
El Castillo de Naveira, una etsuctura fascinante y enigmática.

Probablemente, pensar en castillos nos lleve al otro lado del Atlántico, a lugares tan lejanos como Alemania, España, Bélgica o Francia. Y aunque en Argentina no sea tan usual toparse con una estructura de este tipo, hay algunas de ellas escondidas por el territorio y con historias tan fascinantes como enigmáticas, como es el caso del misterioso Castillo de Naveira.
Desde una imagen aérea puede verse como el verde uniforme del bosque de Luján, en Buenos Aires se ve interrumpido por una colosal obra de arquitectura de un color desgastado por el tiempo. Entre la bruma neogótica y una muralla infranqueable se encuentra el Castillo de Naveira, creación del arquitecto belga Ernesto Moreau, quien también participó en la construcción de la emblemática obra religiosa, la Basílica de Luján.
Los orígenes del Castillo de Naveira
A finales del siglo XIX, la Argentina no tenía sistemas de monarquías, reales ni descendencia azul pero sí algunos castillos que surgieron cuando los vientos eran favorables para el país y este se convertía en la tierra de las oportunidades para los inmigrantes. Llegaban expertos europeos, entre ellos, arquitectos, que dejaron la impronta de su lugar de origen en todo el país.
Según indicó Infobae, la construcción, que data del siglo XIX, tiene su origen por el encargo de un viudo, originario de Leipzig, Alemania, llamado Enrique Beschtedt, acompañado por su única hija, Irene. Compró el terreno, a 10 kilómetros de la Basílica, ahora sobre la calle Beschtedt s/n encantado con los sauces que bordean un arroyo, y contrató a uno de los ocho arquitectos que trabajó en la Basílica de Luján, el belga Ernesto Moreau.
La historia de sus habitantes
Padre e hija vivieron en una casa entre dos ombúes que llamaron San Enrique. Tras contraer nupcias con el Dr. Domingo Fernández, Irene se convirtió en madre de 9 hijos: Elina Lucía, José Salvador, Alberto Manuel, Adolfo María, Manuel José María Flavio, Enrique, Alfonso Rodrigo, Enriqueta Matilde y Maria Inés. Lugar no les faltaría para su crianza, pero la familia numerosa dejó el castillo en 1913.
La propiedad fue adquirida por Matilde Golpe Brañas, viuda del filántropo español Manuel Naveira González. Este falleció a los 64 años y poseía en Buenos Aires casi 160 propiedades y 50 mil hectáreas en La Pampa dedicadas a la agricultura y ganadería. Ambos también tenían un solo hijo: José Roque Naveira Golpe. El castillo fue renombrado "San José" por su hijo, José Roque "Pepe" Naveira, quien amplió la propiedad con el mismo arquitecto, Ernesto Moreau.
Un dato sorprendente fue que "Pepe" Naveira se casó con Elina Fernández Beschtedt, nieta del constructor original, Enrique Beschtedt, uniendo así a las familias.
Fortalezas enigmáticas
Existe cierto misticismo alrededor de los castillos que son de propiedad privada ya que, poco se conoce lo que ocurre puertas adentro. El Castillo de Naveira es de propiedad privada y nunca ha estado abierto al público. Sus actuales propietarios, los herederos de la familia Naveira, son muy celosos de su intimidad y no están dispuestos a recibir visitas ni a dar notas, debido a la cantidad de llamadas que reciben, dijeron desde Infobae.
Otras estructuras enigmáticas de la Argentina que no están abiertos al público son el Castillo Huetel en 25 de Mayo (estilo francés), el Castillo La Candelaria en Lobos (estilo normando), el Castillo de Rafael Obligado en Ramallo y el Castillo Hotel en el Valle de Punilla, Córdoba.








