

Si pasaste los 50 años hace un rato es probable que hayas notado unos cambios importantes en tu cuerpo. Es que a esa edad el funcionamiento y las necesidades del organismo sufren un nuevo cambio, tal como pasa en la adolescencia o incluso cerca de los 30. El entrenamiento se vuelve un factor súper importante en la vida para mantener una buena salud corporal que te permita ser independiente.
Es cierto que conforme pasa el tiempo el cuerpo empieza a perder o producir menos componentes como el colágeno, indispensable para mantener la firmeza de los tejidos. Pero si a ese cambio químico se suma, además, un estilo de vida sedentario, con exceso de grasas en la dieta, entonces el resultado será mucho peor.
El ejercicio para hacer después de los 55, según entrenador
El entrenador es Juan Antonio Martín y explica la sencilla rutina que se puede hacer desde cualquier lugar, sin necesidad de contar con máquinas o aparatos demasiado específicos. Su nombre es sentadilla con carga, un ejercicio bastante común pero exigente, para el que necesitarás dos botellas de dos litros.
Para practicarlo, deberás tomar dos botellas de las mencionadas o una mochila con carga y ubicarte con los pies abiertos a una altura que sobrepase la línea de la cadera. Las puntas d elos pies deben estar orientadas ligeramente hacia afuera. Desde esa posición, bajarás como si fueras a sentarte, empujando la cadera hacia atrás y manteniendo el pecho y la espalda erguidos.
Llegá hasta que los muslos estén paralelos al suelo –o hasta donde llegues sin exigirte demasiado ni perder el equilibrio–. Subí de nuevo empujando fuerte con los talones el suelo y apretá los glúteos al final, como si quisieras meter levemente la cadera. La misma serie debe practicarse tres veces y con 10 repeticiones cada una.
Las botellas de agua sirven para manejar peso pero mantener un buen estado físico. Es importante que agregues una carga “que puedas manejar con buena técnica, pero que te rete, que te permita hacer entre 8 y 12 repeticiones por serie”, señala el especialista.
En un principio harás movimientos cortos y un poco desprolijos, pero con el tiempo debe aumentar tanto el peso que cargues como el rango de movimiento, que debe alcanzar tanta flexibilidad como si efectivamente fueras a sentarte sobre una silla, con los muslos totalmente paralelos al suelo.








