Universo Fungi: tres usos cotidianos que se le pueden dar a los hongos
Estos seres peculiares, que no pertenecen ni al reino animal ni al vegetal, se han convertido en foco de atención de varias industrias. Sus características únicas están siendo investigadas en todo el mundo. Sus aplicaciones van desde la salud mental hasta platos gourmet y envases ecológicos.
Estos seres peculiares, que no pertenecen ni al reino animal ni al vegetal, se han convertido en foco de atención de varias industrias. Sus características únicas están siendo investigadas en todo el mundo. Sus aplicaciones van desde la salud mental hasta platos gourmet y envases ecológicos.
En el último tiempo hemos comenzado a escuchar palabras como melena de león, cola de pavo, chaga, reishi y seta de cardo. Estas expresiones que, hasta hace poco tiempo, nada nos decían, nombran una variedad de hongos que pueden mejorar significativamente la salud tanto física como mental, como así también pueden ser aliados claves en la transición hacia una economía más sustentable utilizando el micelio del hongo.
La era de los hongos no solo habla de innovación, sino de una reconexión con lo natural. Desde los laboratorios hasta las granjas regenerativas, los hongos cuentan con una red subterránea de filamentos que hoy en día ya muestran su potencial para transformar la salud, la alimentación y la forma en que envolvemos lo que consideramos valioso.
El futuro de los envases sustentables
La presencia de los hongos se propaga en varias industrias. El packaging, uno de los sectores más contaminantes del planeta por el uso del plástico, comienza a observar con atención a los hongos para lograr una producción sustentable.
Parte de esa estrategia es el micelio, la raíz de los hongos que se compone de una red de filamentos ramificados llamada hifas, estructuras que forman el micelio, que se encuentra principalmente bajo tierra. Similar a lo que es la raíz de una planta, pero en el hongo. Este insumo se ha convertido en un material que puede revolucionar la industria.
Denise Pañella, diseñadora industrial y fundadora de la startup MOSH, se basó en el micelio para crear embalajes sustentables que contribuyan al cuidado del medio ambiente. Su propuesta consiste en diseñar envases creados a medida de cada cliente y, luego de su uso, propone devolverlos a la tierra para que se conviertan en un material completamente compostable y biodegradable, lo que implica una devolución de nutrientes a los suelos.
“En el micelio encontré no solo una forma de contribuir a una economía circular, sino también una oportunidad de aportar desde el diseño a modelos de producción más sostenibles” resaltó la empresaria. “Cada obra, después de cumplir su ciclo estético, puede volver a la tierra y nutrirla. Es diseño, pero también es declaración de principios” concluyó Pañella.
Salud mental: una herramienta terapéutica natural
Los hongos, según investigaciones recientes, pueden ayudar también a aliviar la ansiedad y la depresión, mejorar la inmunidad y las funciones cognitivas, el colesterol, la hipertensión y ayudar en la recuperación del cáncer. Según la empresa de investigación de mercados Allied, en 2030 esta industria podría alcanzar los US$ 20.000 millones.
Según una investigación de un grupo de científicos australianos, el uso de hongos mejora la regeneración de los nervios periféricos al activar la actividad neurotrófica. Además, especies como la melena de león son ricas en vitaminas como la riboflavina y la niacina. También son una buena fuente de minerales esenciales como el manganeso, el zinc y el potasio y, desde hace años, son utilizadas en Corea, Japón, India y China.
El uso terapéutico de los hongos se extiende cada vez más entre los profesionales de la salud. Su utilización en pequeñas dosis puede servir para mejorar o mantener las capacidades cognitivas. “El efecto terapéutico de los hongos tiene que ver mucho con la capacidad de estar presentes y conectados. Esto mejora el estado de ánimo y la cognición. Las áreas cerebrales incrementan aún más su capacidad para conectarse” explica María Celeste Romero, psiquiatra especialista en cannabis medicinal.
Si bien Romero resalta que el uso de estos organismos ayuda en casos de depresión, advierte que su utilización debe estar supervisada por un profesional de la salud mental para evitar efectos no deseados. “Antes de intentar probar con algo que se vincule al mundo de los hongos es mejor hacer una consulta con un profesional de la salud que entienda de estos temas”, aclara la especialista.
Sabor, nutrición y alternativa a la carne
En cuanto a la alimentación, el universo fungi tiene mucho para ofrecer. Los champiñones y portobellos, por ejemplo, van ganando cada vez más protagonismo y ya es habitual verlos en ferias y supermercados. Son bajos en calorías, versátiles a la hora de cocinar y aportan proteínas, vitaminas del grupo B y una buena cantidad de fibra.
Otra opción son las gírgolas, también conocidas como "orejones", "setas de ostra" u "ostreatus" por su nombre científico Pleurotus ostreatus, que crecen de manera natural sobre troncos de árboles en descomposición. Se trata de hongos saprófitos, es decir, que se alimentan de materia orgánica muerta, y por eso su cultivo puede realizarse en residuos agrícolas. Una opción con las gírgolas es la milanesa, ya que pasadas por harina, huevo batido con ajo y perejil, pan rallado, y finalmente cocinadas al horno o fritas, dan como resultado unas crocantes milanesas.
En Argentina, al igual que en el resto del mundo, el consumo de hongos comestibles viene creciendo de forma sostenida a un ritmo del 6% anual. Los consumidores los eligen como reemplazo de la carne por su textura, su poder de saciedad y sus beneficios para el sistema inmunológico y digestivo.







