
¿Cómo cuidar de nuestro hígado? Foto: Prostock-Studio

Aunque el consumo excesivo de alcohol suele asociarse de inmediato con el daño hepático, no es el único enemigo silencioso del hígado. Este órgano esencial —encargado de filtrar toxinas, metabolizar medicamentos y almacenar energía— puede verse afectado por cinco hábitos frecuentes, muchas veces pasados por alto en la rutina diaria.
La enfermedad hepática suele avanzar sin síntomas evidentes, con señales leves como fatiga persistente o náuseas, que se confunden con otras dolencias. Pero con el tiempo, puede derivar en cuadros más graves como ictericia, inflamación y hasta cirrosis. Para evitar llegar a esas instancias, es clave identificar y modificar los comportamientos que lo perjudican.
1. Consumo excesivo de alcohol
El hígado trabaja intensamente para descomponer el alcohol y eliminar sus toxinas. Cuando el consumo es elevado, se acumulan subproductos tóxicos que dañan las células hepáticas. Esta situación puede derivar en hepatitis alcohólica y posteriormente en cirrosis, una condición irreversible.
2. Alimentación poco saludable
Una dieta rica en grasas saturadas, azúcares y alimentos ultraprocesados puede generar acumulación de grasa en el hígado, conocida como enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (antes llamada hígado graso no alcohólico). Factores como la obesidad, la diabetes, el colesterol alto y la hipertensión aumentan este riesgo.
3. Abuso de analgésicos
El uso indiscriminado de medicamentos de venta libre, como el paracetamol, puede dañar el hígado, especialmente si se combinan con alcohol o se superan las dosis recomendadas. Incluso pequeñas sobredosis repetidas pueden generar un daño grave. Es fundamental seguir las indicaciones médicas y no automedicarse.
4. Vida sedentaria
La inactividad física favorece el aumento de peso, la resistencia a la insulina y la acumulación de grasa en el hígado. Pero la buena noticia es que el ejercicio regular —incluso sin perder peso— tiene efectos positivos. Estudios demostraron que caminar 30 minutos al día, cinco veces por semana, reduce la grasa hepática y mejora el control de la glucemia.
5. Fumar
El cigarrillo no solo daña los pulmones o el corazón. También afecta al hígado al introducir sustancias químicas tóxicas que este órgano debe filtrar. Esto genera estrés oxidativo, daña las células hepáticas y aumenta el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado. Según Cancer Research UK, el tabaquismo está detrás del 20% de los casos de cáncer hepático en ese país.
Una dieta que protege
Los alimentos que elegimos a diario pueden marcar la diferencia. Reducir el consumo de frituras, carnes rojas y bebidas azucaradas, y aumentar el de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y pescado, puede prevenir e incluso revertir el daño hepático. Un estudio de 2018 reveló que quienes consumían más bebidas azucaradas tenían un 40% más de riesgo de desarrollar hígado graso.
Asimismo, una revisión internacional indicó que las personas que incorporaban más alimentos ultraprocesados en su dieta tenían mayores probabilidades de presentar disfunción hepática.
Cuidar el hígado no se trata solo de dejar el alcohol. Es necesario prestar atención a los hábitos cotidianos: lo que comemos, cuánto nos movemos, los medicamentos que tomamos y si fumamos o no. Con pequeños cambios sostenidos en el tiempo, es posible proteger este órgano vital y prevenir enfermedades crónicas que afectan cada vez a más personas en el mundo.







