STAND DE GALERÍA FULANA. En pocos metros cuadrados se ubicaron las obras de seis artistas tucumanos.
La edición 2025 de la feria ArteBA cerró el domingo con más de 400 artistas y 82 galerías de la Argentina y el exterior. Según algunos medios se concretaron ventas importantes, con precios que oscilaron entre U$S400.000 y U$S200.000.
Pero en los datos finales ha sido relevante la previa privada de ArteBA, en la que museos nacionales e internacionales adquirieron piezas clave, consolidando la feria como polo de legitimación cultural, a través del programa Matching Funds Zurich.
Fue así, por ejemplo, que la pintura “Sembrador” del artista tucumano Sandro Pereira, pasó a ser parte de la colección del Malba (es un acrílico sobre tela realizado este año).
Por segundo año consecutivo, la única galería de esta provincia seleccionada para el espacio Utopía fue Fulana, de Pamela González, ubicada en Tafí Viejo. En su stand participaron los artistas Jéssica Morillo, Cecilia Villafuerte, Agustina Lazarte, Adrián Sosa, Carla Juárez y Manuel Garay. En otros espacios también participaron más tucumanos, como Valeria Maggi (Tomás Redrado Art) y Lulú Lobo (galería Intemperie), o Gabriel Chaile (Barro).
Fulana pudo vender obras de Morillo (una pieza de ropa íntima con leyendas tejidas) y Lazarte (pintura de porcelana sobre un cajón de madera). Se sabe, de todos modos, que en la zona Utopía los precios son mucho más reducidos que los máximos obtenidos.
Bajo el lema “El arte como lenguaje humano”, la 33ª edición de esta feria que funciona como punto de encuentro para el sistema del arte en su conjunto -desde artistas y galeristas, hasta curadores, coleccionistas y público general-, deja como siempre un testimonio que da cuenta más que del estado de arte, de la situación del mercado, y de qué modo le afecta la crisis económica en general.
Como todos las ventas se cotizan en dólares, interesa saber el valor de esa moneda, un dato que no es menor cuando gran parte de las entidades financieras reclama un precio mayor.
Refugio
En julio, en medio de los conflictos bélicos internacionales, escribimos sobre Art Bassel que “pese a que en el recinto en el que se celebraba la feria suiza se ha palpado estos días la preocupación por la escalada armamentística, el único bombardeo que llegó hasta Basilea fue el de los incesantes correos electrónicos presumiendo de ventas millonarias: Art Basel”.
En otras palabras, crisis más, crisis menos, el capital siempre (o casi) encontró refugio en el arte. Algo así parece haber sucedido en Costa Salguero el fin de semana. El mercado del arte se conforma por un entramado de artistas, instituciones y agentes conectadas como una telaraña, donde uno de sus engranajes centrales son las galerías y su expresión en las ferias.
Nuevas voces
“ArteBA no es sólo una feria: es un punto de encuentro. Una plataforma que reúne escenas, proyecta trayectorias, impulsa nuevas voces, activa colecciones y conecta territorios. No sólo refleja lo que sucede en el arte contemporáneo: lo potencia”, dijo la presidenta de la fundación, Larisa Andreani.
“En un contexto de transformación global, en el que los avances tecnológicos y la inteligencia artificial reconfiguran nuestras formas de vida, ArteBA 2025 pone en el centro a las personas. Reivindica el arte como un forma singular de pensamiento, una experiencia profundamente humana que no puede ser automatizada ni replicada”, agregó en la inauguración.
El Malba
Destacada fue la participación del Malba, que adquirió siete obras. Las piezas corresponden a los artistas Marcelo Benítez (“Sin título”, s/f), María Martorell (“Tangente”, 1967), Joan Wall (“Sin título”, 1969), Flor Alvarado (“Venus Bolita”, 2023/24), Martín Legón (“Nuevo Realismo”, 2022-2024), la ya nombrada de Pereira (“Sembrador”) y Laura Ojeda Bär (“Iommi”, 2025).








