UN ATRACTIVO, Decenas de cazadores visitan Tucumán y Santiago del Estero para cazar palomas y patos.
La caza se transformó en un motor del turismo internacional en todo el país. Tucumán también aparece en la lista de destinos que cada vez recibe más visitantes foráneos. En nuestra provincia hay entre cuatro y cinco prestadores que brindan este servicio. “Esta es una modalidad que ha crecido de manera considerable en toda la Argentina. En Santiago del Estero, por ejemplo, hay 11, y en Córdoba, más de 60. Sólo hablo de los casos de las provincias más cercanas a la nuestra”, explicó Eliseo Rubio.
Los especialistas sostienen que en la región no hay cotos de caza, sino operadores cinegéticos que son guías que llevan a extranjeros, especialmente norteamericanos, a practicar el deporte. “Su tarea consiste en llevarlos a lugares para que cacen, no es que tengan ejemplares de diferentes especies. En la región, lo que se conoce como ‘paloma mediana’, es considerada plaga y no hay ningún tipo de limitación para cazarlas”, explicó Rubio. “Hay muchos productores que abren las tranqueras de sus campos para que hagan tiros”, añadió.
Según los datos que pudo recolectar LA GACETA, los operadores ofrecen a los turistas paquetes. Por ejemplo, los visitantes pagan U$S300 por día para cazar. También les alquilan armas por U$S50 por jornada y les venden la caja con 25 cartuchos a unos U$S22. “Normalmente hacen 1.000 y 1.500 tiros por jornada, pero no faltan aquellos que superan los 2.000 y los más fanáticos, no tiene problemas en hacer 4.000”, destacó.
“Todo depende de lo que vengan a buscar. El valor de una excursión para cazar patos asciende a U$S600. Lo mismo pasa si eligen el Litoral o la Patagonia para ir en busca de jabalíes y ciervos, que tiene un costo de hasta cuatro veces más. En Tucumán, al estar prohibida la caza de mamíferos, no se ofrece esa modalidad”, indicó Esteban Duarte, otro aficionado a la caza. “Uno de los problemas que hay en el país es que no hay una unificación de reglamentos a nivel nacional. Cada provincia tiene el propio. Por ejemplo, en la nuestra está prohibida la caza de patos, pero en Santiago del Estero se puede cazar hasta 10 por día”, aclaró Luis Jiménez.
Lo mismo sucede con las licencias y permisos que deben tramotar los aficionados. En Tucumán, el costo de la licencia anual es de $8.000, mientras que en Santiago del Estero su valor es de $25.000. Lo mismo sucede con los permisos para extranjeros: en nuestra provincia tiene un costo de $40.000 y en la vecina, $100.000. También hay diferencias en los requisitos. En algunas provincias exigen a los cazadores que informen el número de serie de las armas que utilizarán y otras no.
Qué servicios ofrecen
“No sólo aumentaron los operadores, sino que además cada vez van mejorando más los servicios”, aseguró Luis Herrera, otro cazador deportivo. “Los emprendedores viajan todos los años a las diferentes ferias que se hacen en Estados Unidos y Europa para ofertar el producto”, comentó Duarte.
Los especialistas confiaron que el paquete incluye la recepción en los aeropuertos y el traslado a los lugares de alojamiento. “Son cascos de estancias o edificios construidos con ese estilo. El desayuno, almuerzo y cena están incluidos y el menú está integrado por platos regionales, especialmente asado”, explicó Rubio. “También se les ofrece una lista de bebidas y, si prefieren alguna marca especial, deben traerla o se les cobra por separado si es que se la consigue en el mercado”, añadió Jiménez.
La gran pregunta: ¿por qué Argentina es un destino elegido por los cazadores europeos y norteamericanos? “Ellos lo consideran un paraíso. Por ejemplo, en sus países de origen, la actividad está muy regulada. Anualmente las autoridades hacen estudios y relevamientos para definir la duración de la temporada y cuál es el cupo de piezas que pueden cazar. Por ejemplo, hay años que sólo autorizan 30 días y el sacrificio de tres ejemplares. Acá hay especies que están consideradas plagas y pueden ‘voltear’ lo que quieran”, destacó Rubio.
“Esto no significa que llegan al país para hacer una matanza. Por ejemplo, los llevan a Santiago a cazar patos. Cumplen con el cupo que es de 10 ejemplares, guardan sus armas y regresan a los lugares donde están alojados, no importa si lo hacen en 15 minutos o en tres horas”, comentó Duarte. “En sus países de origen no existen multas para los que violen las reglamentaciones, directamente terminan presos. A diferencia de lo que pasa aquí que muchos hacen lo que quieren. No sólo está presenta una cuestión cultural, sino que también las leyes son muchas más duras y existe un ejército de personas que controlan que se cumplan las normas”, comparó Jiménez.
Impacto
“Este tipo de emprendimiento no sólo es beneficioso para el operador, sino para muchas otras personas. Sus emprendimientos generan empleos en la zona, activa a los comercios de los lugares que normalmente son lugares alejados y beneficia a muchos productores que sufren con la invasión de palomas en sus campos”, destacó Rubio. “Pero también hay otro detalle. En esta actividad no existen los números en negro. Por un lado, por ley se debe informar el destino de las armas y municiones. Los operadores, si es que quieren seguir figurando en el mapa de opciones, deben cumplir estándares internacionales como la formalidad laboral”, añadió.
Duarte explicó que un turista que llega a la provincia puede gastar hasta más de U$S7.000 por cinco días de excursión. “Es un monto importante si se tiene en cuenta que cada contingente está integrado por entre cinco y ocho personas. Por eso creo que hay que alentar estas actividades, siempre y cuando estén bien controladas”, finalizó.
“La gestión de fauna debe basarse en criterios científicos y de conservación, no solo en presiones económicas o deportivas. Principalmente debe sostenerse un criterio ético, puesto que hablamos de seres sintientes. No se puede considerar un deporte algo que se sostiene con el sufrimiento de los animales”, señaló la abogada Vanesa Zanacchi.
Tendencia mundial: baja la cantidad de personas que se dedican a la práctica de la caza deportiva
“La práctica de la caza se ha reducido muchísimo en los últimos tiempos”, aseguró Ernesto Vidal, empresario del rubro de vida al aire libre. “Hay muchos factores que han influenciado, pero creo que el principal es el económico. Antes había muchos más cazadores que pescadores y ahora se invirtió”, añadió.
La percepción del comerciante se refleja estadísticamente. Según los informes de la Dirección de Recursos Naturales, en este año se otorgaron unas 300 licencias de caza, mientras que expidieron unas 800 habilitaciones de pesca.
Juan Pablo Juliá sostuvo que hay una mayor concientización sobre la preservación del medio ambiente y sobre la importancia de no matar a los animales. “Está claro que cada vez son más los jóvenes que se inclinan por otras disciplinas al aire libre, como el trekking o el montañismo. Otro ejemplo es que se ha difundido y se practica cada vez más la pesca con devolución”, especificó.
Federico Medrano, cazador desde hace muchos años mostró otra cara. “Esta siempre fue una actividad que se transmitía de generación en generación. Pero no quiero hacerlo con mis hijos porque serán estigmatizados por una sociedad que se ha vuelto muy fanática y no entiende de razones”, reflexionó.
Vanesa Zanacchi, abogada y reconocida animalista de nuestra provincia opinó: “no entendemos cómo se sigue autorizando esta actividad. A nivel internacional hay una tendencia de eliminarla porque atenta contra los seres sintientes. Hay que avanzar en este sentido”, destacó.










