De Tucumán al mundo: dos hermanos con premios de excelencia

Lucas y Mateo Gutiérrez trascienden fronteras con premios en ingeniería y en biología.

ORGULLO FAMILIAR. Los hermanos celebran junto con sus padres. ORGULLO FAMILIAR. Los hermanos celebran junto con sus padres.
14 Agosto 2025

Dos hermanos tucumanos fueron protagonistas de una coincidencia que parece sacada de un guión de cine: en menos de una semana, obtuvieron premios en competencias nacionales e internacionales en disciplinas tan distintas como la ingeniería y la biología. Lucas Gutiérrez, estudiante del último año de Ingeniería en Computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la UNT, ganó el Primer Premio en el Concurso de Proyectos Estudiantiles del Congreso Nacional CASE–SACE 2025 en la Universidad Nacional de San Martín. Su hermano, Mateo Gutiérrez, regresaba al país desde Filipinas tras recibir una distinción internacional en la Olimpíada de Biología.

Desde un aula de la Facet hasta un auditorio repleto en Buenos Aires, Lucas convirtió un trabajo práctico universitario en un proyecto innovador que lo consagró como el mejor del país. Su propuesta, bautizada como “director de orquesta digital”, nació en el marco de una materia y evolucionó hasta transformarse en el prototipo de un dispositivo que, a través del protocolo MIDI, envía instrucciones precisas a una computadora o sintetizador para ejecutar secuencias musicales programadas.

“Es como decirle a la computadora: ahora toca este acorde, ahora este otro”, explicó Lucas, egresado del Gymnasium, con la misma pasión con la que relata el proceso que llevó adelante junto a sus tutores, los ingenieros Esteban Volentini y Martín Juárez. “Puedo programar las secuencias y luego enviarlas a la computadora. También puedo, en un programa de música, crear la partitura, convertirla al archivo y pasarlo directamente al dispositivo. Se conecta por USB como si fuera un pendrive”, detalló.

EL MEJOR. Lucas Gutiérrez con el proyecto premiado a nivel nacional. EL MEJOR. Lucas Gutiérrez con el proyecto premiado a nivel nacional.

El joven reconoce que la semana de su victoria fue intensa y, sobre todo, emotiva. “Ha sido una semana movidita… con mi hermano Mateo que también ganó un premio nos cruzamos en Buenos Aires: él regresaba y yo me quedaba para competir. Mi familia está feliz… y un poco loca”, bromeó.

El logro de Mateo, aunque en otro terreno, sigue la misma senda de disciplina y talento. Su distinción en la Olimpíada Internacional de Biología en Filipinas representa un hito para la provincia y para la formación científica juvenil. Si bien la biología y la ingeniería parecen mundos lejanos, ambos comparten una base de esfuerzo, curiosidad y preparación sostenida.

Doble orgullo

En la comunidad académica de la UNT, el orgullo es doble. Profesores, compañeros y autoridades reconocen que la trayectoria de los Gutiérrez está marcada por un denominador común: la educación pública. Desde la secundaria hasta la universidad, encontraron un entorno donde sus intereses y capacidades pudieron crecer.

EN FILIPINAS. Mateo recibió un reconocimiento de Biología. EN FILIPINAS. Mateo recibió un reconocimiento de Biología.

En tiempos en que muchos jóvenes se debaten entre continuar estudios o buscar salidas laborales inmediatas, la historia de Lucas y Mateo es un recordatorio de que el conocimiento, cuando se acompaña de oportunidades reales, puede derribar barreras y abrir caminos impensados.

Ambos son, hoy, referentes para sus pares: Lucas, por demostrar que un proyecto académico puede trascender el aula y tener proyección tecnológica; Mateo, por probar que la ciencia experimental local tiene calidad para competir en el escenario internacional.

Más allá de los premios, el verdadero valor de estas conquistas reside en el mensaje que transmiten. En palabras de un docente que acompañó a Lucas en su trabajo: “No es sólo que un estudiante de Tucumán haya ganado un concurso nacional, es la confirmación de que nuestros jóvenes pueden soñar en grande y lograrlo. Y cuando eso sucede por partida doble en una familia, es motivo de celebración para todos”.

La historia de los Gutiérrez no termina aquí. Lucas se prepara para presentar mejoras en su prototipo y evaluar su aplicación en entornos profesionales de producción musical. Mateo, por su parte, planea continuar su formación científica y participar en nuevos proyectos de investigación.

Dos caminos diferentes, un mismo origen y una certeza compartida: cuando el talento encuentra el terreno adecuado, los frutos se ven dentro y fuera de las fronteras. Tucumán, en este caso, tiene razones para sentirse orgulloso.

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