

Sacar de la bolsa de la verdulería, lavar, pelar y tirar las cáscaras a la basura. Ese suele ser el proceso que se da cada vez que cocinamos con zanahorias. Pero, como sucede con otras verduras, la cáscara de este vegetal tiene múltiples beneficios que se pueden aprovechar con diferentes trucos caseros.
El uso clásico y recurrente que se da no solo a la cáscara de frutas y verduras, sino también de huevo, es como abono orgánico. Si dejás reposar durante algunos días estos residuos con tierra, poco a poco se descompondrá para aportar nutrientes saludables para hacer crecer plantas.
Pero hay un uso menos conocido que puede servir en el hogar. Se trata de colocar algunas cáscaras de zanahoria en las ventanas. Aunque suena a algo metafísico, no tiene nada que ver con la protección contra espíritus ni energías negativas. Las cáscaras de naranja tienen su beneficios palpables en el cuidado del hogar.
Para qué poner cáscaras de naranja en las ventanas
Este curioso método casero tiene un triple beneficio:
Aleja los insectos. Colocar algunas cáscaras de zanahoria en las ventanas impedirá que algunos insectos ingresen por allí. Contiene algunas sustancias que repelen bichos. Sin embargo, tiene un efecto de corto plazo y menos intenso que el de los cítricos.
Actúa como hidratante natural. Si tenés marcos de ventanas o muebles de madera, las cáscaras de zanahoria aportan la hidratación necesaria para evitar que el material se reseque o agriete con el paso del tiempo.
Aromatiza ambientes. Cuando pelamos las zanahorias, es habitual sentir un aroma característico fresco y dulce. Si las colocamos en las ventanas, donde da el sol y hay corriente de aire, desprenderá su aroma por sí sola, ayudando a evitar malos olores.
Cómo usar las cáscaras de zanahoria
Se recomienda lavar las zanahorias antes de pelarlas. Aunque no es necesario para que surta efecto, dejarlas con tierras puede dar mal aspecto. También es recomendable limpiar los marcos donde estarán, para evitar que las cáscaras empiecen a descomponerse antes de tiempo. Ponelas en una pequeña bolsita de tela o tejida con puntos grandes para que el aroma se libere con mayor facilidad. Recordá cambiarla cada dos o tres días para evitar malos olores.








