Planificación, buffet y colaciones: así es la nutrición de los futbolistas de Atlético Tucumán en plena pretemporada

Belén Varela, nutricionista del "Decano", explica cómo se planifican las comidas diarias, la importancia de las colaciones y el rol fundamental de la hidratación para el rendimiento de los jugadores.

Belén Varela es la nutricionista de Atlético Tucumán. Belén Varela es la nutricionista de Atlético Tucumán. Benjamín Papaterra/LA GACETA.

LA GACETA en Buenos Aires

Belén Varela baja del colectivo con una conservadora. Lleva todos los insumos necesarios para el entrenamiento allí dentro: frutas, frutos secos, gomitas, anillitos de cereal y otros suplementos que los futbolistas de Atlético consumen después de cada práctica. Pero su trabajo no termina ahí: la nutricionista está pendiente de la evolución física de los 31 jugadores que integran la delegación del “Decano”.

Varela lleva un registro detallado: pesos, índices de masa corporal y otros parámetros nutricionales. El rol de la nutricionista es clave para que los futbolistas lleguen en óptimas condiciones al torneo Clausura. Y la etapa más exigente es, sin dudas, la pretemporada.

En esta instancia, según explica, cada jugador tiene objetivos distintos. No todo pasa por subir o bajar un kilo: se analizan otras variables para optimizar el rendimiento físico. “En base a las evaluaciones antropométricas, se planificó la alimentación de cada uno de los jugadores”, detalló.

La pregunta inevitable es: ¿qué come un futbolista en esta etapa? Primero hay que dividir las comidas del día. El desayuno, por ejemplo, debe ofrecer distintas opciones: avena, panes, frutas y variedad de infusiones. Ese esquema, utilizado tanto en el hotel Continental como en el complejo Ojo de Agua, se adapta al ritmo de los entrenamientos.

Después de cada práctica, los jugadores realizan una primera colación, en la que se pone especial énfasis en la hidratación y la recuperación. “Está pensada sobre todo para incorporar lo que el cuerpo necesita recuperar”, explicó.

En el almuerzo también se mantiene el formato buffet, con diversas fuentes de carbohidratos y opciones de proteínas. “Son la principal fuente de energía que utiliza el cuerpo, y más todavía en deportistas de alto rendimiento. Pan, pastas, papas… están dentro de lo recomendado. Incluso los dulces pueden ser útiles en ciertos momentos. Por ejemplo, en un entretiempo, cuando se necesita energía rápida, se utilizan gomitas, tutucas, dulces simples. En esos casos están totalmente permitidos dentro del contexto deportivo”, agregó.

La labor de Varela también tiene grandes desafíos, y el más complicado es satisfacer a todo el plantel. Claro, los jugadores tienen gustos y preferencias diferentes. “Siempre hay al menos dos opciones de menú, justamente para contemplar que no a todos les guste lo mismo. En caso de que no haya mayor variedad ese día, y algún jugador no pueda o no quiera comer lo que se ofrece, se gestiona una alternativa personalizada”, indicó.

Después de los partidos, es común ver a los futbolistas consumiendo pizza o milanesas. ¿Por qué lo hacen? “Para muchos, ya es una costumbre. A veces se da como una especie de premio, después de un esfuerzo grande. Vienen entrenando fuerte, cuidándose… y tras el partido se les ofrece una comida que les gusta, como una forma de relajar también desde lo emocional”, explicó.

Las vacaciones, por otro lado, son un gran desafío para los futbolistas. Es el momento que pone a prueba la disciplina individual de cada jugador. En el caso del “Decano”, Varela califica a los protagonistas como receptivos y profesionales. “Saben qué deben comer y cómo recuperar los hábitos que dejaron un poco de lado. Además, con el ritmo de entrenamientos, suelen volver rápido a su estado físico habitual. De todos modos, sí hacemos hincapié en acompañarlos, porque la idea es normalizar esos parámetros y, si es necesario, también trabajar en recuperar masa muscular. A veces sucede que durante el receso pierden masa muscular, pero normalmente, en las primeras dos o tres semanas, ya logran recuperar el estado con el que se fueron antes del parate”, explicó.

Varela, además, contó que Lucas Pusineri es un entrenador muy exigente con el peso de sus dirigidos. “Él propuso que los pesáramos todos los días. Pero nosotros le explicamos que a veces priorizamos más la composición corporal que el peso en sí. Subir o bajar un kilo no siempre significa algo negativo o positivo, y para los jugadores puede ser tedioso pesarse a diario. Entonces llegamos a un acuerdo: se pesan tres veces por semana. Además, las evaluaciones antropométricas generales las hacemos una vez al mes, salvo en los casos que requieren un seguimiento más específico, donde se evalúan cada dos semanas”, describió.

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