

La jardinería urbana continúa sumando tendencias que combinan sostenibilidad, reciclaje y beneficios para el cuidado de las plantas. En ese marco, una práctica que gana cada vez más adeptos es el uso de corchos naturales en la tierra de macetas, especialmente en plantas de interior. Más allá de su valor estético, especialistas aseguran que esta técnica ofrece múltiples ventajas.
El uso de corchos —provenientes de botellas de vino u otras bebidas— forma parte de una corriente ecológica que incorpora materiales reciclados al cultivo hogareño. Desde hace tiempo se utilizan también cáscaras de pistacho, piedritas decorativas o trozos de plástico, pero el corcho destaca por sus propiedades únicas.
Según expertos en jardinería urbana, este material orgánico ayuda a regular la humedad del sustrato, favorece la oxigenación de las raíces y mejora el drenaje del agua en macetas, algo clave para prevenir el exceso de riego y la pudrición radicular.
Además, si se coloca triturado o entero sobre la superficie de la tierra, puede actuar como una barrera natural contra insectos como mosquitos del compost o babosas, contribuyendo a reducir el riesgo de plagas sin recurrir a químicos.
Cómo usar los corchos en las plantas
No se requiere experiencia previa ni herramientas sofisticadas. Se pueden utilizar de las siguientes maneras:
- En la superficie, enteros o cortados en trozos, simplemente colocándolos sobre la tierra de la maceta.
- Mezclados con el sustrato, para que ayuden en la retención de humedad y oxigenación.
- En el fondo del recipiente, como parte del sistema de drenaje, antes de agregar la tierra.
Además de todos estos beneficios funcionales, reutilizar corchos naturales permite reducir la cantidad de residuos que terminan en la basura, convirtiéndose así en una opción económica, sustentable y eficiente para quienes disfrutan de tener plantas saludables en casa.
En definitiva, un pequeño gesto como guardar los corchos de una botella puede convertirse en un gran aliado para el bienestar del jardín hogareño.







