
¿Qué pasó durante la señal "Wow!"?. Crédito: Big Ear Radio Observatory y Observatorio Astrofísico de América del Norte (NAAPO).

El enigmático mensaje de radio que cautivó a la comunidad q de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) desde 1977, conocido como la señal "Wow!", reveló un secreto asombroso en un nuevo análisis: fue mucho más potente de lo que se creía originalmente. Este hallazgo, que sitúa su fuerza en unos impactantes 250 Janskys, reescribe parte de la historia de este misterio cósmico, aunque aún se mantiene con recelo del conocimiento humano.
Este avance surge de un meticuloso trabajo realizado por un grupo de investigadores y voluntarios que, utilizando tecnología computacional moderna, se sumergieron en más de 75,000 páginas de datos originales de 1977. Estos registros, preservados por el Observatorio Big Ear de Delaware, Ohio, donde se captó la señal, permitieron un análisis profundo que condujo a correcciones y nuevas perspectivas sobre las características de la señal, afinando su localización en el cielo con una certeza estadística que aumentó en dos tercios.
Qué reveló la potencia real
Otros ajustes notables de este nuevo informe incluyen una ligera, pero importante, modificación en su frecuencia, pasando de 1420.4556 MHz a 1420.726 MHz. Aunque la diferencia parezca mínima, implicaría que la fuente de la señal giraba a una velocidad mucho mayor de lo imaginado. Este recálculo de la frecuencia se debió, en parte, a la corrección de un canal mal etiquetado en el banco de filtros original, un pequeño error que ahora, casi cinco décadas después, se subsana para una comprensión más precisa.
La revelación más fascinante es, sin duda, la nueva estimación de su densidad de flujo, es decir, su fuerza. El valor actualizado de 250 Janskys (que equivalen a 10-26 vatios por m² por Hz) supera con creces las estimaciones previas que oscilaban entre 54 y 212 Janskys, confirmando que la señal fue notablemente más fuerte de lo que se había calculado.
La explicación más probable
Este dato es crucial para descartar posibles orígenes terrenales o errores técnicos. Los análisis actuales descartan categóricamente cualquier fuente artificial o terrestre. No había estaciones de televisión activas en Ohio en ese momento, ni satélites en órbita que pudieran haber generado la señal. La Luna se encontraba en el lado opuesto del planeta, eliminando la posibilidad de cualquier rebote. Incluso fenómenos solares han sido descartados, ya que el Sol no mostró una actividad inusual en 1977. Tampoco se considera plausible un error de software interno, dada la naturaleza "gaussiana" o "natural" del patrón de la señal.
Así, la conclusión apunta a que la señal fue, muy probablemente, de origen astronómico. La hipótesis más sólida, aunque no involucra a extraterrestres, sugiere una nube HI (nubes de hidrógeno atómico neutro). Estas formaciones cósmicas son conocidas por producir señales de banda estrecha que guardan similitud con la "Wow!", pero aquí radica la singularidad: nunca se ha registrado una con los niveles de potencia observados en 1977. Este detalle hace que la "Wow!" se destaque como un evento radioastronómico sin precedentes.
¿Qué paso el 15 de agosto de 1977?
El 15 de agosto de 1977, el radioastrónomo Jerry Ehman estaba revisando una vasta cantidad de datos del radiotelescopio Big Ear, buscando transmisiones de civilizaciones extraterrestres que se comunicarían en el espectro del hidrógeno. El observatorio, ubicado en Ohio, estaba en ese momento escuchando señales provenientes de una región del cielo en la constelación de Sagitario, cerca del cúmulo globular M55. Cuando Ehman se encontró con la secuencia "6EQUJ5", que representaba cómo la señal se intensificaba (del 6 al U, la más alta registrada) y luego se debilitaba (hasta el 5) a medida que la antena del Big Ear barría la ubicación de la fuente, su singularidad lo impulsó a rodearla y escribir su famosa exclamación en rojo: "Wow!".
Sin embargo, la señal fue efímera: cuando los astrónomos intentaron rastrearla, simplemente desapareció. A pesar de más de 50 intentos de búsqueda en la misma región con el Big Ear y otros observatorios más potentes, nunca se volvió a detectar nada similar. El propio Ehman llegó a dudar de su naturaleza inteligente, sugiriendo posibles orígenes como un satélite militar clasificado o un reflejo de radio terrestre, aunque estas explicaciones tampoco lograron explicar completamente la singularidad del evento. La falta de datos adicionales mantuvieron a la señal "Wow!" como un misterio sin resolver hasta el día de hoy.








