Un reciente estudio sugiere que entrenar descalzo no solo beneficia al cuerpo, sino que también estimula la actividad cerebral. Según la investigación publicada en el medio Women’s Health, esta práctica mejora la concentración, disminuye los niveles de estrés y aumenta la capacidad cognitiva.
De acuerdo con expertos en salud y bienestar, entrenar sin calzado puede aportar beneficios significativos en términos de fuerza, movilidad y control corporal. No obstante, para obtener estos resultados de forma segura, es esencial que la adaptación a esta práctica sea un proceso gradual y muy cuidadoso.
¿Entrenar descalzo es mejor que con calzado?
Entrenar descalzo en el gimnasio se ha convertido en una tendencia popular para quienes buscan mejorar su rendimiento físico. De acuerdo con un informe de Women’s Health, cada vez más expertos en fitness recomiendan esta práctica debido a sus beneficios en la estabilidad, la movilidad y la prevención de lesiones. No obstante, es crucial ser conscientes de los riesgos que implica si no se realiza una transición correcta.
Un estudio publicado en el European Journal of Applied Physiology analizó el impacto de entrenar con y sin calzado en el aprendizaje del equilibrio dinámico. Los resultados mostraron que, aunque ambos grupos mejoraron, los participantes que entrenaron descalzos tuvieron un progreso más lento en las fases iniciales. Esto subraya la importancia de una transición gradual, ya que el cuerpo necesita tiempo para adaptarse a las nuevas exigencias musculares y neuromotoras.
Este proceso de adaptación es fundamental para evitar lesiones y asegurar que el cuerpo desarrolle la fuerza y la coordinación necesarias para la práctica. La lentitud en el progreso inicial no debe desanimar, sino que debe servir como una señal para ser pacientes y cuidadosos. Adoptar el entrenamiento descalzo de manera gradual es la clave para maximizar sus beneficios y minimizar cualquier riesgo asociado.
Beneficios físicos del entrenamiento descalzo
-Mejora la fuerza y la estabilidad:
Al eliminar la amortiguación del calzado, los músculos intrínsecos del pie se ven obligados a trabajar más. Esto mejora la estabilidad general del cuerpo y la producción de fuerza, lo que puede resultar en una mejor alineación y una reducción de molestias en la espalda.
-Aumenta la movilidad y previene lesiones:
La libertad de movimiento en los dedos y los tobillos fomenta una mayor fluidez en la actividad física y en la vida diaria. Al fortalecer la musculatura del pie, se pueden corregir desequilibrios y reducir el riesgo de lesiones comunes como la fascitis plantar o los esguinces de tobillo.
-Optimiza la biomecánica del movimiento:
Estudios han demostrado que entrenar descalzo modifica la forma en que el pie hace contacto con el suelo. Esta reconfiguración funcional mejora la distribución de la carga plantar, lo que contribuye a una mayor eficiencia del movimiento y a la corrección de desequilibrios posturales.
-Impacto positivo en la función cerebral:
Investigaciones con adolescentes han revelado que caminar descalzo tiene efectos cognitivos notables. Se observaron mejoras en la concentración, la velocidad cognitiva y una reducción del estrés cerebral. Esto se debe a un aumento en las ondas cerebrales asociadas con la atención y la relajación.








