Arriba de la banda: ¿qué pasó con el tipo de cambio? ¿Cuánto fue el monto de la intervención del Banco Central?
El Banco Central volvió a intervenir ayer en el mercado y vendió U$S678 millones. Se trata de la mayor cifra desde la salida del cepo cambiario, en abril pasado, pero también la venta más importante desde octubre de 2019. Si bien se intentó evitar que el dólar supere el valor establecido por el esquema cambiario de bandas de flotación -que estaba en $1.475,32-, tras las ventas oficiales la baja fue casi marginal: cerró en $1.475. Al superar el techo de la banda de flotación, la entidad que preside Santiago Bausili tiene luz verde para intervenir. La cifra de ayer se suma a los U$S53 millones que la entidad vendió el miércoles y a los U$S 379 millones del jueves. Así, terminó con ventas por U$S1.110 millones en la semana. El dólar minorista lleva varios días por encima de la banda superior de flotación. Ayer, la cotización cerró a $1.515 en Banco Nación y marcó un máximo histórico.
Declaraciones polémicas: ¿qué significa el concepto del ministro Luis Caputo “vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”?
El reciente comentario de Caputo afirmando que “vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda” refleja con claridad la estrategia del equipo económico frente a un escenario cambiario desafiante, afirma a LA GACETA la economista Florencia Linares, lider comercial de Amauta Inversiones. En palabras de Federico Furiase, miembro del equipo técnico, el Gobierno dispone de un poder de fuego de casi USS 22.000 millones para defender ese techo, que hoy se sitúa en torno a los $1.475,32. Sin embargo, la presión del mercado ha sido persistente: en los últimos tres días se han vendido más de U$S1.100 millones. Linares acota que esta estrategia de intervención agresiva plantea interrogantes sobre su sostenibilidad. “Las reservas no son infinitas y la venta diaria de entre U$S500 millones y U$S600 millones erosiona tanto el stock como la credibilidad crediticia del soberano. El mercado, por su parte, parece haber redefinido ese techo como un nuevo piso, desafiando abiertamente la estrategia oficial”, expresa la especialista.
Expectativas: ¿el mercado se anticipó a los problemas cambiarios?
La dinámica actual del mercado está claramente guiada por las expectativas, las cuales se encuentran deterioradas y con un alto grado de incertidumbre. A esto contribuyó de manera significativa la deficiente ejecución del programa de desarme de instrumentos en pesos -en particular las LEFI-, lo que generó una dislocación en la curva de tasas y un desarme forzado de posiciones por parte de los participantes institucionales, señala Linares. Simultáneamente, el clima político se volvió más tenso y errático. La falta de capacidad del oficialismo para construir consensos en un Congreso adverso, sumado a fallos legislativos consecutivos, expuso debilidades en la gestión del Ejecutivo y alimentó la percepción de fragilidad institucional. El mercado, frente a esta combinación de errores técnicos y disfuncionalidad política, adoptó una postura defensiva, buscando refugio en activos dolarizados y fuera del alcance del riesgo argentino, acota la economista. Los dólares financieros, MEP y CCL, subieron 8% y 9% respectivamente, reflejando esta búsqueda de cobertura. En paralelo, el índice accionario Merval -medido en dólares- cayó un 25,1% desde fines de agosto, retrocediendo a niveles no vistos desde agosto del año pasado. Esta caída se dio a pesar de un contexto internacional favorable, lo que confirma que el deterioro responde exclusivamente a factores domésticos: incertidumbre política, suba abrupta del tipo de cambio y ventas forzadas del BCRA para sostener la paridad dentro de la banda. “El mercado internacional puede estar de fiesta, pero nosotros seguimos tocando la misma melodía desafinada”, afirma Linares.
Cobertura: ¿por qué se inició antes de lo previsto originalmente el apetito de cobertura en tiempos electorales?
El desdoblamiento del calendario electoral, que generó un lapso de casi dos meses entre las elecciones primarias y las generales, tuvo un efecto directo sobre la dinámica de cobertura del mercado. Este prolongado compás de espera elevó la exposición al riesgo político, forzando a los inversores institucionales y minoristas a anticipar posiciones defensivas, explica la líder comercial de Amauta. Adicionalmente, el resultado electoral en la provincia de Buenos Aires mostró una brecha del 13% -muy por encima del diferencial de 5-6% que el mercado había descontado-, lo que generó una disrupción en las expectativas. La reacción fue inmediata: ventas masivas de activos locales, fuerte presión sobre el tipo de cambio y un reacomodamiento hacia instrumentos financieros que permiten cubrirse o directamente eludir el riesgo soberano. “Hacia las elecciones generales, el panorama se presenta aún más incierto. A la creciente volatilidad política se le suma una política cambiaria errática y una marcada pérdida de credibilidad en el esquema oficial. Esto intensifica la percepción de riesgo sistémico y propicia un escenario de huida hacia activos dolarizados y refugios fuera del alcance de la jurisdicción local. A esta altura, hasta los más optimistas se están preguntando si hay un plan... o si simplemente estamos improvisando con buena voluntad”, fundamenta .
Cuestión de tasas: ¿qué sucederá con la tasa de interés?
La dinámica actual de tasas de interés en pesos en la Argentina responde a una decisión clara del Gobierno: secar la plaza de pesos para enfriar la economía y contener la inflación, aún a costa de profundizar el freno de la actividad. Según Linares, este enfoque combina dos herramientas clásicas: tasas de interés reales elevadas y mayores encajes bancarios. Los encajes son los fondos que los bancos deben dejar depositados en el Banco Central y que no pueden utilizar para otorgar créditos. Al elevar ese porcentaje, se reduce la capacidad del sistema financiero de multiplicar el dinero a través del crédito. En otras palabras, hay menos plata circulando en la calle. Con menos pesos disponibles y tasas más altas, la idea es desalentar el consumo, frenar la demanda y así ponerle un límite a la suba de precios. Es una estrategia ortodoxa, que busca estabilizar la macro, aunque no tenga contemplaciones con la economía real. Pero este tipo de políticas no es gratuita. Secar la plaza de pesos sin un programa integral que contemple la inversión, el empleo y la competitividad, puede derivar en recesión prolongada y tensión social. La contracción del crédito y el costo financiero creciente afectan a empresas y familias por igual. En síntesis, el Gobierno decidió jugar fuerte con la política monetaria para intentar domar la inflación, incluso si eso significa dejar de lado -al menos por ahora- los efectos colaterales sobre la economía productiva. Las tasas seguirán altas mientras dure este enfoque. Y el costo del dinero, también.
El dilema argentino: endeudarse, ¿oportunidad o riesgo?
En el marco actual de tasas de interés elevadas y marcada restricción monetaria, el endeudamiento empresarial se ha vuelto crecientemente riesgoso y costoso. La política monetaria contractiva ha generado una plaza seca de pesos, afectando directamente el financiamiento al sector productivo. En este escenario, tanto bancos como Sociedades de Garantía Recíproca (SGRs) concentran su oferta crediticia en compañías con scoring crediticio sobresaliente, dejando al margen a aquellas PyME que presentan mayor exposición al riesgo o estructuras patrimoniales menos robustas, dice Linares. Aún no se vislumbran señales de que las entidades financieras estén dispuestas a flexibilizar sus criterios o asumir avales con riesgo crediticio directo de las empresas, lo que profundiza el estrangulamiento financiero. En consecuencia, salvo en casos de necesidad impostergable o de oportunidades de arbitraje con alta previsibilidad de retorno, la postergación del financiamiento se presenta como la opción más prudente. Para aquellos obligados a tomar deuda, resulta clave analizar en detalle la estructura de plazos y tasas, buscando instrumentos que minimicen el impacto financiero en el mediano plazo.
Poder de fuego del BCRA: ¿hasta dónde llegará la presión sobre la banda superior y sobre las reservas?
A riesgo de sonar como disco rayado, es inevitable hablar una y otra vez de los mismos temas: dólar, intervención y futuros. La aceleración de la intervención del Central, con 24 ruedas por delante hasta las elecciones de medio término, deja en evidencia que nunca estuvo tan cuestionada la sostenibilidad del esquema. La incógnita, de ahora en más, es doble: hasta qué punto se intensificará la presión sobre la banda superior y cuántas reservas está dispuesto a resignar el equipo económico para defenderla. Considero que quemar reservas de esta manera sin plan alguno de acumulación a futuro, es una decisión 100% política, sostiene Linares. Por otro lado, el mercado de futuros de dólar es otro termómetro de las expectativas. Hoy refleja un nivel récord de contratos abiertos (U$S8.590 millones), con una fuerte posición vendida del BCRA que podría alcanzar los U$S7.700 millones. La intervención del Central para frenar la escalada es evidente, pero sin una estrategia de acumulación de reservas a futuro, se percibe como una maniobra meramente defensiva. Resulta llamativo que el Gobierno estime un tipo de cambio mayorista a diciembre de 2025 en $1.325, cuando hoy el mercado le asigna un valor para fin de año de $1.641. “Esta brecha marca el escepticismo de los inversores respecto a la sostenibilidad del actual esquema. Tal vez sea una muestra de optimismo oficial, o tal vez... simplemente una estimación de escritorio con poca tracción en la calle”, manifiesta la economista consultada por LA GACETA.
Puja política: ¿cómo gobierna Milei con un Congreso en contra, teniendo en cuenta que necesita avales?
El presidente Javier Milei enfrenta un reto institucional significativo: gobernar con minoría en ambas Cámaras. Esto le exige construir consensos, negociar con la oposición y moderar su agenda. Si bien el margen de acción está limitado, no está anulado. La capacidad de tejer acuerdos puntuales será clave para avanzar en su programa de reformas. El escenario actual es de tensión e incertidumbre. “Sostener esta estrategia sin dañar la credibilidad dependerá de la capacidad del Gobierno para ofrecer una hoja de ruta clara, consistente y con respaldo político. En ausencia de esto, los mercados seguirán moviéndose más por miedo que por fundamentos. Y en Argentina, cuando el miedo se instala, el dólar siempre sabe a dónde ir”, concluye la economista de Amauta Inversiones.










