Septiembre Musical: el NOA es Ópera reúne dos obras muy distintas

Con el espectáculo “La casa y la sangre” concluirá hoy el congreso regional. Es una creación colectiva que reúne “Las bodas de Fígaro” y “Lucia de Lammermor”. Los elogios artísticos de Marlon Zé.

VOCES EN ESCENA. Los coros Opus Producciones Lírica y Sine Nomine, dirigidos por Myriam Gómez, y la orquesta juvenil Aurora abrieron el evento. VOCES EN ESCENA. Los coros Opus Producciones Lírica y Sine Nomine, dirigidos por Myriam Gómez, y la orquesta juvenil Aurora abrieron el evento.

El festival El NOA es Ópera cierra hoy su tercer congreso con la presentación de la creación colectiva “La casa y la sangre”, desde las 21 en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601), con promoción especial de 2×1 para socios de Club LA GACETA y dentro del Septiembre Musical del Ente Cultural de la Provincia.

La propuesta es el resultado de un encuentro entre cantantes, directores y artistas que participaron de dos talleres escénicos que se dictaron en el marco de la agenda de capacitaciones que formaron parte del evento. A través del juego teatral, se exploran dos títulos fundamentales del repertorio operístico: “Las bodas de Fígaro”, de Wolfgang Amadeus Mozart, y “Lucia di Lammermoor”, de Gaetano Donizetti.

“En esta versión, una guía y archivista del San Martín recibe a un grupo de visitantes para contarles la historia del teatro y de las óperas que allí se interpretaron, pero su tarea se ve interrumpida por la irrupción de una compañía de intérpretes que recrean escenas de esas bodas célebres: la de Fígaro, llena de intrigas y engaños; y la de Lucia, teñidas de traición, violencia y muerte. Entre ellos aparece un asistente particular, Cherubino, que oscila entre ser ayudante de escena, motor de enredos y personaje fugitivo, atravesando los límites entre el recuerdo, el juego y la representación”, se anticipa sobre la propuesta que funciona como un cruce entre memoria y ficción en el espacio vacío del escenario.

Así, “el territorio artístico se llena de fragmentos, interrupciones y restos de dos historias que no logran sostenerse”, avisa Valeria Albarracín Makantassis, directora de Festivales Filarmonía y responsable de la organización.

Los responsables

La ópera bufa de Mozart tiene libreto de Lorenzo Da Ponte y está ambientada en Sevilla. Narra la jornada de nupcias entre Figaro y Susanna, criados del conde y la condesa Almaviva, llena de equívocos amorosos, celos y disfraces con los cuales los sirvientes desafían a sus amos. En cambio, la obra trágica de Donizetti (el montaje está dirigido por Alejandro Atias), con guión de Salvatore Cammarano, relata la historia de una joven obligada por su hermano a casarse con un noble por intereses familiares, pese a que está enamorada de otro hombre. Entre muchos otros, actúan Marianela Dollera Albarracín, Leonardo Estévez y Valeria Albarracín.

La puesta de Figaro está a cargo del regisseur brasileño Marlon Zé, uno de los invitados especiales al congreso. “Me encontré con artistas con mucha disposición para aprender y crear, lo cual es muy satisfactorio y muy inspirador también. En Tucumán se percibe una gran energía de intercambio, de compartir y de hacer. La principal fortaleza que tienen es justamente esa apertura, sumada a sus talentos individuales y a la seriedad con la que estudian. Como en cualquier lugar del mundo, la técnica siempre puede seguir perfeccionándose, porque un artista nunca deja de estudiar, de nutrirse y de formarse”, le dijo a LA GACETA.

El maestro reivindica a la ópera dentro del universo del teatro musical. “Nace como una forma en la que el teatro y la música funcionan de manera casi inseparable: la acción dramática se desenrolla a través del canto. El musical como tal, que aparece más tarde, retoma esa misma idea de unir formas expresivas pero combina canto, diálogos hablados y danza con un lenguaje más cercano a la cultura popular. Ambos géneros comparten la misma raíz: son formas de teatro en los que la música estructura la narrativa”, describe.

Replanteos para sumar público: la mirada de Patricia González

“El principal desafío que tiene la ópera es generar nuevo público, para lo cual hay que revisar los modos en que pensamos las producciones y trabajar en formatos más pequeños, en puestas no tan largas, en adaptaciones con nuevos lenguajes, en vincularlas con la actualidad, en presentarse en espacios no convencionales, de modo que la gente se acerque y sea impulsada luego a ver una ópera completa con toda su magia y su arte”. Esta es la premisa de Patricia González, una de las disertantes del congreso El NOA es Ópera. La especialista calificó como “notable ver la inquietud general de los artistas por estudiar y vincularse al género operístico; los felicito por su capacidad de seguir construyendo, con gran disposición a recibir otras formas de entender el canto y compromiso a hacer un montaje de dos óperas tan grandes y complejas como las que se presentarán esta noche a cargo de cantantes con voces hermosas y con muchas ganas de seguir creciendo”. Acerca de los mecanismos de producción, reivindica la importancia de un trabajo en conjunto entre lo privado y lo público: “existen muchas maneras de llevar adelante proyectos, estamos en un momento social, político y económico difícil en el que es necesario pensar en unir fuerzas para defender un legado tan importante como es la ópera”.

“Tucumán es un semillero”: fortalezas y debilidades, según Leonardo Estévez

Leonardo Estévez es uno de los disertantes y capacitadores que participan de El NOA es Ópera, y elogia la respuesta del público tucumano a cada propuesta de ese género, “siempre llenando las salas”.

El especialista reivindica como fundamental “la participación del Estado como curador de la cultura de un país, lo que no quiere decir que deba financiar cuanto espectáculo se le pida, sino que debe arbitrar los medios para facilitar el aporte privado, tal como sucede en Estados Unidos, Europa y Oriente, donde ayuda a producir”.

“La ópera es ya popular. Todo el mundo sabe lo que es, o al menos lo imagina que es y el interés por las propuestas jamás desaparece, como se evidencia a la salida de cada espectáculo y sin necesidad de demasiadas preguntas. El público se ha acostumbrado tanto al espectáculo corto, digital, de pocos artistas, que cuando se enfrenta a una expresión que reúne a todas las artes, encuentra algo para atesorar y comentar”, destaca.

Acerca de la presencia de propuestas masivas, como impulsaron en su momento los Tres Tenores o ahora Il Divo, aclara que “esos grupos han promocionado un nuevo género, la ‘ópera pop’, que está muy alejado del teatro lírico; sí creo que han despertado vocaciones de estudio o, al menos, de interés por cantar”.

“Tucumán siempre ha sido un semillero de artistas líricos. No puede separarse eso de la tradición impuesta por el teatro San Martín... o sea: hay un teatro, quiero cantar allí, y entonces estudio. Entre sus fortalezas están las ganas de formarse; pero existe un poco de agotamiento por no ser cuidados por quienes los contratan. Así se pierde el rigor profesional que la actividad exige. Como no se cumple de un lado, el artista lo percibe como un menosprecio... eso cansa demasiado”, advierte.

Estévez considera que, para potenciar la cultura en el país, lo importante sería “ponerla en valor”. “No me gusta la palabra reinventar... es volver a inventar algo que ya está inventado. A nadie se le ocurriría repintar un Rembrandt... tal vez sería mejor actualizar los museos, visibilizarlos, contratar mejores curadores, pero nunca abandonarlos”, finaliza.

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