diciembre.
Para los especialistas, al dólar, “tenderá a bajar” por la calma en las expectativas, pero después lo hará “por soporte ante los vencimientos en el corto plazo necesarios para disipar las dudas existentes, bajar el riesgo país y dar certidumbre”.
Lo que hoy fue un “rally de confianza” con aval internacional, se convierte ahora en un desafío para el gobierno: ¿logrará transformar este respiro en un puente más duradero hacia las elecciones de octubre?







