ÑOQUIS DEL 29. Una foto de Carlos Saúl Menem rodeado de simpatizantes durante la campaña presidencial de 1989, tomada por Tony Valdez. gentileza tony valdez
Por Diego Aráoz
Interpretado por Juan Minujin en la biopic “Menem”, sobre los primeros años del expresidente Carlos Menem en el cargo, hay un personaje ficticio que lleva adelante el relato del poder. Es Olegario Salas, el fotógrafo encargado de acercarnos el entramado político y el detrás de escena, quien corre el velo del político más poderoso de los años 90.
En una figura en la que la imagen y su construcción fue trascendental tanto como la convertibilidad y sus políticas neoliberales, fue muy acertado que el relato de la intimidad, de los secretos y de su vida pública fuera hecho (aunque de modo ficcional) por quien seguía a sol y sombra al presidente de la república.
Privilegiado por la cercanía y por los momentos históricos presenciados, es imposible no pensar que ese personaje remite al fotógrafo oficial de la Casa Rosada, Víctor Bugge. Recientemente retirado, trabajó durante más de cuatro décadas retratando en dictadura o en democracia a los ocupantes del sillón de Rivadavia. Sus fotografías más recordadas del período menemista son las imágenes con los Rolling Stones en su primera visita a la Argentina; en plena campaña para su reelección; la de los jueguitos con Pelé en la Casa Rosada; la famosa caminata junto con Ricardo Alfonsín en la Quinta de Olivos o con la reina Isabel en la visita oficial que hizo en Londres en 1998. En una entrevista hace pocos días en Radio del Plata, Bugge dijo: “Menem era un generador de imágenes; no te podías descuidar porque perdías una foto”.
TIRO AL BLANCO. En Gendarmería disparó una Magnum 357 (Valdez).
Cuando se conversa con colegas del oficio periodístico que trabajaron en esa época, salta a la vista una serie de condiciones para que Menem tenga una gran cantidad de fotografías icónicas para la memoria nacional. Carisma, picardía, oportunismo, y reglas más laxas para el trabajo periodístico. Con esos ingredientes, obtenía lo que siempre buscaba: la foto.
Retrato oficial. Foto tomada por Víctor Bugge.
Testigo de primera línea
Tony Valdez es fotoperiodista de curtida trayectoria en los años 90. Trabajó para varios medios, nacionales y extranjeros, tales como “Página 12”, “Siete Días”, “Jornal do Brasi”l, “Folha do Sao Pablo”, “New York Times”, y las agencias Gamma y AFP, entre otros.
En sus redes sociales comparte habitualmente material de su archivo profesional y Menem es un protagonista ineludible. Con sombrero de cowboy, empuñando una Magnum 357, jugando al fútbol o en plena campaña en una olla popular, las fotografías hablan de una cercanía a la persona y de una construcción de la imagen muy bien pensada.
En diálogo con LA GACETA, el profesional da a conocer el día a día del fotoperiodismo argentino en el período cuando el mandatario fue la figura central de la política nacional.
JUEGUITOS CON O REI. Siendo mandatario, practicó pases de cabeza en su despacho con Pelé (Víctor Bugge).
- ¿Cómo fue el trabajo de un fotógrafo de prensa durante el nacimiento, apogeo y caída del menemismo?
- Fue, profesionalmente hablando, ideal. Primero porque supongo que veníamos de pocos años de democracia, el descubrir un poco de vuelta las libertades y todo. Entonces realmente existía, más allá de estas políticas económicas liberales y todo lo demás, una verdadera libertad de prensa, por lo menos para los fotógrafos en cuanto al trabajo. Había apertura, se podía entrar libremente a la Casa de Gobierno teniendo las credenciales, obviamente. Nunca hubo ningún tipo de cercenamiento o de prohibiciones; la verdad es que se trabajaba bastante bien.
- ¿Hay una imagen distinta en campaña entre el primer y segundo mandato?
- Sí, hubo transformaciones, pero creo que él y estas libertades de la que estoy hablando tenían que ver también con su puesta de imagen. Él tenía muy claro, o él y su entorno, esto de ser un líder populista, popular y campechano. Entonces, de alguna manera para con los periodistas que andábamos tras de él, más que nada los de la imagen sea reportero o camarógrafos, hasta nos otorgaba imágenes. Nunca hubo, por lo menos yo nunca sentí, ningún problema. La verdad es que siempre estaba acorde a lo que le pedían, a lo que necesitábamos. Realmente nos dio imágenes a “patadas”, que creo que por eso también abundan tantas y de sus transformaciones. Tenía muy claro su marketing y eso lo ayudaba. Él vivía de esas imágenes y creo que las ayudaba también de alguna manera.
- ¿Cómo se trabajaba en las coberturas?
- Se trabajaba bien, obviamente era un presidente, tenía su custodia, entonces había algunos roces. Justamente con unos colegas amigos nos acordamos de un par de coberturas. Una que fue muy muy graciosa: después de una conferencia de prensa en la quinta presidencial en Olivos, él invitó a todos los fotógrafos y camarógrafos a comer pizza. Las hacía él mismo en el horno de barro que tenía en ese lugar, y de alguna manera se brindaba a los fotógrafos, a los periodistas visuales, porque eso le rendía, le redituaban esas imágenes graciosas, locas, complejas. Quizás los más viejos se acordarán cuando se hizo una estética y decía que lo había picado una avispa.
CON LOS ROLLING STONES. Una recepción oficial (de Víctor Bugge).
Diferencias
Valdez hace una analogía con lo ocurrido durante la guerra de Vietnam. En ese conflicto, los fotógrafos trabajaban libremente. Tenían su credencial de prensa, se subían a un helicóptero, iban a donde querías, después los traían, los llevaban con los riesgos que implicaba, pero se trabajaba libremente. Eso motivó una cantidad de imágenes que generaron en la sociedad el rechazo a la guerra.
“A partir de ahí todo fue distinto para los fotógrafos. Con Menem pasó algo parecido. Se trabajó bien, servían las imágenes y a partir de él, creo que los gobiernos que vinieron después, de alguna manera empezaron a poner un montón de reglas distintas. No se trabajó de la misma manera y obviamente en la actualidad, es terrible”, afirma.
- ¿Cuáles eran las cualidades de Menem que se trataban de exaltar en las imágenes?
- Las cualidades que trataba de resaltar eran las de ser un señor de barrio, campechano, el “langa”, el deportista, el ser un ciudadano común y que en algún momento soñaba con vivir alguna de todas esas cosas.








