Dormir bien después de los 60: la clave silenciosa para vivir más y mejor

Contrario a lo que muchos creen, el buen descanso en la adultez mayor no solo es posible: es vital para la memoria, el estado de ánimo, la salud física y la autonomía.

Dormir bien después de los 60: la clave silenciosa para vivir más y mejor
23 Agosto 2025

Dormir bien no es un lujo reservado para la juventud. A partir de los 60 años, el sueño puede volverse más liviano, fragmentado y con mayor somnolencia diurna, pero eso no significa que deba ser de mala calidad. Cuidar el descanso es una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida y prevenir numerosos problemas de salud.

Según datos del National Institute of Mental Health, el 30% de las personas mayores sufre sueño de mala calidad, el 10% padece insomnio crónico y un 3,2% presenta hipersomnia (exceso de sueño). Sin embargo, los especialistas aseguran que el descanso puede entrenarse y mejorar a cualquier edad.

“La calidad del sueño es como una orquesta: si un instrumento desafina —ya sea el estrés, una medicación o un dolor físico—, todo suena mal. Pero si afinamos cada parte, la música vuelve a fluir”, explica la geriatra Carolina Díaz (MN 113458), directora médica del Centro Hirsch.

Mitos que hay que desterrar

Todavía persisten creencias erróneas como:

- “Después de los 60 es normal dormir solo 4 horas” (Falso).

- “No se puede mejorar el sueño con los años” (Falso).

- “Dormir bien ayuda a la memoria” (Verdadero).

- “Hacer ejercicio mejora el descanso” (Verdadero).

Dormir mal no solo implica sentirse cansado. Puede afectar la memoria, aumentar el riesgo de caídas, favorecer trastornos del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad, e incluso dificultar el control de enfermedades como diabetes o hipertensión.

¿Qué se puede hacer?

La clave está en identificar las causas físicas, emocionales o ambientales que interfieren en el descanso. Algunos consejos útiles:

- Evitá la automedicación. Incluso los suplementos naturales como la melatonina o las infusiones herbales (valeriana, pasiflora, melisa) deben ser indicados por un profesional.

- Mantené rutinas regulares: acostarse y levantarse a la misma hora todos los días ayuda a que el cuerpo “aprenda” cuándo dormir.

- Evitá pantallas en el dormitorio: el celular, la TV o la computadora afectan la producción natural de melatonina.

- Hacé ejercicio de manera regular, pero no justo antes de dormir.

- Reducí los estímulos intensos a la noche. En lugar de noticias o series violentas, probá técnicas de relajación.

- Un vaso de leche tibia antes de acostarte puede ayudarte: contiene triptófano, un aminoácido natural que favorece la somnolencia.

- Evitá la cafeína al menos cuatro horas antes de dormir.

Dormir bien: una inversión en salud

“Dormir bien es mucho más que descansar: es recuperar energía, fortalecer la memoria, mejorar el humor y renovar las ganas de vivir. Nunca es tarde para volver a soñar... y dormir profundamente”, concluye la doctora Díaz.

En casos persistentes de insomnio o trastornos del sueño, lo ideal es consultar a equipos interdisciplinarios especializados.

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